En búsqueda de paz y justicia en Tierra Santa

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Por: Susan Gunn
Fecha de Publicación: Mar 4, 2024

Iglesias por la Paz en Oriente Medio busca sanar divisiones y apoyar a la comunidad cristiana más antigua del mundo.

Por  más de 25 años, los misioneros Maryknoll han recurrido a un grupo llamado Iglesias por la Paz en Oriente Medio (CMEP por sus siglas en inglés) para encontrar maneras de contribuir a la paz en Tierra Santa. Especialmente en estos momentos de profunda división y violencia entre israelíes y palestinos, nuestra fe nos llama, no a perder la esperanza, sino a aferrarnos con firmeza a nuestro compromiso por la paz y la justicia.

Treinta y cuatro denominaciones y organizaciones cristianas en Estados Unidos, incluida la Oficina de Asuntos Globales Maryknoll, conforman la coalición CMEP con base en su compromiso colectivo por la seguridad, justicia e igualdad en Palestina, Israel y Oriente Próximo.

“Ellos se han unido desde diferentes perspectivas, tanto como conservadores como liberales, para acordar varias posiciones políticas en búsqueda de una paz permanente”, dice la reverenda y doctora Mae Elise Cannon, directora ejecutiva de CMEP. “Nos reunimos a menudo con representantes de la Casa Blanca, senadores, congresistas, el Departamento de Estado e incluso jefes de Estado. Hemos tenido la oportunidad de hablar y educar en las Naciones Unidas y otros foros globales.”

Kyle Cristofalo, director superior de advocacía en Washington D.C., dice que CMEP tiene tres prioridades para advocar: la construcción de una paz integral, la ayuda económica humanitaria y los derechos humanos.

La Hermana Maryknoll Susan Nchubiri trabajó estrechamente con Cristofalo el año pasado, tras adquirir experiencia en Jerusalén como parte de un equipo internacional organizado por el Consejo Mundial de Iglesias. El equipo dio una presencia protectora a comunidades vulnerables a la vez que monitoreaba y reportaba abusos de derechos humanos.

“Las cumbres anuales de advocacía de CMEP en Washington D.C. son una gran oportunidad para que las personas de fe vengan al Capitolio y hablen con sus congresistas”, dice la Hermana Nchubiri, que asistió a la cumbre el pasado abril.

CMEP, sin embargo, hace más que sólo advocacía. “Queremos educar a los cristianos estadounidenses acerca de lo que sucede en Oriente Medio”, dice la doctora Cannon. “Trabajamos con israelíes y palestinos. Los traemos a Estados Unidos para que hablen sobre sus experiencias y sus realidades”. CMEP también ha producido videos para difundir entre feligreses de las iglesias.

“Los israelíes tienen miedo”, dice Tania Hary, directora ejecutiva de Gisha, una organización sin fines de lucro fundada en 2005 con el objetivo de proteger la libertad de movimiento de los palestinos, especialmente la de aquellos que habitan en Gaza.

En el 2005 el gobierno israelí decidió desmantelar los asentamientos, evacuar a colonos israelíes y retirar al ejército del territorio gazatí como respuesta a los ataques a civiles israelíes por milicias palestinas. El propósito del plan, según el primer ministro en ese momento, Ariel Sharon, era mejorar la seguridad de Israel dada la ausencia de negociaciones de paz con los palestinos.

Varios artistas han dejado mensajes de resistencia y esperanza en la muralla de concreto entre Belén y Jerusalén y que fue construida con el objetivo de segregrar a la población palestina. (Susan Nchubiri/Palestina)
Varios artistas han dejado mensajes de resistencia y esperanza en la muralla de concreto entre Belén y Jerusalén y que fue construida con el objetivo de segregrar a la población palestina. (Susan Nchubiri/Palestina)

Las Naciones Unidas considera que Gaza está aún bajo ocupación israelí, algo con lo que Israel discrepa. Desde que retiraron las tropas en 2005, Israel continúa teniendo el control directo del espacio aéreo y marítimo de Gaza, seis de los siete cruces terrestres y el registro de población palestino. Muchos gazatíes dicen que lo más difícil es el control de movimiento dentro y fuera del enclave y su dependencia forzada de Israel para recibir agua, electricidad, telecomunicaciones y otros servicios.

“Como palestinos, cada aspecto de nuestra vida es controlado por las órdenes y regulaciones de militares israelíes”, dice Sami Awad, fundador y exdirector ejecutivo de Holy Land Trust.

Awad, sobrino de Mubarak Awad, quien fundó la organización Nonviolence International, nació en Estados Unidos de padres palestinos y recibió un doctorado en Divinidad del Seminario Teológico de Chicago. Él creó la Holy Land Trust en Belén en 1998 para fortalecer y empoderar a la comunidad palestina a desarrollar iniciativas no violentas para resistir la opresión y construir un futuro pacífico.

La rabina Naamah Kelman, la primera mujer ordenada rabina en Israel, también habló en un video de CMEP acerca de los principios de la no violencia para transformar conflictos. “Todos somos supervivientes de trauma y entre más aprendemos del sufrimiento del otro, más podemos avanzar”, dice.

Las Iglesias por la Paz en Oriente Medio organizan un tour llamado “peregrinaje hacia la paz” que transporta a gente de Estados Unidos a Tierra Santa para que conozcan a gente inspiradora como Hary, Awad y la rabina Kelman, y para entender a fondo la problemática. “Cuando ves injusticias en contra de niños, cuando ves el muro y pasas por un puesto de control, tu perspectiva cambia”, dice la Hermana Nchubiri.

Otro aspecto del trabajo del CMEP es apoyar a la comunidad cristiana en Jerusalén, Cisjordania y Gaza, que constituye la comunidad cristiana más antigua del mundo, remontándose al siglo I.

Antes del terrible ataque del 7 de octubre por Hamás en Israel y del posterior bombardeo israelí y asedio de Gaza, la comunidad cristiana de Gaza contaba con cerca de 1.000 personas, entre ellos aquellos de tradición ortodoxa, católica, episcopal y protestante. Tanto el patriarca armenio como el patriarca latino han declarado que el nivel de muerte y destrucción ha llegado a tal grado que amenaza con erradicar por completo a la comunidad cristiana en Gaza.

“Nuestros amigos, hermanos y hermanas en Tierra Santa nos cuentan a menudo cuán difíciles son sus circunstancias actuales, y aun así no se rinden”, dice la doctora Cannon. “Podemos apoyar su trabajo motivándolos, rezando y advocando por ellos en Estados Unidos”.

Porque, dice la doctora Cannon, “involucrarse en el trabajo de derechos humanos y defender la justicia es un viaje de discipulado para aquellos que escogemos seguir a Jesús”.

Imagen destacada: Con sólo una hora para tomar sus pertenencias, residentes de Silwan al este de Jerusalén se lamentan ante la demolición de su casa multigeneracional de 200 años por una orden judicial. (Susan Nchubiri/Palestina)

Sobre la autora/or

Susan Gunn

Susan Gunn es directora de la Oficina de Asuntos Globales Maryknoll en Washington D.C., un ministerio en conjunto con las Hermanas Maryknoll, los Padres y Hermanos Maryknoll y los Misioneros Laicos Maryknoll.

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