Vaticano II a los 60: Maryknoll en el Concilio Vaticano II

Tiempo de lectura: 4 minutos
Por: James Kroeger, M.M.
Fecha de Publicación: Mar 3, 2025

Segunda entrega de una serie de cuatro partes que reflexiona sobre la importancia del Concilio Vaticano II.

¡De verdad, que tarea más desafiante! ¿Cómo se puede captar adecuadamente la participación de los 14 obispos Maryknoll que asistieron al Concilio Vaticano II (1962-1965)? Un simple vistazo a esta fotografía da inicio a la historia.

El obispo John W. Comber, superior general de Maryknoll en la época del Vaticano II, asistió a las cuatro sesiones del Concilio. Fue elegido para ser miembro de la comisión de misiones, que finalmente produjo el documento Ad Gentes. El obispo Comber señaló que “el esquema de la misión, además de proporcionar una teología básica de la misión, explora las diferentes etapas de la actividad misionera, pide un nuevo organismo internacional para coordinar el trabajo misionero e insta a la Iglesia, como ‘Pueblo de Dios’, a participar de manera plena e intensiva en el trabajo misionero”.

Después de su ordenación en 1931, el Padre Comber sirvió en la misión de Fushun, Manchuria, China, durante 11 años. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, todos los misioneros estadounidenses en los países ocupados por Japón, incluidos el Padre Comber y sus dos hermanas, la Hermana Maryknoll Rita Clare y la Hermana de Notre Dame Francis Helena, fueron recluidos por el ejército japonés. Junto con otros internados, los tres fueron repatriados a Estados Unidos en el barco transatlántico sueco M.S. Gripsholm en diciembre de 1943.

El obispo Raymond A. Lane, que también había servido en sus primeros días de misión en China, fue recluido por los japoneses en Fushun durante la Segunda Guerra Mundial. Llamó a esta experiencia “nuestro cautiverio babilónico”. Aunque hubo numerosas dificultades, señalaría después, “aun así debemos decir que, al final, desde un punto de vista espiritual, ha sido una verdadera bendición, al proporcionarnos mucho tiempo para la oración personal”.

Un año después de su repatriación, el obispo Lane fue elegido tercer superior general de Maryknoll para el Capítulo de 1946. El obispo Lane recordó que en el Concilio hubo “muchas cosas que nos dan gran aliento. Pero primero permítanme decir que el éxito requerirá un cambio radical en nuestra actitud, tanto arriba como abajo, en la misión mundial de la Iglesia. Esto requiere coraje, convicción y gran generosidad”.

Dos de los obispos Maryknoll en el Concilio sirvieron en Tanzania: Edward A. McGurkin en Shinyanga y John J. Rudin en Musoma. Se consideraron afortunados, porque tuvieron la asistencia del obispo Joseph Blomjous, su vecino en Mwanza, para ayudarlos a prepararse para el Concilio. El obispo Blomjous, un erudito Padre holandés de la Sociedad Misionera de los Padres Blancos, los ayudó a comprender la visión del Papa Juan XXIII cuando dijo que el Vaticano II había sido llamado a examinar “nuevas condiciones y nuevas formas de vida… que han abierto nuevos caminos para el apostolado católico”.

El Papa Pablo VI saluda al Obispo Joseph Regan durante una audiencia papal en la Ciudad del Vaticano. Catorce misioneros Maryknoll asistieron a las sesiones del Concilio Vaticano II. (Archivos de la Misión Maryknoll)

El Papa Pablo VI saluda al Obispo Joseph Regan durante una audiencia papal en la Ciudad del Vaticano. Catorce misioneros Maryknoll asistieron a las sesiones del Concilio Vaticano II. (Archivos de la Misión Maryknoll)

Durante el Concilio, los obispos Maryknoll tuvieron la ventaja de alojarse en la residencia de Maryknoll en la Via Sardegna, donde el Padre John M. Martin, el procurador, y los Hermanos Philip Morini y Gilbert Figundio, atendieron sus necesidades. El arzobispo John Krol de Filadelfia, uno de los cuatro moderadores que guiaron los procedimientos diarios del Concilio, también residió en la casa de Maryknoll durante todo el Concilio; amaba verdaderamente las misiones y era muy generoso al ayudar a los obispos misioneros. Además, Maryknoll a menudo hospedaba a varios obispos de Estados Unidos o de países de misión donde trabajaban los misioneros Maryknoll.

El obispo William J. McNaughton, primer obispo de la diócesis de Incheon en Corea, fue uno de los obispos más jóvenes del Concilio; tenía solo 35 años cuando comenzó el Vaticano II. Fue el último obispo Maryknoll sobreviviente que asistió al Concilio y murió en el 2020 a los 93 años. Significativamente, difundió sus reflexiones y puntos de vista, ampliamente publicados en varias revistas.

Cuando se le preguntó cuáles fueron los “mayores logros” del Vaticano II, el obispo McNaughton identificó los tres documentos sobre la Iglesia, la liturgia y los laicos. La Iglesia se identifica como el “sacramento universal de salvación” (Lumen Gentium 48) y debe ser un signo claro del profundo amor de Dios por toda la humanidad. El obispo McNaughton señaló: “Encontré muy impresionantes las enseñanzas en la liturgia, y especialmente sobre la Eucaristía”. Con respecto al documento sobre los laicos, el obispo afirmó que “todos los fieles laicos, debido a su bautismo y confirmación, tienen la obligación de dar a conocer el Evangelio… Nuestros fieles laicos católicos son gigantes dormidos”.

Otros obispos de Maryknoll en el Concilio desempeñaron una variedad de papeles. Por ejemplo, el obispo Frederick A. Donaghy fue el celebrante principal de la Misa matutina en San Pedro el 21 de septiembre de 1964, el 250 aniversario de su ordenación episcopal.

Desde una perspectiva panorámica del Vaticano II, se puede ver cómo el Espíritu Santo utilizó a los 14 obispos misioneros Maryknoll para ayudar en la renovación de la Iglesia. ¡Nuestros corazones rebosan de gratitud!.

Imagen destacada: Los 14 obispos Maryknoll que asistieron al Concilio Vaticano II sirvieron en Asia, África y Latinoamérica: (de izq. a dcha.) los obispos Edward Fedders, Thomas Collins, William McNaughton, Charles Brown, Frederick Donaghy, William Kupfer, Joseph Regan, John Comber, Edward McGurkin, Raymond Lane, John Rudin, Alonso Escalante, James Pardy y Hugo Gerbermann. (Archivos de la Misión Maryknoll)

Sobre la autora/or

James Kroeger, M.M.

El Padre Maryknoll James H. Kroeger quien nació en Appleton, Wisconsin, ha servido en Filipinas y Bangladesh desde 1970. Actualmente enseña en Loyola School of Theology, el Instituto Pastoral de East Asian y en el centro Mother of Life Catechetical en Manila.

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