Servir a los pobres con dignidad

Tiempo de lectura: 6 minutos
Por: Giovana Soria
Fecha de Publicación: Jun 1, 2023

Para un bioquímico de Houston, el discipulado misionero es su verdadera vocación

Mesias Pedroza no olvida el corazón misionero del difunto Padre Maryknoll Gerald Kelly, un mentor que Dios  puso en su camino y que cada día lo guía para servir a Dios en el prójimo. Como discípulo misionero, Pedroza tiene una larga trayectoria acompañando a los pobres de Houston, Texas, y otras comunidades.

Sin embargo, esa semilla de pensar en los que menos tienen se la inculcaron desde que era un niño. Pedroza nació en Chicago, IL. A sus tres años, sus padres decidieron llevarlo a él, a su hermano y a sus dos hermanas a México para darles su cultura, lenguaje, y fe. Él recuerda su infancia llena de buenos momentos, pero a la vez de muchos retos. Sus padres se sacrificaron para darles lo mejor, incluso una educación católica. Luego que toda su familia vivió unos años en México, su padre y hermano regresaron a Estados Unidos para proveer para su familia. Fue difícil tener que separarse de ellos, dice él.

“Pasamos pobreza y teníamos que pedir dinero prestado para comer”, dice Pedroza, “pero nos enriquecimos del aprendizaje de mi familia. De mi madre Guadalupe aprendí la caridad y la oración, compartir un pedazo de pan con aquel que está en mayor necesidad. Mi madre me decía: ‘Ten, lleva este taco de frijoles a don Marquitos’. Aunque vivía en las calles, merecía ser tratado con respeto y dignidad”.

Cuando el joven Pedroza cumplió 14 años, su familia decidió regresar a Estados Unidos y reunificarse en Houston, Texas. Él tenía que culminar sus dos últimos años de secundaria, pero tardó cinco años. “Me sentía ajeno a una nueva cultura, lenguaje y al propio país que me vio nacer. Me junté con otros estudiantes recién llegados y malas amistades que me llevaron a la rebeldía y dejé la secundaria por tres años”, dice. “Sin embargo, en esos años de rebeldía tenía la presencia de Dios. Sabía que Dios me estaba mirando y no estaba aprobando mi comportamiento hasta que le dije: ‘Si tú me guías, yo voy a cambiar’”.

En el 2002, Pedroza terminó la secundaria y antes de empezar la universidad tuvo un proceso de discernimiento.  Él se preguntaba, “¿Para qué Dios me trajo a este mundo? ¿Qué debo hacer?” Un día, él pasó por la Parroquia San Carlos Borromeo en Houston, y el sacerdote anunció que necesitaban una persona para que se encargara de la despensa de comida. “En ese momento sentí un fuego en el pecho, ese ardor de ayudar”, dice Pedroza, quien se ofreció como voluntario. “Fue un despertar. Sentí un llamado de Dios para servir al más pobre”.

Christie en un asilo de ancianos, donde voluntarios de Matthew’s Family Ministries ofrecen actividades recreativas, un momento de afecto y acompañamiento a los abuelitos. (Cortesía de Mesias Pedroza/Texas)

Christie en un asilo de ancianos, donde voluntarios de Matthew’s Family Ministries ofrecen actividades recreativas, un momento de afecto y acompañamiento a los abuelitos. (Cortesía de Mesias Pedroza/Texas)

Al mismo tiempo que cumplía su compromiso de ayudar, Pedroza culminó una licenciatura en Biotecnología en la Universidad de Houston y un Doctorado en Bioquímica en la Universidad de Texas Health Science Center en Houston. En el 2010 Pedroza fue invitado al Encuentro Misionero Juvenil (EMJ) en Houston; allí conoció al Padre Maryknoll Kelly. El misionero fue fundamental en la formación del EMJ y apoyó a los jóvenes misioneros. El encuentro reúne a varios grupos misioneros para crear conciencia y promover las misiones locales y en el extranjero.

“Lo que aprendí del Padre Kelly fue su disponibilidad de siervo, estar receptivo a la voz de Dios y descubrir la sed de Dios en el alma de los demás”, dice Pedroza. “Su sonrisa era la primera impresión que nos alegraba el día. Le encantaba trabajar con los jóvenes y con las familias migrantes. Su optimismo era lo que nos impulsaba a seguir trabajando a su lado en  varios ministerios. Fue un hombre sencillo con un corazón de oro”.

A pesar de su avanzada edad y sus  problemas de salud, el Padre Kelly, quien falleció en 2021, sirvió incansablemente hasta sus últimos días. “La misión era su alimento”, dice Pedroza. “Le encantaba estar alrededor del Pueblo de Dios”.

Hace unos años, Pedroza conoció a su compañera de vida, Christie, con quien tuvo la dolorosa experiencia de perder a sus dos primeros bebés: Matthew, a los  seis meses de embarazo y Thomas, a las  ocho semanas. “A veces nos decían, ‘no te preocupes, Dios les mandará más hijos.’ Ningún papá o mamá quiere escuchar eso aunque la intención sea buena. Las vidas de nuestros hijos son valiosas, irremplazables y únicas”, dice él. “Ellos son parte de nuestra historia. Nunca se supera, simplemente se aprende a vivir con ello”.

Por esa razón, en memoria de sus bebés que no nacieron, su esposa Christie nombró a los ministerios que sirven como Matthew’s Family Ministries. Recientemente registrada como una organización sin fines de lucro, los varios ministerios incluyen ayudar a los indigentes (la cocina de Matthew), distribuir comida y ropa a las personas en necesidad en la parroquia San Carlos Borromeo en Houston, escribir cartas a los prisioneros, visitar a los confinados, y la Academia Aprendiendo con Thomas, la cual ofrece tutorías desde preescolar hasta secundaria y regala libros, cuadernos, mochilas y materiales educativos a estudiantes. Además, estudiantes universitarios de Houston ofrecen información sobre temas de salud y enfermedades que afectan a la comunidad.

Otro ministerio que Pedroza hace de corazón es visitar refugios de inmigrantes en la frontera; una misión en que al Padre Kelly le encantaba participar con los jóvenes. “Servir a familias migrantes lo llenaba de gozo”, dice. “Seguimos con esta misión en memoria del Padre Kelly para hacerlo sonreír en el cielo”. Los participantes llevan donaciones, oran por las familias, y los guían para que puedan llegar a sus destinos finales. También visitan lugares y rezan donde inmigrantes han perdido la vida en su intento de alcanzar el sueño americano.

El Padre Maryknoll Gerald Kelly (izq.) y Pedroza en el Encuentro Misionero Juvenil 2010. El di- funto misionero fomentó la vocación misionera del joven, quien fundó ministerios en Houston. (Cortesía de Mesias Pedroza/Texas)

El Padre Maryknoll Gerald Kelly (izq.) y Pedroza en el Encuentro Misionero Juvenil 2010. El difunto misionero fomentó la vocación misionera del joven, quien fundó ministerios en Houston. (Cortesía de Mesias Pedroza/Texas)

Participantes del Encuentro Misionero Juvenil en Houston,Texas, donde jóvenes misioneros buscan crear conciencia misionera. El difunto Padre Kelly fue uno de los pilares de este grupo. (Cortesía de Mesias Pedroza/Texas)

Participantes del Encuentro Misionero Juvenil en Houston,Texas, donde jóvenes misioneros buscan crear conciencia misionera. El difunto Padre Kelly fue uno de los pilares de este grupo. (Cortesía de Mesias Pedroza/Texas)

Estos ministerios son posibles gracias a la ayuda de más de 50 voluntarios, entre adultos, estudiantes de confirmación y jóvenes, y por las donaciones de varias parroquias de la arquidiócesis de Houston y el servicio de organizaciones como Maryknoll.

De la misma forma, Pedroza sigue colaborando con los Afiliados Maryknoll, los promotores misioneros Maryknoll, y ahora con el Padre Maryknoll Rafael Dávila. “Su gran entendimiento es algo que nos motiva a aprender más sobre nuestra fe, más profundo y real, y cómo nuestra fe debe transformar la sociedad a través de nuestra presencia misionera”, dice Pedroza sobre el misionero.

El año pasado, Pedroza organizó el Encuentro Misionero Juvenil.  Los jóvenes católicos compartieron la formación misionera, participaron en un rosario, hicieron la oración del sacramento de confesión, la hora santa y un homenaje al Padre Kelly. Esta vez implementaron una experiencia misionera, para que los jóvenes compartan y escuchen las historias de personas en necesidad. Conocieron a César, quien tuvo un accidente en el tren tratando de cruzar la frontera en busca del sueño americano, y a José, que perdió la movilidad de sus piernas por un problema neurológico. A pesar de sus limitaciones, los dos jóvenes, que llegaron en silla de ruedas, compartieron su alegría.

En marzo, las oraciones de Pedroza y su esposa Christie fueron concedidas. Dieron la bienvenida a su bebé, Santiago. “Mi deseo es que sea un hombre de oración, lleno de valores, y que opere en su vida según los designios de Dios”, dice el orgulloso papá. “Y que Santiago siga recordando a sus hermanitos en la misión a través de Matthew’s Family Ministries”.

Pedroza, 40, quien es docente de Biología y Bioquímica en la Universidad de Houston y realiza investigaciones biomédicas sobre cómo se desarrollan las enfermades, continuará sirviendo como discípulo misionero. “Lo más importante para mí en mi comunidad es poder trabajar por el bien común”, añade Pedroza. “Cuando una comunidad trabaja por el bienestar de todos será una comunidad saludable y vibrante”. 

Arturo y Esperanza Monterrubio, pareja de esposos y promotores y educadores Maryknoll, contribuyeron con el reportaje de este artículo.

Imagen destacada: Mesias Pedroza (gorra negra), su esposa Christie (izq.) y voluntarios de Matthew’s Family Ministries visitan y llevan donaciones a un refugio de migrantes, El Buen Samaritano, Laredo,Texas. (Cortesía de Mesias Pedroza/Texas)

Sobre la autora/or

Giovana Soria

Giovana Soria nació y creció en Lima, Perú. Completó una licenciatura en Ciencias de la Comunicación/Periodismo en la Universidad de San Martín de Porres de Lima. Como redactora, ella escribe y traduce artículos para la revista Misioneros y Maryknoll magazine, nuestra publicación en Inglés. Sus artículos también han sido publicados en la revista bilingüe ¡OYE! para jóvenes católicos hispanos. Su trabajo ha sido premiado por la Asociación de Prensa Católica de Estados Unidos y Canadá. Vive en el condado de Rockland, Nueva York.

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