WASHINGTON (OSV News) — Al menos 18 obispos católicos han firmado una petición de Pax Christi USA para que el gobierno de Estados Unidos reoriente el gasto militar para financiar las necesidades humanas.
“Se nos dice que nuestro gasto militar asegura la paz para nuestro pueblo y la Iglesia reconoce la necesidad legítima de una defensa adecuada de las naciones”, afirma la carta. “Pero nuestra dependencia del gasto militar sin restricciones tiene sus raíces en una noción equivocada de la paz y una comprensión errónea de lo que constituye la verdadera seguridad para nuestro pueblo”.
La carta formaba parte de la campaña “Bread Not Stones” (“Pan, no piedras”), patrocinada por la rama estadounidense del movimiento católico internacional por la paz y la justicia.
La campaña se puso en contacto con 99 obispos de 65 diócesis estadounidenses invitándoles a firmar la carta, y hasta el 22 de enero, 18 habían añadido sus firmas.
“Pero la historia de esta campaña no trata sólo de estos obispos. También se trata de los esfuerzos de los católicos de a pie de todo el país que instaron a su obispo a añadir su nombre a este documento moral que refleja las enseñanzas bien establecidas de la Iglesia Católica”, dijo Tom Cordaro, embajador de paz de Pax Christi.
“Al igual que la persistente viuda del Evangelio (Lucas 18,1-8), que siguió buscando la justicia de un juez indiferente”, los católicos persisten “en la esperanza” de que pueden convencer a su obispo para que afirme la doctrina social católica, escribió en un artículo en el sitio web del grupo con sede en Washington. “El llamado a reorientar el gasto militar para financiar las necesidades humanas no es (solamente) una preocupación pasada de la Iglesia”.
“La creciente brecha entre ricos y pobres se ve agravada por una brecha cada vez mayor entre el gasto de nuestra nación en armamento y preparativos para la guerra y nuestro compromiso de acabar con la pobreza”, decía la carta de adhesión. “Nuestros hermanos y hermanas pobres y marginados claman por el pan de la compasión y la justicia. ¿Seguiremos ofreciéndoles piedras?”
La carta cita la encíclica de 1967 de San Pablo VI “Populorum Progressio“: “La paz no se reduce a una ausencia de guerra, fruto del equilibrio siempre precario de las fuerzas. La paz se construye día a día, en la instauración de un orden querido por Dios, que comporta una justicia más perfecta entre los hombres”.
Durante el Concilio Vaticano II, a principios de la década de 1960, la Iglesia católica dejó claro que “la carrera de armamentos es la plaga más grave de la humanidad”, decía la carta, citando “Gaudium et Spes”, la Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual. “Debe ser condenada como un peligro, un acto de agresión contra los pobres y una locura que no proporciona la seguridad que promete”.
En diciembre, la Cámara de Representantes de EE.UU., en una votación bipartidista, aprobó la Ley de Autorización de Defensa Nacional para proporcionar un gasto militar anual récord de 886.000 millones de dólares.
“En nuestras diócesis escuchamos el clamor de los pobres, hambrientos del pan de la compasión y la justicia”, decía la carta. “Escuchamos ese clamor en nuestras oficinas de Caridades Católicas, en nuestras despensas de alimentos, en nuestros ministerios parroquiales de San Vicente de Paúl. Oímos ese grito en nuestras escuelas, hospitales, refugios para personas sin hogar y esfuerzos de ayuda a los inmigrantes”.
“El presupuesto federal de Estados Unidos es un documento moral que identifica lo que valoramos”, continúa la carta. “No podemos permanecer en silencio mientras nuestra nación despilfarra cientos de miles de millones de dólares cada año en sistemas de armamento que añaden poco a la seguridad nacional de nuestra nación mientras descuidamos a los pobres y marginados en nuestras diócesis y en todo el mundo”.
“Nuestra confianza equivocada en nuevas y cada vez más letales armas convencionales y nucleares nunca nos traerá la paz que anhelamos. Si queremos una paz auténtica, debemos buscar la justicia”, añadió.
Firmaron la carta dos cardenales, el cardenal Robert W. McElroy de San Diego y el cardenal Joseph W. Tobin de Newark, Nueva Jersey. Otros firmantes son: Los arzobispos John C. Wester de Santa Fe, Nuevo México, y Thomas R. Zinkula de Dubuque, Iowa; los obispos John E. Stowe de Lexington, Kentucky, Steven R. Biegler de Cheyenne, Wyoming, John P. Dolan de Phoenix, Daniel E. García de Monterey, California, Joseph R. Kopacz, de Jackson, Mississippi; el obispo Mark J. Seitz, de El Paso, Texas; el obispo Anthony B. Taylor, de Little Rock, Arkansas; el obispo Louis Tylka, de Peoria, Illinois; y el obispo auxiliar Matthew G. Elshoff, de Los Ángeles.
También firmaron la carta el obispo retirado Richard E. Pates, de Des Moines, Iowa; y los obispos auxiliares eméritos Thomas J. Gumbleton y Donald F. Hanchon, ambos de Detroit, Peter A. Rosazza, de Hartford, Connecticut, y Richard J. Sklba, de Milwaukee.
Oficialmente, la campaña ha terminado, pero Pax Christi USA dijo en su sitio web — paxchristiusa.org — que dará la bienvenida a firmas adicionales a la declaración de los obispos.
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