Pescadores de Luz

Tiempo de lectura: 5 minutos
Por: Rodrigo Ulloa-Chavarry, M.M.
Fecha de Publicación: Jul 30, 2020

El Padre Maryknoll Rodrigo Ulloa (atrás, terecero desde la izq.) y el grupo católico Pescadores de Luz, formado por becarios hispanos que estudiaban en Taiwán, durante sureunión de despedida.

La luz de un grupo de reflexión bíblica, formado por jóvenes becarios católicos hispanos que se conocieron en Taiwán continúa brillando

Muchas cosas en la vida empiezan cuando uno se da cuenta. Esto empezó en el año 2014, mientras yo servía en misión en Taiwán. Después de una misa dominical en la Iglesia San Vicente de Paul, en la villa de Shipai, cerca a Taipei, me di cuenta que la participación juvenil de la misa en español para la comunidad de inmigrantes en Taiwán—muchos de ellos becarios que se encontraban en el país por razones de estudio—había aumentado.

Para el siguiente domingo, se me ocurrió poner en el periódico mural de la parroquia una hoja de papel dividida en tres columnas: 1. Nombre. 2. E-mail. 3. ¿Cuál es tu historia bíblica favorita? Al final de la misa, durante los anuncios parroquiales, presenté la idea de crear un grupo juvenil con la intención de fomentar amistad, cultura bíblica y apoyo mutuo. Mi sorpresa fue que la lista se llenó y me tomé la tarea de enviarle a cada persona la visión que yo tenía del grupo, solicitando sus comentarios e iniciativas.

El Padre Maryknoll Rodrigo Ulloa y el grupo Pescadores de Luz en el parque Daan em Taipei, Taiwán
El Padre Rodrigo Ulloa (atrás, tercero desde la izquierda) y el grupo de reflexión bíblica, Pescadores de Luz, durante una actividad en el parque Daan en Taipei, Taiwán.
El grupo Pescadores de Luz, durante una excursión a un templo budista en Taipei.
El grupo Pescadores de Luz, durante una excuesión a un templo budista en Taipei, Taiwán.
El Padre Maryknoll Rodrigo Ulloa, sentado, y el grupo Pescadores de Luz la casa de Maryknoll en Taipei, Taiwán
El Padre Rodrigo Ulloa, sentado, y el grupo Pescadores de Luz durante una celebración navideña.

Después de una o dos semanas tuvimos nuestra primera sesión en el parque Daan, palabra que significa paz, uno de los parques más grandes de la ciudad de Taipei. Fuimos cuatro quienes empezamos esta primera reunión y a través del tiempo crecimos en número.

Abrimos una página en Facebook para organizarnos, comunicarnos y guardar documentos y fotos como referencia para el futuro. Los jóvenes decidieron, a la luz del contexto en que estábamos viviendo en la isla de Taiwán, darle al grupo el nombre de “Pescadores de Luz”.

La casa de Maryknoll en Taipei se convirtió en nuestro punto de encuentro para nuestras reuniones mensuales de viernes por la noche.  Primero cenábamos—desde pizza, ensalada, comida taiwanesa, frutas, sin faltar el helado de vainilla—y después teníamos las tan esperadas e inolvidables reflexiones sobre pasajes bíblicos.

Algunas veces las profundas reflexiones se extendían, cabalmente, hasta casi la medianoche, la hora de partida del último tren. Bien me recuerdo a los chicos y chicas corriendo a la estación del metro para no perderlo y llegar a sus puntos de partida en la gran ciudad de Taipei.

“Pescadores de Luz surgió para mí como una luz en medio de una gran oscuridad en mi vida”, dice Stephanie, una de las integrantes del grupo. “Fue a través del grupo que me encontré con el amor de Cristo. Encontré una familia, donde compartimos momentos tristes y momentos felices, pero principalmente nos alimentamos y alimentamos con el mejor y más puro amor, ¡el amor de Cristo!”

Para Alejandro, otro joven pescador de luz, el grupo significó tener una conexión con los valores católicos que cada estudiante obtuvo en su país de origen: “Se convirtió en un grupo de calidez Latina, en el cual discutíamos nuestros problemas habituales. Pescadores es y siempre será un grupo de latinos de diferentes nacionalidades que coincidimos en una cosa principal y es el Amor a Cristo y la Virgen María”.

“Poco a poco, Pescadores se fue transformando en nuestro hogar lejos de casa en Taiwán y convirtiéndose en un apoyo fundamental en el crecimiento de nuestra fe católica”, dice Gaby.

El grupo Pescadores de Luz se inició un año después que yo, como sacerdote Maryknoll, inicié mi misión en Taiwán, en la que serví hasta septiembre del 2016. Después que salí de Taiwán la luz del grupo se apagó, por decirlo así, pero este tiempo de pandemia me demostró que la luz de los pescadores de luz nunca se apagará.

Gracias a la tecnología de Zoom, WhatsApp y las videoconferencias, el grupo volvió a reunirse este año. Y la luz está más fuerte que nunca.

“Pescadores es… un mimo al corazón, la prueba más grande que Dios sí existe y mi norte en esta pandemia”, dice Antonella.

“Es un lugar de encuentro que me permite conocer y acercarme más a Jesús por medio de la oración y el estudio de su palabra”, dice Marcela. “Es un espacio en el que nos reunimos para compartir nuestras experiencias y entender mejor cómo nuestras vidas se van transformando poco a poco, con la gracia de Dios, para caminar y crecer en nuestra Fe”.

Durante este tiempo de pandemia, me he estado reuniendo con los pescadores de luz desde principios de marzo de este año, virtualmente, dos veces por mes y a veces hasta tres; y hemos visto pescadores que han regresado a la red convirtiéndose en protagonistas de un grupo que definitivamente nos da vida y siempre nos levanta a tener una esperanza viva en Jesucristo resucitado.

Un factor determinante que nos continúa uniendo es la experiencia de habernos conocido en Taiwán donde todo nació. Los pescadores ahora están en sus países: Brasil, Taiwán, Paraguay, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Honduras y Panamá.

Para mí, uno de los tesoros de haber formado este grupo es la elocuencia que tienen estos chicos y chicas para referirse a los pasajes bíblicos como si fueran sus propias historias.

Todo comenzó por darse cuenta y hoy doy gracias a Dios porque este grupo sigue pescando, sigue atrayendo y canalizando la sabiduría colectiva del grupo en maneras que sólo el Espíritu Santo sabe hacerlas. Qué Dios bendiga a los pescadores de luz.

Nota: Todas las fotos son cortesía del Padre Maryknoll Rodrigo Ulloa, M.M.

Catholic Foreign Mission Society of America

Sobre la autora/or

Rodrigo Ulloa-Chavarry, M.M.

El Padre Ulloa, nacido en Guatemala, fue ordenado sacerdote Maryknoll en el 2011. Él ha servido en Nepal y China, y actualmente trabaja como Director de Vocaciones para la Sociedad Maryknoll en Estados Unidos.

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