Vaticano II a los sesenta: Un maravilloso despertar de misión

Tiempo de lectura: 4 minutos
Por: James Kroeger, M.M.
Fecha de Publicación: Jun 2, 2025

Tercera entrega de una serie de cuatro partes que reflexiona sobre la importancia del Concilio Vaticano II

Mientras la Iglesia celebra el 60 aniversario (1965-2025) de Ad Gentes (A toda la gente), documento del Vaticano II sobre la misión, es enriquecedor recordar la evolución y subsecuente impacto de este documento cardinal. ¡Uno descubre una historia sin duda dramática e interesante!

Durante la tercera sesión del Concilio, la tarea de preparar un documento de trabajo fue asignado a una subcomisión de cinco hombres pertenecientes a la Comisión de Misiones. El Padre Johannes Schütte, superior general de los Misioneros del Verbo Divino, recibió la mayoría de los votos y fue nombrado director. Este grupo de trabajo seleccionó a sus propios periti (expertos en teología). Entre ellos estaba el Padre Joseph Ratzinger, quien se convertiría en el Papa Benedicto XVI, y el Padre Yves Congar, quien sería nombrado cardenal en 1994. El Obispo Maryknoll John W. Comber y el Obispo estadounidense Fulton J. Sheen también sirvieron en esta comisión de trabajo.

Se sostuvieron numerosas reuniones para preparar el esquema sobre las misiones. Éstas tuvieron lugar en Nemi, en las afueras de Roma, con el Padre Schütte como moderador. El esquema se discutió ante el Concilio el 7 de octubre de 1965. El Padre Schütte presentó un resumen introductorio, enfatizando el hecho de que la Comisión de Misiones había aprobado cada capítulo por unanimidad. Exactamente dos meses después, cuando el texto revisado llegó ante el Concilio para un voto final, recibió solo cinco votos negativos y fue aprobado por 2.394 votos positivos; el número más alto de cualquier documento del Vaticano II.

El documento de las misiones del Vaticano II refleja las características principales de la realidad misionera de la Iglesia. Esta es la primera vez en la historia de la Iglesia que “las misiones” se trataron específicamente por un concilio ecuménico. Comentaristas de Ad Gentes a menudo destacan el gran progreso logrado por el Concilio en los principios doctrinales fundamentales. Este documento declara que la misión de la Iglesia está modelada en la missio Dei, las divinas misiones de nuestro Dios Trinitario. Es por eso que la misión se centra en el diseño del Padre, la misión del Hijo y la misión del Espíritu Santo.

En las palabras de Ad Gentes: “La Iglesia peregrinante es misionera por su naturaleza, puesto que toma su origen de la misión del Hijo y del Espíritu Santo, según el designio de Dios Padre” (AG 2). Dicho concisamente, la misión no es sólo una de muchas tareas o apostolados en los que se involucra la Iglesia; la misión es la mera esencia o la naturaleza fundamental de la Iglesia. La misión no es algo que la Iglesia “hace”, la misión es fundamentalmente lo que la Iglesia “es”. La misión es la identidad central de la Iglesia.

El Obispo Maryknoll John W. Comber charla en Roma con el Obispo Maurice Michael Otunga,<br />
quien se convertiría en arzobispo de Nairobi y en el primer cardenal keniano. (Archivos de la Misión Maryknoll)

El Obispo Maryknoll John W. Comber charla en Roma con el Obispo Maurice Michael Otunga, quien se convertiría en arzobispo de Nairobi y en el primer cardenal keniano. (Archivos de la Misión Maryknoll)

Aunque el término “misión” retiene su vigencia, hoy la Iglesia prefiere utilizar el término “evangelización”. Para muchos católicos este es un término poco familiar y relativamente nuevo. Sin embargo, tanto el Vaticano II como papas más recientes han puesto la evangelización al centro de la identidad de la Iglesia y la misión. Hoy la Iglesia sabe que los “elementos principales” de la evangelización misionera son la presencia y el testimonio; el compromiso con el desarrollo social y la liberación humana; la vida litúrgica, la oración y la contemplación; el diálogo interreligioso y la proclamación y la catequesis.

La misión evangelizadora de la Iglesia se conforma por estos cinco componentes y formas auténticas. Esta visión comprensiva y holística se conoce popularmente como “evangelización integral”. Ver la evangelización a través de estas cinco dimensiones resulta en claridad, entendimiento e integración apropiada. Esta es una visión católica de la evangelización.

Estas cinco dimensiones de un entendimiento integral de la evangelización se complementan y refuerzan entre sí. Al hablar de la complejidad de la acción evangelizadora de la Iglesia, el Papa Pablo VI, un verdadero papa misionero, dio una amonestación oportuna: “Ninguna definición parcial y fragmentaria refleja la realidad rica, compleja y dinámica que comporta la evangelización, si no es con el riesgo de empobrecerla e incluso mutilarla”. Pablo VI, ahora un santo canonizado, prosiguió: “Resulta imposible comprenderla si no se trata de abarcar de golpe todos sus elementos esenciales” (Evangelii Nuntiandi 17).

El Papa Francisco, quien regaló a la Iglesia el Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio), nos invitó a ser entusiastas discípulos misioneros (EG 119-121). En su mensaje que preparó para el Domingo Mundial de las Misiones 2025, Francisco nos invitó a ser “misioneros de esperanza entre los pueblos” y nos instó a “arder de santo celo para iniciar una nueva etapa evangelizadora de la Iglesia”.

Hoy la Iglesia enfatiza la naturaleza misionera de la Iglesia entera. Cada miembro bautizado de la Iglesia es un evangelizador, ya sea laico, ordenado o religioso. La evangelización católica se involucra con toda la Iglesia (de arriba abajo), todos los estados de la vida (laico, religioso, ordenado, casado o soltero), todas las actividades apostólicas y formas de testimonio (los cinco elementos principales). Realmente, la totalidad de la evangelización misionera cristiana acoge todos estos aspectos. Para cualquier cristiano ¡vivir es evangelizar!

Imagen destacada: Superiores generales de institutos misioneros se reúnen en el Vaticano con el Papa Pablo VI en 1963. El Obispo Maryknoll John W. Comber (sexto de la izq.) y el Obispo Maryknoll Alonso M. Escalante (sexto de la dcha.) sirvieron en la subcomisión que escribió el documento del Concilio sobre la misión. (Archivos de la Misión Maryknoll)

Sobre la autora/or

James Kroeger, M.M.

El Padre Maryknoll James H. Kroeger quien nació en Appleton, Wisconsin, ha servido en Filipinas y Bangladesh desde 1970. Actualmente enseña en Loyola School of Theology, el Instituto Pastoral de East Asian y en el centro Mother of Life Catechetical en Manila.

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