Por el Padre John Siyumbu, M.M.
Domingo, 28 de agosto, 2022
Eclesiastés 3;17-18, 20, 28-29; Salmos 68,4-5, 6-7, 10-11; Hebreos 12,18-19, 22-24a; Lucas 14,1, 7-14
El Padre Maryknoll John Siyumbu reflexiona sobre la humildad y el don de encontrar a Dios de nuevas maneras cuando se experimentan diferencias raciales y culturales.
Viví en Cochabamba, Bolivia, como parte de mi formación y preparación para la ordenación al sacerdocio misionero con Maryknoll. Después de haber vivido con los Dazas, una maravillosa familia anfitriona, durante mi programa para aprender el idioma, me mudé a nuestra Casa de Formación en una parte diferente de la ciudad. Desde aquí, caminaba hasta la catedral de la ciudad durante los días de semana para la misa de las siete de la mañana.
Llegué a estar familiarizado con muchos de los comerciantes en las calles. Había una señora que vendía deliciosas tucumanas (empanadas). Muchos otros vendían artículos cotidianos en puestos improvisados y en tienditas minoristas a lo largo de las calles. Los comerciantes vendían artículos variados que iban desde repuestos de automóviles hasta ropa y papelería. Movíamos las manos en señal de “buenos días” mientras caminaba. No nos conocíamos bien, pero me parecía que esperábamos vernos cada mañana.
Noté algo curioso durante esos primeros días en Cochabamba. Cada vez que había dos o más personas en un puesto, una pellizcaba ligeramente a la otra, luego susurraba algo mientras yo pasaba. Esto sucedió con cierta regularidad. Hablé sobre lo que había observado con algunos de mis profesores de la escuela de idiomas. Aprendí que el verme se convertía en una ocasión para desear suerte a un amigo o colega. ¡Lo que susurraban era “buena suerte”! Aprendí hacían esto cada vez que veían a alguien de ascendencia africana.
Se me ocurrió imaginar que estaba pisando el jardín espiritual de un pueblo. Además, podría, como explica la primera lectura del libro de la Sabiduría, profundizar en este fenómeno cultural.
He vivido en otras culturas donde él ver a una persona de ascendencia africana provoca respuestas similares, pero menos benignas. Había algo espiritual en esta respuesta cultural boliviana a lo diferente y a lo diferente de alguien de ascendencia africana. Hay una variedad de formas de interpretarlo.
La lectura de Hebreos nos invita a adoptar una actitud de reverencia. Esto es útil cuando uno se acerca a “otra” persona, cultura y situación. Las culturas, al igual que las personas, están imbuidas de un misterio que apunta a Dios, al creador de todo. Claro, este misterio está mediado a través de las maneras de los humanos, pero, aun así, el humilde discípulo de Cristo elegirá sentarse dónde será invitado a verdades más profundas: en Dios y como Dios se revela a sí mismo en una cultura o en una persona.
Mediados a través del “otro” somos invitados a experimentar la maravilla de Dios; la presencia de Jesucristo a través de las “llamas de fuego” manifestado por el cariño sudamericano u otros sucesos que se pueden parecer ser a lo que Pedro llama el “abismo de las tinieblas”. Las tinieblas de la polaridad que impiden la práctica de la humildad. Las tinieblas de la división que ocasionan altercados y controversias en todo en lugar de permitir la creación de la unidad.
A través de las llamas de fuego y el abismo de las tinieblas de nuestras vidas, la carta a los Hebreos nos invita a discernir humildemente la presencia de Dios en las circunstancias particulares de nuestras vidas. Dios nos llama a acercarnos humildemente a la maravilla de Dios.
Poco después de su ordenación, el Padre Maryknoll John Siyumbu fue asignado a Puno, Perú.
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Imagen destacada: El recientemente ordenado padre Siyumbu (centro) celebró una Misa en la iglesia Old Saint Patrick’s en Chicago el 12 de junio de 2022. Junto a él aparecen (de izquierda a derecha) el ex educador misionero Jorge Rivera; la educadora misionera Barbara Escobar; la Hermana Maryknoll Norma Pocasangre; Winnie López, miembro del personal de Maryknoll; Luna, educadora misionera, y los seminaristas Patrick Otiendo Okok y Matthew Sim. (Foto cortesía de Maryknoll Young Adults)