Extendiendo una Mano de Hospitalidad

Tiempo de lectura: 6 minutos
Por: Lynn F. Monahan
Fecha de Publicación: Jun 1, 2022

UN EX-MISIONERO LAICO MARYKNOLL AYUDA A REASENTAR A REFUGIADOS DE AFGANISTÁN EN ESTADOS UNIDOS.

Para el ex-Misionero Laico Maryknoll Merwyn De Mello el impacto de la retirada de las fuerzas militares de Estados Unidos de Afganistán, y sus caóticas consecuencias, ha sido doloroso. Sin embargo, la llegada de decenas de miles de refugiados que huyen de ese país también ha significado reconectarse con un pueblo que él considera uno de los más hospitalarios del mundo.

El verano pasado, el mundo fue testigo del caos de multitudes de afganos que invadían el aeropuerto de Kabul, desesperados por escapar de la toma del control del país por parte de los talibanes. Después de haber trabajado con su esposa, Kirstin, en un proyecto de consolidación de la paz en Afganistán del 2014 al 2017, De Mello sintió “mucha tristeza, ansiedad y preocupación” por las personas que conoce allá.

“La situación de mis ex compañeros es precaria”, dice, recordando a los afganos con los que trabajó. También le preocupa el pueblo afgano en general y cómo será la vida de aquellos que no pudieron salir del país.

“Mi temor, por mis compañeros, amigos, incluso la gente común como los que venden verduras en carretillas, es ¿cómo van a vivir con esto?”, se pregunta De Mello. La difícil situación de las personas que conoció y de las que se hizo amigo mientras vivía en Kabul lo atormenta.

De Mello (quien habla dari, que conjuntamente con el pashto son los idiomas oficiales de Afganistán) encuentra cierto consuelo en su experiencia personal con el pueblo y la cultura afgana. “Hay mucha resiliencia en la gente”, dice De Mello. “Así que encontrarán una manera. Han sobrevivido décadas de guerra y conflicto y continúan encontrando una manera de existir y vivir”. 

“Pero”, agrega, “este podría ser uno de los momentos más desafiantes hasta ahora en su turbulenta historia”.

Desde diciembre, De Mello empezó a ser voluntario, a través de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, en el proyecto Operation Allies Welcome en el condado de Montgomery, Maryland. El sitio, había albergado a un gran número de afganos, incluyendo a familias que recibían tratamiento médico. 

“La necesidad en algunos casos era bastante grave”, dice. “Eran personas con necesidades urgentes”. Algunos tienen enfermedades o condiciones pre-existentes; otros resultaron heridos justo antes de la evacuación. Muchos llevan cicatrices del trauma de su experiencia. Para llegar a Estados Unidos, ellos han tenido que transitar por uno o más países y pasado un tiempo en una o más bases militares.

El objetivo, explica De Mello, era ayudar a preparar a los afganos para su reasentamiento en Estados Unidos. Los servicios en este lugar incluyeron  orientación cultural, clases de ESL (inglés como segundo idioma), orientación al proceso legal y actividades dedicadas a las necesidades particulares para el bienestar de las poblaciones de mujeres, hombres y niños.

Merwyn y Kirstin De Mello reciben una clase de lenguaje shona de una profesora de idiomas en una comunidad parroquial jesuita en las afueras de Harare, la capital de Zimbabwe. (Cortesía de Merwyn De Mello/Zimbabwe)

Merwyn y Kirstin De Mello reciben una clase de lenguaje shona de una profesora de idiomas en una comunidad parroquial jesuita en las afueras de Harare, la capital de Zimbabwe. (Cortesía de Merwyn De Mello/Zimbabwe)

“Expresé mi interés y me integraron rápidamente en el programa
debido a mi capacidad con el idioma dari y mi familiaridad con la cultura afgana”, dice. “Un valor subyacente para mí es mi amor y preocupación por el pueblo afgano”.

De Mello dice que su amplia experiencia intercultural también fue un punto importante para este servicio. Nacido en Kenya de ascendencia india, su familia regresó a la India cuando tenía 13 años. Él es residente permanente en Estados Unidos. En 1994, De Mello comenzó a servir con los Misionero Laicos Maryknoll, primero en Japón y luego en Tanzania.

Él y su esposa se casaron en el 2006 y trabajaron con los misioneros laicos en Zimbabwe. Después de regresar a Estados Unidos, sirvieron junto con Community Peacemakers Teams (anteriormente Christian Peacemaker Teams) en Chicago. Después de un par de años, decidieron servir en el extranjero nuevamente.

“Sentimos que nuestra pasión por el servicio en el extranjero aún no había terminado”, dice De Mello. “Cuando Afganistán surgió como una posibilidad, nos atrajo”.

La pareja llegó a Kabul, la capital de Afganistán, en 2014 como voluntarios del Comité Central Menonita (MCC) asignados como asesores de paz en un proyecto con un asociado del MCC. Trabajaron allí hasta 2017, y luego se trasladaron a Bangladesh, donde sirvieron hasta 2020, también como asesores de paz.

“Mientras viví en Afganistán, interactué con todo tipo de personas en una variedad de entornos, tanto como pude dadas las estrictas medidas de seguridad”, dice. Su nacionalidad india, su voluntad de usar el atuendo masculino afgano (la camisa perahan y los pantalones tunban) y su creciente destreza para hablar dari construyeron puentes con la población local. La pareja se propuso conocer a sus vecinos afganos.

Las relaciones con sus vecinos y los vendedores de la calle protegieron a la pareja, porque la gente los cuidaba, dice De Mello. “A veces, estaba caminando por la calle y el dueño de una tienda o un vendedor en un carrito me apartaba y me decía: ‘Por favor, ven a tomar un té conmigo… es mejor que te sientes en mi casa y tomes una taza de té porque vemos algunos extraños deambulando. La calle no es segura para ti. ¿Okay?’”

En Japón, Merwyn De Mello visita a unos amigos indigentes que vivían en cajas de cartón a lo largo del río Sumida de Tokio. (Cortesía de Merwyn De Mello/Japón)

En Japón, Merwyn De Mello visita a unos amigos indigentes que vivían en cajas de cartón a lo largo del río Sumida de Tokio. (Cortesía de Merwyn De Mello/Japón)

Los De Mello en un retiro en Nepal con las montañas del Himalaya al fondo. Ellos sirvieron en el Comité Central Menonita en Afganistán de 2014 a 2017, y luego en Bangladesh hasta 2020. (Cortesía de Merwyn De Mello/Nepal)

Los De Mello en un retiro en Nepal con las montañas del Himalaya al fondo. Ellos sirvieron en el Comité Central Menonita en Afganistán de 2014 a 2017, y luego en Bangladesh hasta 2020. (Cortesía de Merwyn De Mello/Nepal)

Eso era parte del código de honor afgano: proteger al huésped y al extranjero, dice él. “La hospitalidad y protección que se ofrece a un huésped trasciende las diferencias étnicas, religiosas y económicas”, dice De Mello. “Ser huésped en un hogar afgano es una bendición de Alá para la familia; proteger al huésped es como un juramento de honor”.

“En todos los lugares donde hemos vivido, hemos recibido una cálida y generosa bienvenida”, continúa, “pero nunca hemos experimentado en ningún otro lugar el tipo de hospitalidad que experimentamos en Afganistán”.

Mientras De Mello trabajaba con los recién llegados de Afganistán, volvió a experimentar la hospitalidad afgana que había conocido en Kabul. Aunque su trabajo en Maryland implicaba brindar orientación cultural, apoyar el aprendizaje del inglés y ayudar con orientación legal, De Mello siente que él también sirvió como puente entre los afganos y otros miembros del personal de apoyo que los atienden. Él pudo entablar relaciones amistosas con las familias afganas.

Al reflexionar sobre las experiencias de los refugiados afganos, desde el caos al salir de Kabul a sus estadías en bases militares en Estados Unidos, De Mello ve que ellos todavía enfrentan un futuro incierto. El proyecto en Maryland donde trabajaba cerró en marzo, cuando las familias se instalaron en hogares por todo el país.

Esta es una fase intimidante en este entorno de reasentamiento, en sus hogares, al tener que adaptarse al sistema de empleo, administración del dinero, educación, salud, transporte e inmigración”, dice De Mello. “Además de la ansiedad y miedo por la seguridad de los seres queridos que se quedaron en Afganistán”.

Él continúa apoyando a algunos afganos que están en residencias temporales o hogares permanentes. “He aprendido mucho de la riqueza de la cultura afgana”, dice. “Seguiré acompañando al menos a aquellos a los que llegué a conocer bien, con quienes he forjado una relación”.

Imagen destacada: Kirstin y Merwyn De Mello sentados en la entrada de una antigua mezquita en Herat, la tercera ciudad más grande de Afganistán y un sitio histórico. (Cortesía de Merwyn De Mello/Afganistán)

Sobre la autora/or

Lynn F. Monahan

Lynn F. Monahan es director editorial ejecutivo de las revistas Maryknoll—Maryknoll magazine y revista Misioneros—y sirvió como misionero laico de Maryknoll en Perú durante los 1990s. Trabajaba para varios periódicos y agencias de noticias, incluyendo el ser corresponsal de la Associated Press en Perú, y después fue redactor en la sección de América Latina para Bloomberg News en Nueva York. Completó su licenciatura en comunicaciones y literatura en La Universidad de Syracuse, Nueva York, y su maestría en escritura en Manhattanville College, Nueva York.

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