La inclusión es un valor esencial para nuestro trabajo como misioneros laicos Maryknoll. Muchos de nuestros ministerios abordan formas en las que podemos ayudar a crear oportunidades para quienes se encuentran marginados y trabajar juntos para crear un mundo más justo. En una de sus famosas homilías, el mártir y beato salvadoreño Rutilio Grande le recordó al pueblo salvadoreño que Jesús invita a todos a sentarse a la mesa y a participar en el banquete. Debemos buscar la presencia de Dios y la dignidad que cada persona posee y esforzarnos por construir un mundo donde todos sean bienvenidos.
Recientemente ha sido muy difícil encontrar el valor de la inclusión en El Salvador. Luego de un aumento en los asesinatos relacionados con pandillas a fines de marzo, el gobierno salvadoreño implementó un estado de emergencia y suspendió muchos derechos debido al proceso. La policía puede arrestar a alguien hasta por 15 días sin ningún cargo formal y también puede registrar teléfonos celulares para encontrar alguna conexión con pandillas. Esto ha llevado a un aumento de la presencia militar y policial en las comunidades más marginadas, así como frecuentes búsquedas casa por casa en busca de cualquier persona relacionada con las pandillas.
César dando clases particulares a estudiantes de secundaria cerca de nuestra biblioteca comunitaria. (Foto cortesía de MKLM/El Salvador)
Esta nueva realidad es especialmente difícil para jóvenes de comunidades marginadas. Están atrapados en medio de la guerra contra las pandillas y tienen que preocuparse de ser atacados tanto por las pandillas como por los militares. Mucha gente siente que es ilegal ser joven y pobre en El Salvador. Esto, junto a la falta de oportunidades laborales y educativas, crea una sociedad de exclusión para los jóvenes. Se estima que solo el 40% de los salvadoreños se gradúan de la escuela secundaria, y solo alrededor del 9% de la universidad. Muchos jóvenes se sienten desesperados y sin esperanza de un futuro brillante.
Nuestros alumnos ayudando a reparar la calle. (Foto cortesía de MKLM/El Salvador)
Esta nueva realidad ha golpeado muy fuerte a los jóvenes de nuestros programas. Uno de nuestros estudiantes universitarios becados, César, quien también está a cargo de la biblioteca comunitaria, fue detenido con su hermano cuando regresaba a casa de estudiar para sus exámenes parciales. Fue puesto en libertad después de pasar la noche en la cárcel y tuvo que recuperar su examen. Su hermano aún no ha sido liberado y César está trabajando con la universidad para sacar a su hermano de la cárcel. Los jóvenes como César están trabajando muy duro para tener éxito, pero siguen siendo marginados por la sociedad. Esta es la dura realidad de los jóvenes salvadoreños, y cada vez les resulta más difícil encontrar oportunidades.
A pesar de las dificultades, nuestros jóvenes siguen trabajando para construir un mundo más inclusivo. César continúa estudiando en la universidad y lidera programas para jóvenes. Nuestros estudiantes enseñan a los niños en la biblioteca, ayudan a reparar la calle y lideran una campaña ambiental comunitaria. Ellos continúan yendo a la escuela y haciendo sacrificios por el mejoramiento de sus familias y su comunidad.
Viven el mensaje del padre Rutilio Grande de que todos están invitados a la mesa para trabajar y crear oportunidades para la próxima generación. Me han enseñado mucho sobre el valor de la inclusión desde la perspectiva de los marginados. Sigo creyendo que, trabajando juntos, podemos encontrar la dignidad en toda la creación y crear un mundo lleno de amor y oportunidades.
Para leer el artículo original (en inglés), vaya a la página de los Misioneros Laicos Maryknoll. Los Misioneros Laicos Maryknoll ahora tiene un sitio web en español en https://mklm.org/es/.
Imagen destacada: Jóvenes becarios limpiando basura a lo largo de la carretera. (Foto cortesía de MKLM)
