Cuando la pandemia llegó a Nueva York, y se extendió por meses, los servicios eclesiales y de organizaciones de base se cancelaron o pospusieron. Uno de esos grupos, sobre el que he escrito antes, es Cosechar (Reaping the Harvest, su nombre en inglés). Esta organización de voluntarios sirve a trabajadores agrícolas del Valle del Hudson en Nueva York, acompañando a sus familias, la mayoría de las cuales son inmigrantes.
Cada año, Cosechar había organizado una celebración comunitaria y otorgado becas estudiantiles para los hijos de los campesinos en honor a la memoria del Hermano Daniel Crimmins, C.F.C., quien dedicó años de su vida al servicio de estos campesinos. Mi esposo, Kenney Gould, de quien me siento muy orgullosa, es voluntario en Cosechar y el encargado de organizar la celebración y entrega de becas.
“Es un gesto de solidaridad y para motivar a que los demás jóvenes, hijos de campesinos, piensen en su futuro”, dice Kenney.
Este año, las familias preguntaron si la entrega de becas se iba a cancelar. Eso, porque debido a la pandemia, las familias no se iban a poder congregar para la misa, rezar El Rosario, ni compartir los deliciosos platillos que solían preparar para la ocasión.
Los voluntarios de Cosechar realizaron una consulta y observaron dos realidades. Por primera vez, en el quinto año de entrega de becas, cuatro alumnos calificaron para recibirlas. Un gran logro que las familias no querían dejar de celebrar.
La otra realidad es que las familias, como tantas otras comunidades latinas, habían sido afectadas por la pandemia de manera desproporcional. El contagio era alto en los sitios de trabajo, con consecuencias trágicas, sobre todo para los pacientes con menos acceso a servicios de salud. Y los trabajadores habían contagiado a personas en sus propias familias.
En cuanto al aspecto económico, se sintió fuertemente la baja de la economía. Como en otras partes del país, los inmigrantes no recibieron los mismos recursos de ayuda, como el estímulo económico, ni beneficios del desempleo, etc.
Para celebrar a los becados y cumplir con los protocolos de precaución de la pandemia, Cosechar, decidió hacer algo nuevo: una caravana para llevar las becas hasta los hogares de las familias en los mismos campos agrícolas.
La jornada empezó en el estacionamiento de una clínica para trabajadores migrantes del condado de Ulster. Allí, usando barbijos y desinfectantes, 25 vehículos fueron decorados con globos y letreros de colores. Cuando la caravana llegó a las granjas, cada familia o pareja permaneció en su auto o se paró al lado de su propio vehículo.
En la primera parada, Areli Moran y Kevin Martínez de New Paltz, ambos de padres mexicanos, recibieron sus becas y un pastel junto con un pequeño discurso amplificado por el parlante del teléfono. Areli estudia en el colegio comunitario del condado y Kevin en una de las universidades estatales. Ellos y sus familias se integraron a la caravana para la próxima parada. De igual manera, en medio de los manzanales, Walter y Alfredo Mazariego, gemelos idénticos, de Plattekill, y de padres salvadoreños, recibieron sus becas y pastel. Ellos han ingresado a escuelas técnicas para aprender sobre auto mecánica y diseño.
“Los cuatro muchachos crecieron en las granjas, han participado en actividades con Cosechar y sus familias son muy queridas por la comunidad”, explica Kenney. “A los presentes ¡les dio mucho gusto pitar con fuerza el claxon al entregarles sus premios!”
La jornada terminó en el cementerio, al lado de la tumba del hermano Daniel, donde con los barbijos puestos y manteniendo el distanciamiento social, rezamos y cantamos la canción favorita del hermano, “Pescador de hombres”.
El Papa Francisco, dice que hay que vacunarnos contra el virus de la indiferencia. Durante esta pandemia, celebremos las formas de unirnos en solidaridad, como inmigrantes y con los inmigrantes. Acordémonos de personas como el hermano Daniel, y pidámosle a Dios que siga la cosecha abundante.
Imagen destacada: Este año, por motivo de la pandemia de COVID-19, la organización Cosechar (Reaping the Harvest) organizó una caravana para entregar cuatro becas a estudiantes de familias agrícolas.