Por David Agren, Catholic News Service
CIUDAD DE MÉXICO (CNS) — Un funcionario del Vaticano exhortó a los obispos mexicanos priorizar los ministerios de migrantes, incluso en diócesis sin flujos migratorios significativos, diciendo: “No existe ninguna diócesis en México que pueda ignorar este llamado”.
En una presentación virtual el 13 de septiembre para sacerdotes y obispos mexicanos, el cardenal Michael Czerny, subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, describió la situación de deterioro de los migrantes que viajan por el país y buscan asilo y señaló: “Todo el territorio mexicano está siendo impactado por la emigración, la transmigración, la inmigración, las personas que han retornado o el desplazamiento interno”.
El llamado del cardenal a dar prioridad a los migrantes se produce cuando el número de migrantes que llegan a la frontera sur de Estados Unidos alcanza niveles no vistos en dos décadas, mientras que México actúa nuevamente como un país amortiguador, deteniendo a migrantes en las profundidades de su propio territorio.
En las últimas semanas, en el sur del estado de Chiapas, las fuerzas de seguridad mexicanas han disuelto cuatro caravanas: movilizaciones de migrantes, incluyendo muchos haitianos, que viven en la miseria mientras esperan que se procesen sus documentos de paso seguro o solicitudes de asilo.
En la frontera norte con Estados Unidos, los migrantes están siendo enviados de regreso a México bajo el Título 42 — que facilita expulsiones por motivos de salud publica — y se le ha pedido a México que acepte el plan conocido como Permanecer en México, que obliga a solicitantes de asilo a permanecer en territorio mexicano mientras sus casos son escuchados en tribunales estadounidenses.
El cardenal Czerny pidió a los obispos crear conciencia y organizarse para satisfacer las necesidades sociales y espirituales de los migrantes. El cardenal también dijo que la respuesta podría llegar a través de “instrucciones y mensajes, que iluminen las congregaciones y ataquen las causas que obligan a las personas a abandonar sus países de origen”.
Los obispos de México se han pronunciado con más fuerza sobre los asuntos migratorios. El cardenal Czerny les pidió continuar, diciendo: “Especialmente porque los gobiernos de la región se están alineando con una política anti-migrante, la voz de la iglesia (de Centroamérica, México, Estados Unidos, Canadá, y el Caribe) puede ayudar a promover la solidaridad, la fraternidad cristiana en un ambiente que tiende a ser exclusivo, xenófobo”.
“La prolongación de la pandemia y la consecuente aceleración y agravamiento de las crisis económicas, sociales, y políticas de varios países (centroamericanos), junto con el endurecimiento de las políticas migratorias de Estados Unidos y México, ha hecho que la dinámica migratoria en la región … genere una mayor necesidad de emigrar”, expresó el cardenal.
Un documento separado sobre migración, publicado el 13 de septiembre por las provincias jesuitas de México y Centroamérica, hizo eco del cardenal Czerny, quien es jesuita, y describió siete razones principales para la migración forzada de la región.
Las razones incluyeron: “desigualdad de oportunidades para el desarrollo humano pleno asociado a un modelo económico”; desilusión hacia los “procesos democráticos existentes” en una región con una autocracia creciente, corrupción política impune, y cárteles de la droga que se entrometen en la política; falta de gasto social en las personas más necesitadas; “la influencia de los narcotraficantes y el tráfico de armas”; la inseguridad, la militarización, y las” violaciones sistémicas de los derechos humanos” y el cambio climático.
El documento también señaló una perspectiva “individualista” que se filtra desde las clases gobernantes y empresariales al nivel comunitario y “favorece una narrativa creada por las élites económicas mundiales, donde hay una apertura al comercio, pero no a las personas”.
El documento jesuita continuó: “La visión hacia afuera se convierte, a través de la migración forzada . . . una válvula de escape de la presión social y política hacia los gobiernos locales, y las remesas que llegan de Estados Unidos son sedantes para calmar las desigualdades socioeconómicas”.
Los migrantes que llegan a México provienen de mucho más allá de Centroamérica, según dicen participantes del ministerio de migrantes. El tipo de migración también ha cambiado, lo que ha provocado la necesidad de reevaluar el trabajo de los ministerios de migrantes, manifestó el padre Scalabriniano Julio López, secretario ejecutivo del ministerio de migrantes de los obispos.
“El drama migratorio de hoy es mucho más evidente y dramático que hace unos años, cuando la migración no era más que de paso”, acotó el padre López, quien asistió virtualmente a la presentación del cardenal Czerny.
En años anteriores, las parroquias proporcionaban comidas y los migrantes pasaban solo por unos días, dijo. También hay un número creciente de mexicanos desplazados internos debido a la violencia; los refugios los están cuidando.
“Hoy en día es mucho más difícil porque no son cinco o diez personas, sino miles, y no se quedan dos o tres días, pero están varados durante meses”.
Las diócesis mexicanas se han ocupado de los migrantes varados tanto en la frontera norte como en la frontera sur con Guatemala.
La conferencia episcopal se ha pronunciado sobre ambas situaciones; en años anteriores, tendían a permanecer en silencio.
“Hay una mayor sensibilidad, un mayor compromiso de los obispos sin duda”, dijo el padre López. “La iglesia mexicana se ha tomado muy en serio este tema”.
Imagen destacada: El cardenal canadiense Michael Czerny, subsecretario para migrantes y refugiados en el Dicasterio del Vaticano para la Promoción del Desarrollo Humano Integral, en el Vaticano el 12 de febrero de 2020. En una presentación virtual el 13 de septiembre del 2021, el cardenal instó a los obispos mexicanos a priorizar los ministerios de migrantes, incluso en diócesis sin flujos migratorios significativos. (Foto CNS/Paul Haring)