‘Esperanza en las Pezuñas’

Tiempo de lectura: 5 minutos
Por: Nancy Richards
Fecha de Publicación: Sep 1, 2021

A través de un proyecto con cabras en Tanzania, una afiliada Maryknoll descubre que la misión no tiene fronteras.

Nunca imaginé que sería posible hacer misión en Tanzania desde mi sala en el estado de Washington. Pero un proyecto con cabras, acertadamente llamado ‘Esperanza en las Pezuñas’, no solo se ha convertido en una misión para mí, sino también para muchos  amigos estadounidenses que les están regalando a las familias necesitadas de este país africano cabras y mucho más.

Por los últimos 18 años, he sido una afiliada Maryknoll y desde hace mucho me ha atraído la misión, tanto a nivel mundial como local. 

A nivel local, hago ministerio de prisiones. Pero en el 2016, tuve la oportunidad de experimentar la misión en el extranjero a través del Padre John Mollel. Él había servido en mi parroquia de la Iglesia de la Santa Cruz en el suburbio de Lake Stevens en Seattle. Cuando tuvo que regresar a su parroquia de origen en Arusha, Tanzania, me invitó a visitarlo.

Recibí una increíble hospitalidad del pueblo de Tanzania, incluso en medio de su gran pobreza. 

Yo compartí los frutos de mi viaje con los miembros de mi Capítulo de Afiliados Maryknoll de Seattle cuando regresé a casa. No solo se sintieron inspirados, sino que también me apoyaron en mi deseo de mantenerme conectada con Tanzania.

Hace tres años, el padre Mollel falleció, pero me había dejado un grupo de amigos para siempre. Uno de ellos me conectó en Facebook con Samson* Gladstone, un maestro local.

A principios del año pasado, vi la publicación de Samson (Sam) en Facebook de que estaba comprando cabras a $25 para madres solteras en Karatu, cerca de Arusha. Las mujeres, explicó Sam, usan la leche para alimentar a sus familias, para venderla o hacer queso. Las cabras tienen crías un par de veces al año, lo que pronto se convierte en rebaños. 

Estas cabras les dan a estas mujeres independencia, además de un medio de apoyo económico. 

Le dije a Sam que compraría una cabra. Dos días después, recibí una foto de mi cabra y de la familia que la recibió. Al lado había un letrero de agradecimiento escrito a mano. Eso me conmovió profundamente.

Mientras tanto, COVID-19 había impactado todas nuestras vidas. Para mayo del 2020, estaba estresada por la pandemia, y no podía realizar mi ministerio local. 

Le pregunté a Dios qué podía hacer para ayudar a los demás. Había publicado fotos en Facebook de mis cabras para que mis amigos y compañeros afiliados pudieran ver a las familias atendidas. Les dije que si estaban interesados en comprar una cabra por $25 o una vaca por $130 que me avisaran. ¡La respuesta fue abrumadora!

Los estudiantes de la Academia St. Paul, quienes no podían pagar uniformes y mochilas, recibieron estas necesidades escolares junto con bocadillos de parte del proyecto. (Cortesía de Samson Gladstone/Tanzania)

Los estudiantes de la Academia St. Paul, quienes no podían pagar uniformes y mochilas, recibieron estas necesidades escolares junto con bocadillos de parte del proyecto. (Cortesía de Samson Gladstone/Tanzania)

Ahora, los voluntarios locales en Tanzania, Lotha Loyewo, Rodgers Mungure y Kajuju Theophil, junto con Sam, se encuentran entrevistando a una larga lista de mujeres que están solicitando una cabra. Todos los voluntarios allí son profesores y ellos pasan tiempo alejados de sus familias o trabajos para poder ayudar con el proyecto. 

Al entregar los animales, los voluntarios han descubierto que muchas de estas familias también necesitan comida, ropa, artículos para el hogar y asistencia médica.

Yo realizo un seguimiento de las donaciones, hago letreros de agradecimiento y los envío por correo electrónico antes de las entregas. Al ver las fotos de las familias que reciben las cabras, muchas personas envían dinero adicional. 

Los voluntarios están muy agradecidos de poder comprar los alimentos necesarios, ropa para los niños y las mamás, camas, ropa de cama, medicinas y muebles. Los voluntarios también llevan a las mujeres y los niños a las citas médicas, los acompañan y me mantienen informada. El 100% de las donaciones recibidas van a las familias.

En diciembre del 2020, una de nuestras afiliadas de Seattle, Carolyn Creighton, hizo muchas llamadas telefónicas y fue instrumental en obtener más de 40 órdenes de cabras para Navidad de nuestro Capítulo Seattle. Donantes de Maryknoll, familiares y amigos en Facebook han mostrado entusiasmo en ayudar. Varias personas han pagado generosamente las cirugías de los niños y han dado dinero para la comida del resto de la familia. Estos niños nunca hubieran tenido la oportunidad de llevar una vida normal sin estas cirugías. Hemos ayudado a tres niños con problemas graves en las piernas; financiado una cirugía ocular; y proporcionado anteojos para una niña con sida. Hace poco, vimos el siguiente milagro.

Una mujer cuyo hijo pequeño, Said, tenía agua en el cerebro, nos suplicó que lo ayudáramos. Sin comprometernos a cubrir el costo de una posible cirugía, dijimos que podíamos hacer que lo lleven a Arusha para una consulta. Dije que intentaría recaudar algunos fondos. 

Una donación reciente de $200 cubrió el viaje de Said, su madre y una voluntaria; una resonancia magnética; análisis de sangre y una visita al médico. Un neurocirujano vio a Said un miércoles y dijo que el niño debería permanecer en el hospital. Dos neurocirujanos especializados en este tipo de cirugías cerebrales partieron desde el Reino Unido y llegaban el viernes. Ellos realizarían la cirugía el lunes siguiente.

Derrick, un niño de Tanzania, obtuvo fondos del programa Esperanza en las Pezuñas para pagar la cirugía que necesitaba en ambas piernas porque tenía raquitismo. (Cortesía de Samson Gladstone/Tanzania)

Derrick, un niño de Tanzania, obtuvo fondos del programa Esperanza en las Pezuñas para pagar la cirugía que necesitaba en ambas piernas porque tenía raquitismo. (Cortesía de Samson Gladstone/Tanzania)

El proyecto Esperanza en las Pezuñas le dio a esta familia una cabra y, por seis meses, una nueva vivienda, hasta que la madre pudo dar soporte económico a su familia. Cuando escuché que el voluntario—sintiendo que no tenía otra opción—había firmado el consentimiento para la cirugía sin preguntar el costo, me preocupé. ¡Seguramente el costo sería inasequible! Pero cuando el voluntario les explicó la situación a los cirujanos, ¡ellos prestaron sus servicios de forma gratuita! El único costo fue de $120 por la estadía de Said en el hospital. Pagamos las comidas de su madre durante un mes y el transporte a casa.

Un día después de la cirugía de Said, de la nada, recibí donaciones de $100 y $250. Said regresará para una cita de seguimiento y me dijeron que su cabeza ha comenzado a tomar su forma normal.

Para el verano del 2021, ya habíamos entregado 249 cabras y 20 vacas, financiado mucha asistencia médica, y proporcionado alimentos, ropa, uniformes escolares, libros escolares y juguetes para el patio de recreo, mesas y sillas, camas, colchones y ropa de cama.

Yo planeo regresar a Tanzania lo antes posible y conocer a muchas de estas familias. Y enviaré fotos a aquellos que hayan donado o enviado oraciones. A través de este proyecto, he aprendido una lección importante: puedes llegar y tocar a las personas desde cualquier lugar y, a través de la gracia de Dios, hacer conexiones que son milagrosas.

 

*Nota de redacción: La versión impresa de este artículo tenía el nombre equivocado del voluntario Samson Gladstone. Lamentamos el error.

Imagen destacada: El proyecto Esperanza en las Pezuñas le dio a esta familia una cabra y, por seis meses, una nueva vivienda, hasta que la madre pudo dar soporte económico a su familia. (Cortesía de Samson Gladstone/Tanzania)

¿Quisiera ser un afiliado Maryknoll? Contacte a Robert Short: affiliatebshort@gmail.com | maryknollaffliates.org

Sobre la autora/or

Nancy Richards

Nancy Richards es una asistente ejecutiva en una corporación aeronáutica multinacional. Ella tiene tres hijos adultos y un nieto.

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