Por Rhina Guidos, Catholic News Service
BALTIMORE (CNS) — El obispo Mark J. Seitz de El Paso, Texas, ha hecho un ministerio de lo que algunos ven como una crisis.
Desde su diócesis cerca de la frontera con México, se ha propuesto destacar el trabajo que ve como un camino hacia el Evangelio: servir a los pobres, al extranjero, a los que cruzan a Estados Unidos sin importar cómo ingresaron.
Fue por esto que a sus hermanos obispos les pareció natural elegirlo el año pasado como presidente del Comité de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (o USCCB, por sus siglas en inglés), un período de tres años que está a punto de comenzar. En el último año, se ha desempeñado como presidente electo; su mandato como presidente comienza cuando termine la reunión de obispos.
“Es algo que se ha convertido en una forma importante en la cual he experimentado vivir el Evangelio y creo que otros pueden encontrar esa misma oportunidad al aplicar la enseñanza de Jesús y vivirla, ver el rostro de Cristo en los pobres y en los que tienen literalmente nada”, expresó Monseñor Seitz a Catholic News Service el 15 de noviembre durante la reunión anual de obispos de otoño en Baltimore sobre su trabajo en asuntos de inmigración.
El prelado señaló que es una oportunidad de “vivir nuestra fe”.
A pesar de que la inmigración se convirtió en un tema polémico en las recientes elecciones intermedias en Estados Unidos, la USCCB apenas mencionó el tema durante el primer día de la reunión.
Sin embargo, los obispos fronterizos han estado ocupados en sus respectivas diócesis, lidiando con el creciente número de personas que intentan ingresar por la frontera sur de Estados Unidos. Otras diócesis también han estado lidiando con el aumento de las poblaciones de inmigrantes, ya que los políticos han estado transportando migrantes en autobuses hacia las ciudades del interior del país.
Monseñor Seitz explicó que El Paso había visto cruzar hasta 1,000 personas por día hasta que la administración de Joe Biden extendió una regla de salud para mantener afuera a los venezolanos, incluso a aquellos que buscan asilo después de enfrentar problemas en su volátil e inestable patria.
Esos números disminuyeron, “pero ahora están volviendo a incrementar gradualmente”, manifestó el obispo.
El 15 de noviembre, un juez federal impidió que la administración de Biden pueda usar la regla de salud para mantener alejados a solicitantes de asilo, lo que significa que se permitirá la entrada a más personas.
Y según como lo ve Monseñor Seitz, se les debería permitir entrar.
“No se van para poder aumentar sus niveles de ingresos. Se van porque temen por sus vidas y las vidas de sus hijos. Es así de simple”, acotó.
Los que ha visto tratando de ingresar a Estados Unidos vienen de lugares como Cuba, Venezuela, y Nicaragua — países que están experimentando caos económico y social.
Durante su mandato, expresó, quiere enfocarse en abordar los problemas que hacen que las personas abandonen sus países de origen, pero también la respuesta a aquellos que se presentan en Estados Unidos en busca de refugio. Esto es algo que se ha vuelto más crítico a medida que problemas como el cambio climático, la inestabilidad política y económica, y la violencia obligan a las personas a abandonar sus países de origen.
A medida que aumenta el número de migrantes en Estados Unidos, también incrementan fuertes críticas contra ellos.
“No vamos a cambiar el panorama político aquí, los horizontes políticos, por así decirlo, del tema de la inmigración hasta que cambiemos los corazones y las mentes en las comunidades de todo nuestro país y, desafortunadamente, la narrativa que se ha afianzado ha sido dirigida por muchos políticos que ganan cuando aumenta el miedo al inmigrante”, indicó Monseñor Seitz.
Incluso los partidos políticos que alguna vez buscaron soluciones y simpatía con los inmigrantes ahora también se enfocan solo en “cómo detener el flujo”, continúo diciendo, “sin considerar las causas de ese flujo y por qué viene la gente, sin considerar el derecho de asilo, que esperaríamos tener disponible si alguna vez tuviéramos que huir”.
Como pastor, dijo que trata de ver cómo la iglesia puede ayudar mejor a los necesitados con los recursos disponibles.
“Realmente está ampliando nuestra capacidad, la de las ONG y la iglesia, para recibir personas y brindarles la asistencia que necesitan para que puedan continuar su viaje, especialmente cuando las temperaturas frías se afianzan, incluso en nuestra área”, dijo. “Me preocupa mucho que las familias con niños pequeños se queden en nuestras calles”.
Pero incluso cuando aumentan los problemas que necesitan una solución, dijo que está “entusiasmado por asumir este papel”.
Ofrece a los cristianos la oportunidad de ver a las personas con los ojos de Cristo y brindarles el tipo de bienvenida que Jesús les brindaría: “con amor, paz, y esperanza”, dijo.
Imagen destacada: Migrantes que buscan asilo esperan ser transportados por agentes de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, después de cruzar el Río Bravo hacia Estados Unidos desde México, en Eagle Pass, Texas, el 26 de julio de 2022. (Foto CNS/Go Nakamura, Reuters)