Gracias Abundantes Fluyen En Taiwán

Tiempo de lectura: 3 minutos
Por: Yu-Mei Lee
Fecha de Publicación: Mar 1, 2021

 

Cuando toqué la puerta de la Escuela de Idiomas de Maryknoll en Taichung, en 1974, estaba solicitando un trabajo. No tenía idea que sería el inicio de una amistad con los Padres y Hermanos Maryknoll que continúa hasta hoy.

En ese tiempo, yo recién comenzaba a estudiar en la Universidad de Tunghai en Taichung, cuando supe que la Escuela de Idiomas de Maryknoll estaba buscando un profesor de mandarín. Cuando fui a la entrevista de trabajo, el Padre James A. Collignon me dijo: “Ya no necesitamos profesores de Mandarín, pero si estás interesada en enseñar taiwanés, ¿puedes aprender taiwanés romanizado? (el idioma taiwanés escrito con caracteres romanos)”. Dije que sí. Después de seis meses de estudio, aprobé el examen.

De esa manera, me convertí en una profesora de medio tiempo en la Escuela de Idiomas de Maryknoll hasta que me gradué de la universidad en 1978.

A través de los años, le enseñé a muchos misioneros Maryknoll. Un estudiante que tuve por largo tiempo fue el Padre Eugene Murray. De 1997 al 2000 el pasó cuatro horas de cada lunes estudiando el nuevo catecismo de la Iglesia Católica en caracteres chinos.

Al Padre Richard Devoe, quien tenía una camioneta con tracción en las cuatro ruedas, le gustaba escuchar cintas grabadas mientras manejaba. Yo grabé las lecturas dominicales de las Escrituras en mandarín para él. En el proceso, yo tuve la oportunidad de leer las Escrituras.

Mi segundo director en la escuela de idiomas, el Padre Frank O’Donnell, me pidió traducir las partes ordinarias de la Misa del chino al taiwanés. Los otros profesores no podían entender porqué él me eligió a mí, una no católica, para hacer el trabajo. Eventualmente llegué a darme cuenta que él me estaba dando una oportunidad para conocer mejor la religión católica. Empecé a estudiar la doctrina católica con una hermana religiosa y fui bautizada. Mi esposo, Zhe-Feng Lin, siguió mis pasos después de estudiar catolicismo con el padre Murray.

No solo fue el estudio de la doctrina lo que nos atrajo a la Iglesia Católica, sino también el ejemplo de los misioneros Maryknoll. Eran tan gentiles y dedicados a sus misiones y perseverantes en aprender el difícil idioma taiwanés para que puedan servir mejor al pueblo.
Recuerdo como el padre O’Donnell solía inmediatamente escribir una palabra que escuchaba por primera vez y me pedía ayuda para entender lo que significaba. Además, estaba preocupado por las personas con impedimentos auditivos y aprendió a comunicarse con ellos usando lenguaje de señas.

Él también invitó a sacerdotes taiwaneses a que vayan a la casa de Maryknoll para que traduzcan los misales dominicales del chino al taiwanés. Incluso hasta ahora, la mayoría de las parroquias taiwaneses usan estos libros.

Yo quedé encantada cuando el Padre Clarence Engler estableció el Centro para Servicios Informativos en Taichung y me pidió que grabe el leccionario con las lecturas para las Misas dominicales en taiwanés y mandarín para la página electrónica.

Uno de los momentos más felices de mi vida llegó en el 2011 cuando el Padre Alfonso Kim, el superior regional de la Sociedad Maryknoll para Asia, me invitó a la Misa por el Centenario de Maryknoll en la Catedral de San Patricio en Nueva York y a leer una de las peticiones durante la Oración de los Fieles. “¿Es esto cierto?” me pregunté. “¿Estoy soñando?”

Yo quise llevar un regalo especial para Maryknoll. Mi esposo me dijo: “Déjame que talle los rostros y nombres de los fundadores en piedra”. Los Padres y Hermanos Maryknoll pusieron el regalo en exhibición en su casa central en Nueva York.

El día de la Misa por el Centenario yo me puse muy nerviosa al pararme al frente de tantas personas para recitar mi oración. Pero Dios me ayudó.

Le doy gracias Dios por darme la gracia que necesitaba ese día y por las abundantes gracias que he recibido por más de 40 años con Maryknoll.

Imagen destacada: Lee (blusa de flores) junto a la Hermana Maryknoll Shu-Chen Wu, oriunda de Taiwán, en la Misa Centenario de los Padres y Hermanos Maryknoll en la Catedral de San Patricio, NuevaYork. (Cortesía de Yu-Mei Lee)

Sobre la autora/or

Yu-Mei Lee

Yu-Mei Lee es profesora de mandarín y taiwanés en la Escuela de Idiomas Maryknoll en Taichung, Taiwán.

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