Plantar justicia climática en Filipinas

Tiempo de lectura: 6 minutos
Por: Paul Jeffrey
Fecha de Publicación: Sep 2, 2025

Una Hermana Maryknoll lidera soluciones a largo plazo para mitigar el cambio climático y la deforestación

Cerca de la cima de la Sierra Madre que escuda a la poblada isla de Luzón, la Hermana Maryknoll Marvelous “Marvie” Misolas continúa la labor de un siglo de misión de las Hermanas Maryknoll en Filipinas. Ella está ayudando a rejuvenecer un bosque que protegerá tanto el medio ambiente como a las poblaciones indígenas que allí habitan.

“Hemos plantado muchos árboles”, dice la Hermana Misolas. Sin embargo, añade, el trabajo va más allá. “Estamos ayudando a los habitantes del bosque no solo a sobrevivir en su tierra, sino a prosperar”.

La Hermana Misolas dirige el Instituto de Estudios Medioambientales en la universidad Miriam College en Manila. Fundado por las Hermanas Maryknoll en 1926 como un instituto de capacitación docente, el instituto se expandió en tamaño y misión a través de las décadas y en 1953 se convirtió en la universidad Maryknoll College. En 1977, después del Segundo Concilio Vaticano, líderes laicos asumieron la administración de la universidad y en 1989 se adoptó el nombre Miriam College.

La universidad ha integrado el cuidado de la creación en su currículo desde hace tiempo, como lo demuestra un parque de dos hectáreas en el campus principal en la ciudad de Quezón. Este santuario para variadas especies de pájaros y árboles también funciona como un centro para lecciones sobre biodiversidad, reciclaje y calidad del agua, además de ser un lugar para la reflexión.

La Hermana Misolas, oriunda de Filipinas y quien ha servido en Taiwán, Costa Rica y Estados Unidos antes de su asignación a su país de origen, ha guiado la universidad hacia un compromiso aún más profundo con la protección del medio ambiente.

“Ya teníamos un sólido programa ecológico dentro del salón de clases. Miriam College es conocido por eso”, explica Melinda Medina Lamorena, directora asociada del Instituto de Estudios Medioambientales. “La Hermana Marvie quería involucrarnos aún más con las comunidades locales y grupos asociados, y así trabajar por el cambio sostenible más allá del campus universitario y no esperar a que el gobierno resuelva los problemas”.

Melinda Medina Lamorena (izq.) y la Hermana Maryknoll Marvelous Misolas posan en el Instituto de Estudios Medioambientales en la universidad Miriam College en Manila. Misolas es directora ejecutiva del instituto, y Lamorena, conocida como "Mei", es la directora asociada.

Melinda Medina Lamorena (izq.) y la Hermana Maryknoll Marvelous “Marvie” Misolas posan en el Instituto de Estudios Medioambientales en la universidad Miriam College en Manila donde Misolas es directora ejecutiva. (Paul Jeffrey/Filipinas)

Dada su ubicación y topografía, Filipinas es considerada como un foco rojo del cambio climático.

“El deshielo de los polos implica que los niveles del mar subirán y nosotros vivimos en islas. Grandes secciones de Manila se inundarán dentro de unas cuantas décadas”, dice la Hermana Misolas. “¿A dónde vamos a ir?”

Un legado de injusticia en las Filipinas agrava la crisis climática, añade.

“Decir que necesitamos reubicar a las personas es obvio. Suena simple, pero estamos lidiando con décadas de estructuras sociales injustas que han empujado a la gente a vivir en zonas marginales y vulnerables a inundaciones”, dice la misionera. “Repartir paquetes de comida, que es lo que hace el gobierno tras una inundación, no es suficiente”.

En vez de sentarse a esperar respuestas oficiales, Miriam College está tomando acción. En años recientes ha ayudado a los residentes de la Reserva Forestal del Río Kaliwa a encontrar alternativas a la tala indiscriminada y técnicas agrícolas de tala y quema que han devastado grandes franjas del bosque en las montañas de la Sierra Madre.

Para las comunidades indígenas aisladas que colaboran con Miriam College, la reforestación es una labor importante, pero no suficiente para prevenir la degradación ambiental. (Paul Jeffrey/Filipinas)

Para las comunidades indígenas aisladas que colaboran con Miriam College, la reforestación es una labor importante, pero no suficiente para prevenir la degradación ambiental. (Paul Jeffrey/Filipinas)

En la comunidad montañera de Laiban, la universidad colaboró en el 2004 con la Fundación de Bosques de Filipinas y el Departamento de Medioambiente y Recursos Naturales para reforestar 180 hectáreas de bosques devastados. Cebu Pacific, la aerolínea más grande del país, fue patrocinadora corporativa. El proyecto Comunidad Empoderada por los Bosques entrenó a residentes para plantar y monitorear miles de árboles nativos.

Sin embargo, sin un apoyo amplio de la comunidad, explica la Hermana Misolas, los árboles solos no producirán un cambio duradero. “Sin una fuente de ingresos, la gente volverá a la deforestación ilegal para poder sobrevivir. Incluso si es un área oficialmente protegida, la gente talará los árboles para hacer carbón o vender madera”. Ella ha reclutado a grupos asociados de Miriam College para unirse a la iniciativa.

Cuando empezó un proyecto de reforestación en la aldea indígena de Mamuyao —la cuarta asociación de este tipo de la universidad— la Hermana Misolas llevó a estudiantes de la Facultad de Negocios para que hicieran investigaciones acerca de qué productos locales podrían ser rentables. Los estudiantes de la Facultad de Turismo también visitaron el área para investigar oportunidades de ecoturismo. En ambos casos los estudiantes volvieron para compartir los resultados con los residentes locales, quienes deciden qué proyectos de sustento se llevan a cabo.

Reynaldo Jorda, un profesor de Gerencia de Turismo en Miriam College, dice que el turismo comprende casi un 13% de la economía del país. Incluso comunidades aisladas como estas pueden ser integradas a este sector. Dado que la tierra se considera su territorio ancestral, las comunidades indígenas pueden bloquear cualquier proyecto económico que vean como lesivo. Por ejemplo, tanto los residentes de Laiban como los de Mamuyao se han opuesto a una propuesta del gobierno para construir una enorme represa en sus valles, un proyecto que los obligaría a desplazarse a otra parte.

Jorda dice que todo el mundo se beneficia de las conexiones creadas por la Hermana Misolas.

“Hay muchas posibilidades de colaboración entre estas comunidades y el sector privado, pero en la comunidad académica no podemos concretarlas. No tenemos ni los contactos ni el alcance para conectarlos a todos”, dice él. “Necesitamos a alguien que pueda hacer esas conexiones. Es ahí donde la Hermana Marvie interviene”.

La Hermana Misolas, quien trabajó con mujeres sin hogar, afirma que el clamor de la tierra y el clamor de los pobres son el mismo. (Paul Jeffrey/Filipinas)

La Hermana Misolas, quien trabajó con mujeres sin hogar, afirma que el clamor de la tierra y el clamor de los pobres son el mismo. (Paul Jeffrey/Filipinas)

Melinda Medina Lamorena dice que los resultados son palpables.

“La gente en Laiban dice que hacía mucho más calor antes de que plantaran todos los árboles. Había más erosión y más inundaciones. Ahora esos árboles son más altos que la gente y la biodiversidad ha mejorado”, dice. “No ha habido incendios forestales. Es un testimonio de lo que plantar un bosque puede lograr”.

Loreta Castro, expresidenta de Miriam College, dice que el activismo ecológico que la Hermana Marvie promueve encaja con el legado centenario de las fundadoras de la escuela.

“Nos enorgullece nuestra herencia y hemos tratado de continuar la misión que las Hermanas Maryknoll empezaron. Sentimos el espíritu de las hermanas que revive en nuestra escuela ahora”, dice Castro, quien dirige el Centro por Educación de la Paz en Miriam College. “Nuestro énfasis es promover la paz, la justicia y la integración de toda la creación. Eso es lo que recibimos de ellas. Construimos sobre lo que ellas empezaron”.

La Hermana Misolas confiere ese énfasis a la Madre Mary Joseph Rogers, fundadora de las Hermanas Maryknoll.

“La Madre Mary Joseph estudió zoología. Conocía todas las ciencias naturales”, dice la Hermana Misolas. “Si estuviera presente hoy, estoy segura de que abordaría la crisis climática que afecta a tantos de los hijos de Dios”.

La encíclica del 2015 que el Papa Francisco escribió sobre el medio ambiente, Laudato Si’, fortaleció la determinación de la misionera para defender los bosques y pueblos de Filipinas. “Tanto ‘el clamor de la tierra como el clamor de los pobres’ es un mismo clamor”, dice, citando la encíclica.

Ella compara el cuidado de la Tierra con una misión previa en donde trabajó con mujeres sin hogar.

“La naturaleza es nuestra casa común y mientras nuestro planeta muere lentamente, todos nos vamos quedando sin hogar —no sólo la gente, sino toda la creación, todas las especies”, dice la Hermana Misolas. “Así como estas mujeres pudieron enderezar sus vidas, creo que podemos enderezar esta crisis ambiental. Hay esperanza porque Dios nos da la fuerza para salvar nuestra casa común”.

Paul Jeffrey es un fotoperiodista que trabaja por todo el mundo con agencias basadas en la fe. Fundador de Life on Earth Pictures, él vive en Oregón.

​Imagen destacada: La Hermana Maryknoll Marvelous “Marvie” Misolas sirve en misión en Filipinas.(Paul Jeffrey/Filipinas)

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Paul Jeffrey es un fotoperiodista que trabaja por todo el mundo. Fundador de Life on Earth Pictures, él vive en Oregon.

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