Reflexión Maryknoll: Pasar por el ojo de una aguja

Tiempo de lectura: 4 minutos
Por: Oficina de Asuntos Globales
Fecha de Publicación: Oct 11, 2024

Por Joseph Fedora, M.M.

Domingo 13 de octubre del 2024
Sab 7, 7-11| Heb 4, 12-13| Mc 10, 17-30

El teólogo belga Joseph Comblin escribió en su libro The Meaning of Mission (El significado de la misión) —parafraseo aquí— que, si el Evangelio no nos hace sentir sorpresa, significa entonces que el Evangelio está en peligro.

¿Hay acaso un texto del Evangelio más inquietante y asombroso que la lectura de hoy del Evangelio de San Marcos? ¿Especialmente para los cristianos que vivimos en un país rico como Estados Unidos? Lo dudo. ¿A cuál de nosotros, acomodados que somos, no le crispa escuchar estas palabras de Jesús que resuenan desde el púlpito?

“¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!… Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios”.

Y no son sólo los fieles en los bancos de las iglesias quienes se estremecen, ¡también los que predican! ¿Cuántos de ellos odian molestar a su congregación al decir algo que pueda desafiar u ofender? ¿Algo que pueda afectar el diezmo del domingo? Jesús no se muerde la lengua, pero los predicadores sí.

Por ejemplo, decir: “El ‘ojo’ de una aguja es una puerta por la que es imposible que pase un camello cargado con bultos”. No, no lo es. Es el ojo de una aguja. O “la intención de Jesús no es que cambiemos nuestro estilo de vida de forma radical”. Esa es exactamente su intención.

Matthew Skinner, un especialista en el Nuevo Testamento, entiende el desafío al que se enfrentan los predicadores con este Evangelio. “El desafío”, escribió en un comentario en línea sobre este texto, “es mostrar que el Reino de Dios nos confronta con una visión de la vida y la identidad que es bastante incompatible con nuestras suposiciones sobre la riqueza, privilegios e individualidad”. Un auténtico desafío.

Incluso los discípulos estaban atónitos. “Entonces, ¿quién puede salvarse?” preguntaron. Tengamos en cuenta que, en la época de Jesús, los judíos sostenían que la riqueza era una bendición de Dios. Si a los ricos se les negara la entrada al Reino de Dios, ¿qué pasaría con ellos? ¿Qué chance tendrían de entrar al Reino de Dios? Jesús contesta, “Es imposible para los hombres, mas no para Dios. Para Dios todo es posible”.

Seamos claros. La riqueza nos hace ser individualistas, ególatras y nos distrae con intereses mundanos. Nos sostenemos demasiado en nosotros mismos y en nuestra riqueza, y perdemos así nuestra confianza inocente y apoyo en la bondad y misericordia de Dios. Jesús en el Evangelio de hoy nos invita a deshacernos de toda distracción que nos aparte de él. ¿Cómo vamos a responder? ¿Responderemos como el hombre cuya pregunta sobre la vida eterna provocó a Jesús a hacer estas declaraciones sobre la riqueza?

Miremos a este hombre más de cerca. Hay algo de urgencia en él. Corre para acercarse a Jesús y no quiere perder la oportunidad de una charla con él. Contrario a un leproso que clama pidiendo compasión o una persona enferma que pide una cura, este joven se arrodilla y le pregunta a Jesús qué debe hacer para recibir vida eterna.

Jesús le contesta, “Ya sabes los mandamientos”. Y sí, los sabía. “Todo eso lo he cumplido desde muy joven”, dice el hombre. Jesús lo mira amorosamente y le dice, “Sólo una cosa te falta: Ve y vende lo que tienes, da el dinero a los pobres… Después, ven y sígueme”. Jesús invita a este hombre a ser mejor. Le está pidiendo que radicalmente cambie su vida y renuncie a sus posesiones, done a los pobres y que luego vaya y lo siga. Él invita a este hombre a caminar sin cargas junto a él. Y juntos proclamar el Reino de Dios.

Pero Jesús pide demasiado y el joven se “se entristeció y se fue apesadumbrado, porque tenía muchos bienes”. Me pregunto si él sabía que nunca conocería la Libertad y alegría de quienes siguen a Jesús. En el fondo, creo que sí lo sabía y por eso se va lamentándose.

¿Y nosotros? ¿Seguiremos a Jesús con alegría y nos alejaremos entristecidos? La elección es nuestra. Y aunque se pueda sentir como una decisión imposible, recuerden: “Para Dios todo es posible”.

El Padre Maryknoll Joseph Fedora, ordenado en 1982, ha servido en varias asignaciones en Perú, incluyendo un ministerio para el VIH/sida. Tiene una maestría de la Universidad de Columbia y trabajó previamente en el equipo editorial de la revista Maryknoll

Para leer otras reflexiones bíblicas publicadas por la Oficina de Asuntos Globales de Maryknoll, haga clic aquí.

Imagen destacada: Una mujer peruana sostiene a su bebé. El Padre Maryknoll Joseph Fedora ha acompañado a los más necesitados como ella en Perú. (Francisco Suárez/Perú)

Sobre la autora/or

Oficina de Asuntos Globales

La Oficina de Asuntos Globales de Maryknoll expresa la posición de Maryknoll en debates sobre políticas públicas en Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y ante los gobiernos de Estados Unidos y otros países, con el propósito de ofrecer educación en temas de paz y justicia social, la integridad de la creación y abogar por la justicia social, económica y del medio ambiente.

Ediciones Archivadas