Después que los huracanes Eta e Iota azotaran Centroamérica, a los expertos les preocupa que sus efectos se puedan sentir durante años, lo que provocaría una crisis económica más profunda y una migración más generalizada hacia el norte. Guatemala, Nicaragua y Honduras fueron los países más afectados, pero El Salvador, Panamá, Costa Rica y Belice también sintieron los efectos. La pérdida inmediata de vidas reportada fue de al menos 200, pero la devastación agrícola e infraestructural tendrá consecuencias para las comunidades locales. Aproximadamente 5 millones de personas se vieron afectadas por las tormentas y alrededor de medio millón se han visto desplazadas. Hasta que se aborden estos problemas, las personas que se encuentran desesperadas por la devastación querrán migrar al norte. Los defensores en los Estados Unidos están pidiendo a la administración entrante de Biden una nueva designación del Estatus de Protección Temporal para las personas de las áreas afectadas por los huracanes.
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