Reflexión Cuaresmal: Perdonar la deuda

Tiempo de lectura: 4 minutos
Por: La Oficina de Asuntos Globales Maryknoll
Fecha de Publicación: Mar 7, 2025

Por Kathleen Reiley, M.M.

I Domingo de Cuaresma
Deuteronomio 26, 4-10| Romanos 10, 8-13| Lucas 4, 1-13

El diablo le mostró a Jesús todos los reinos del mundo en un solo instante. El diablo le dijo a Jesús: “A mí me ha sido entregado todo el poder y la gloria… Todo esto será tuyo, si te arrodillas y me adoras”.

Pero Jesús respondió: “Adorarás al Señor, tu Dios, y a él sólo servirás”.

El Dios al que adoramos como seguidores de Jesús es aquel que “escuchó nuestra voz, miró nuestra humillación, nuestros trabajos y nuestra angustia”, como se menciona en la primera lectura de la liturgia de esta semana. En estos días, no solemos oír ni ver muchode la miseria del mundo. En las portadas de la mayoría de los periódicos, leemos más a menudo sobre personas que quieren ganar gloria, riqueza y poder.

Quizá si pasamos a la página cuatro o cinco, al final en una pequeña esquina, podríamos ver la cobertura de las condiciones de trabajo de quienes laboran, incluidos muchos niños pequeños, en países en desarrollo extrayendo los metales raros que la sociedad moderna anhela para nuestros aparatos de alta tecnología.

Estos metales son extremadamente caros cuando intentamos comprarlos, pero ¿quién se beneficia? Ciertamente no los trabajadores de los países en desarrollo. Y esta desigualdad es solo el último episodio de una historia de colonización que dura siglos. A tantos países de nuestro mundo les han arrebatado sus tierras, su cultura y sus recursos con poca o ninguna compensación.

Hoy en día, la colonización económica florece fuera del foco de atención. ¿Qué pasaría si los países ricos de nuestro mundo pagaran una parte ligeramente más justa de la riqueza que han extraído a cambio de los recursos y la mano de obra que produjeron la riqueza de la que disfrutamos?

Como cristianos, se nos reta a reflexionar profundamente y abrir nuestros corazones para “escuchar los clamores de los pobres” como lo hace nuestro amoroso Dios. Esa es la justificación teológica detrás del alivio de la deuda en un Año Jubilar. Como se explica en Deuteronomio: “Si prestas algo a tu prójimo, no entres en su casa a retirar la prenda.  Quédate afuera, mientras el hombre a quien concediste el préstamo te trae la prenda. Y si es una persona de condición humilde, no vayas a dormir con su prenda. Se la entregarás al ponerse el sol, para que pueda acostarse con su ropa. Así él te bendecirá, y tú habrás realizado una obra de justicia a los ojos del Señor, tu Dios”.

Leer el periódico forma parte de mi vida de oración. Leí recientemente que la directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima, instó a los líderes africanos a responder a la incertidumbre en la financiación de la ayuda exterior aumentando el gasto interno para luchar contra el sida. Pero señaló que muchas naciones africanas se vieron abrumadas por enormes deudas, que paralizaron su capacidad para cubrir el déficit necesario. “Sin financiación para la respuesta al VIH, corremos el riesgo de perder todo lo que hemos ganado… Y si queremos que los gobiernos nacionales cubran el déficit, debemos darles los medios para hacerlo”.

Por lo que entiendo del sistema, los solicitantes de préstamos deben devolver la suma de su préstamo inicial, pero es el tipo de interés que sigue creciendo sin parar. ¿No podemos crear un mejor sistema para que toda la familia humana viva en armonía y paz, compartiendo los dones de nuestra tierra por igual?

Quizá sea una soñadora, pero no soy la única…

Y cuando llegue mi turno de comparecer ante Dios, espero estar entre la multitud que le pregunte a nuestro Señor: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber?  ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?”

 A lo cual el Rey responderá, “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”.

La Hermana Maryknoll Kathleen Reiley de Pottsville, Filadelfia, se unió a las Hermanas Maryknoll en 1963. Su primera asignación fue a Japón donde ha servido a niños con cáncer, mujeres, jornaleros y personas alcohólicas. Después del terremoto y tsunami que causaron el desastre nuclear de Fukushima en el 2011, la Hermana Reiley ha trabajado para crear conciencia sobre los peligros de la energía nuclear.

Imagen destacada: En una visita a la “zona muerta” de Fukushima que fue gravemente afectada por la radiación de explosiones de los reactores nucleares Daiichi y Daini de Fukushima, la Hermana Maryknoll Kathleen Reiley posa en un arrozal cuya capa vegetal fue retirada por la alta radioactividad. (Sean Sprague/Japón)

Preguntas para la reflexión

¿Se beneficia tu banco o tu gobierno de prestar dinero a personas que hacen préstamos para sobrevivir, pero que sufrirán más para devolverlo?

¿Cómo se extiende la virtud del perdón a las relaciones sistémicas y económicas?

Oración

Señor de todas las cosas buenas,
nos has hecho una nación bendecida,
una ciudad asentada sobre una montaña,
y has querido que hagamos por el más pequeño de los tuyos
lo que haríamos por ti.

Haznos un pueblo generoso:
que comparta con los hambrientos,
que consuele a los enfermos,
que proteja a los más vulnerables,
que sea amigo de los extranjeros,
que dé cobijo en tiempos de tormenta,
que defienda a los oprimidos,
que hable cuando y dondequiera que tu pueblo esté amenazado.

Enséñanos a compartir con gracia, como tú lo compartiste todo por nosotros,
a diezmar con rectitud, reservando una parte justa para nuestros hermanos y hermanas más pobres,
a dar con alegría, sabiendo que estamos complaciendo a Dios
que prefiere la misericordia al sacrificio, como individuos, como familias,
como nación.

Entonces todos conocerán tu justicia, tu gloria.
Porque una ciudad situada en una montaña no puede ocultarse. Amén.

—Oración de Edward Hoyt, cortesía de Catholic Relief Services.

 

Sobre la autora/or

La Oficina de Asuntos Globales Maryknoll

La Oficina de Asuntos Globales Maryknoll (MOGC por sus siglas en inglés) expresa la posición de Maryknoll en debates sobre políticas públicas, con el propósito de ofrecer educación en temas de paz y justicia social, defender la integridad de la creación y abogar por la justicia social, económica y del medio ambiente. Visita maryknollogc.org

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