EL SUPERIOR GENERAL DE MARYKNOLL, EL PADRE LANCE NADEAU, ABORDA LOS MÁS RECIENTES ACONTECIMIENTOS SUCEDIENDO EN WASHINGTON D.C. Y REAFIRMA LA POSICIÓN DE MARYKNOLL.
Son tiempos de enormes cambios y de incertidumbre. Para muchas personas el suelo se tambalea. De repente, muchos en el mundo se sienten hoy un poco más vulnerables, más preocupados y ansiosos por el futuro. La Iglesia misma está experimentando una transición con la pérdida de nuestro querido Papa Francisco. Aquí en Estados Unidos, no podemos olvidar a las decenas de miles de empleados federales que repentinamente perdieron sus empleos, ni al incalculable número de estadounidenses afectados por recortes abruptos y severos a los servicios sociales sin la debida consideración a sus necesidades. Especialmente recordamos a los inmigrantes que añoran rehacer sus vidas en esta tierra prometida, ya sea porque huyen del cambio climático o la pobreza, o refugiados que huyen de regímenes brutales. Al inicio de su papado, el Papa Francisco dijo: “No debemos olvidar que los emigrantes, antes que números son personas, son rostros, nombres, son historias”.
Y luego hay millones de personas desesperadas en todo el mundo que dependen de la —hasta ahora— legendaria generosidad de los estadounidenses. Esa fuente de ayuda vital incluía alimentos para las personas que sufren hambruna en Sudán y ayuda de emergencia para las víctimas de desastres naturales, como el reciente terremoto en Myanmar.
Quizás el ejemplo más extremo de esta nueva realidad global sea el de quienes viven con VIH/sida. En el pasado hemos informado acerca del Programa de Alivio del Sida del Decanato del Este (EDARP por sus siglas en inglés) en Nairobi, Kenia. Este proyecto, fundado por los Padres y Hermanos Maryknoll, permite que más de 30.000 personas seropositivas lleven una vida relativamente normal y saludable.
Pero EDARP depende de la financiación del Plan Presidencial de Emergencia para Alivio del Sida (PEPFAR por sus siglas en inglés) para ofrecer tratamiento vital en contra del sida. Se estima que PEPFAR ha salvado cerca de 25 millones de vidas. Actualmente, alrededor de 40 millones de personas en todo el mundo viven con VIH. Si bien PEPFAR, destinado al alivio del sida, recibió una exención de los drásticos recortes a la ayuda exterior estadounidense, el futuro a largo plazo de la financiación de medicamentos y del programa en Nairobi parece precario.
Un Hermano Maryknoll comentó: “Ahora más que nunca nos necesitan para estar ahí, dondequiera que Dios nos tenga en misión y en la vida, tanto ahora como en el futuro”.
Sus palabras van directo al grano: ¿Cómo debemos nosotros, como comunidad misionera, compartir la pasión del Señor por lo que es correcto y justo en la tierra hoy? ¿Qué debemos hacer entonces? (San Lucas 3, 10; Hechos 2, 37)
Debemos ser quienes somos: misioneros arraigados en las convicciones de la Iglesia sobre nuestro amor a Dios y al prójimo. Nos sostenemos en los valores fundamentales de la doctrina social católica:
- La vida humana es sagrada, y la dignidad de la persona es la base de una visión
- moral para la sociedad.
- La persona no sólo es sagrada sino también social.
- La tradición católica enseña que se puede proteger la dignidad humana y se puede establecer una comunidad saludable sólo si se respetan los derechos humanos y se cumple con los deberes.
- Nos preocupamos primero por las necesidades de los pobres e indefensos. (San Mateo 25, 31-46)
- La economía debe servir al pueblo y no al revés.
- Somos los custodios de nuestros hermanos y hermanas dondequiera que se encuentren. En el mero centro de la virtud de la solidaridad está la búsqueda de la justicia y la paz.
- Mostramos nuestro respeto por el Creador cuidando la creación.
“¿Qué debemos hacer entonces?” Promover la doctrina social católica para que su visión moldee la conciencia cívica de lo que es correcto y justo en la tierra.
Practicamos estos preceptos en nuestras misiones alrededor del mundo, en Asia, África, Latinoamérica y aquí en Estados Unidos. Lo hacemos mediante el trabajo de nuestro Ministerio de Formación Misionera, las revistas Maryknoll y Misioneros, Orbis Books, la Oficina de Asuntos Globales Maryknoll y nuestros programas de inmersión misionera que brindan a las personas una experiencia de primera mano de las realidades que viven los misioneros Maryknoll.
El amor de Dios por nosotros nos lleva a un tiempo de prueba ineludible. ¿Estará empeñada nuestra esperanza a la obra de Dios para hacer lo correcto y justo en la tierra?
Al continuar este Año Jubilar de la Esperanza inaugurado por el Papa Francisco, imploremos al Señor la gracia de creer que “ahora somos más necesarios que nunca para estar ahí”. Con el don divino de la esperanza, participemos con confianza en la búsqueda divina de lo que es correcto y justo.
Imagen destacada: Una mujer lleva alimentos proporcionados por un programa de socorro en un campamento de Grand-Goave, Haití, para familias que quedaron sin hogar tras el terremoto de enero del 2010. La Alianza ACT (La Alianza Comunitaria Transnacional) ha apoyado a las familias de este campamento con diversos servicios y ha reconstruido una escuela junto al campamento de tiendas de campaña. (Paul Jeffrey/Haití)