UNA PAREJA ESTADOUNIDENSE VIAJA AL EXTRANJERO PARA AYUDAR A LAS PERSONAS DEVASTADAS POR UN DESASTRE NATURAL
Mi esposo Rob y yo vivíamos cómodamente en el sur de California cuando nuestro amigo Chris Frey llamó para decir: “Indonesia necesita un Rob Richardson”. Indonesia había sido devastada por un terremoto de 9.1 grados y un tsunami. Chris invitó a Rob a unírsele como voluntario con Catholic Relief Services para reconstruir esa nación asiática.
Nos llenamos de preguntas: ¿Cómo llevar a nuestros niños, de 9, 6 y 5 años, y a nuestra bebé de 7 meses? ¿Y qué ayuda podríamos ofrecer?
A pesar de nuestros temores, en nuestro corazón sentíamos que esto era algo que Dios nos estaba llamando a hacer.
Como hija de un oficial del Ejército de Estados Unidos, viajé por el mundo mientras crecía, y aunque Rob pasó la mayor parte de su vida en un solo lugar, también sentía pasión por los viajes. Decidimos como matrimonio que vivir en otros países era importante para nosotros.
Nuestra primera asignación fue a El Cairo, Egipto. Nos mudamos con nuestro hijo de 18 meses, Jared. Rob hizo trabajos de ingeniería para el gobierno de los Estados Unidos.
En El Cairo, nuestra comprensión de la misión se profundizó con el Padre Maryknoll Doug May, quien bautizó a nuestro segundo hijo, Zach, en nuestra parroquia de la Sagrada Familia. Su fe y disponibilidad para todos nos mostró lo que significa el discipulado. Él motivaba a otros a vivir vidas de servicio en el contexto de su propia fe.

El Padre Maryknoll Doug May (a la izquierda) concelebró la misa con el Padre egipcio Francis Kamal, O.F.M., en la iglesia católica Holy Family en El Cairo. (M. Jones / Egipto)
Cuando Rob le presentó a Chris Frey al Padre Doug, los tres se hicieron amigos. El padre Doug ayudó a ambos, Rob, católico, y Chris, luterano, a darse cuenta de que tienen la misión de servir a los demás, especialmente a los más necesitados.
Cuando el tsunami golpeó a Indonesia, fue el padre Doug quien alentó a Chris a ser voluntario con CRS, y Chris a su vez llamó a Rob.
Así que nos mudamos con nuestros críos a Indonesia. No fue fácil, especialmente cuando se cortaba el agua o la electricidad en nuestra casa con techo de metal corrugado o cuando nos afectó el dengue y la malaria, a pesar de nuestros esfuerzos por mantener sanos a nuestros hijos. También nos preocupaba tener que educarlos en casa. Pero nuestras dificultades eran nada comparadas con las de las personas que se quedaron sin hogar año y medio después de uno de los peores desastres naturales de su historia.
Qué bendición fue que Rob se uniera a muchos otros incontables trabajadores de CRS en la construcción de refugios y reconstrucción de caminos, escuelas y mercados. CRS personificó el espíritu de “ama a tu prójimo” que vimos en el Padre Doug. Ellos no sólo ayudaron a reconstruir una iglesia católica de 80 años de antigüedad, sino también una mezquita local. Estoy feliz de que mi familia fuera parte de esta misión de misericordia.
Ahora estamos de regreso en Estados Unidos, viviendo en la ciudad suburbana de Pelham, Nueva York, y nuestros hijos están prosperando. Nuestro hijo mayor tiene 22 años y tiene sus ojos enfocados en la escuela de medicina. Sus dos hermanos y hermanas son adolescentes bien adaptados y disfrutan la vida con su hermana menor, Sophia, de 11 años.
Continuamos apoyando al padre Doug en sus proyectos misioneros y agradecemos que fue fundamental en llamarnos a la misión.
Karen Richardson es gerente de relaciones públicas de una compañía de software. Rob es vicepresidente de operaciones de una compañía constructora.