Por Diego López Colín, ACI Prensa
Tras las lluvias que devastaron el centro y oriente de México, el P. Lorenzo Rivas, uno de los afectados por el desastre, destacó que, pese a la tragedia “hay signos esperanzadores de que vamos a salir adelante”.
Las intensas precipitaciones provocadas por las tormentas tropicales Raymond y Priscilla dejaron un rastro de destrucción en gran parte del país, especialmente en los estados de Veracruz, Puebla, Hidalgo, Querétaro y San Luis Potosí. De acuerdo con el gobierno federal, hasta el 17 de octubre se contabilizan 72 personas fallecidas y 29 desaparecidas.
Veracruz ha sido el estado más golpeado, con 33 muertos y cientos de familias que lo han perdido todo. La tragedia alcanzó su punto más crítico en Poza Rica, al norte del estado, cuando durante la madrugada del 10 de octubre el río Cazones se desbordó con una fuerza incontenible.
Entre los testigos de aquella noche se encuentra el P. Lorenzo Rivas, párroco de la iglesia María Inmaculada, una de las cuatro parroquias afectadas por el desastre en la Diócesis de Papantla.
El sacerdote relató a ACI Prensa que, alrededor de las tres de la madrugada, el sonido de la alarma de la planta petrolera local alertó a los vecinos del peligro inminente. El agua “se vino como una ola negra” y “la gente salió huyendo despavorida”.
Fueron momentos de angustia, asegura, pero lo peor llegó después, cuando se vio las calles bajo el agua, las cosas rebasadas por el lodo y los caminos borrados.
El P. Rivas conoce el caso de dos de sus feligreses que perdieron la vida. Uno de ellos, el sacristán de una capilla “salió huyendo y fue a buscar a su mamá. Él pensó que [su madre] estaba en un albergue y la encontraron sepultada bajo toneladas de lodo”.
Recuerda que a otro feligrés “lo arrastró la corriente. Su esposa no supo dónde estaba, lo anduvo buscando y lo encontraron también sepultado bajo toneladas de lodo”.
Desde entonces, los días en Poza Rica son de trabajo incesante: sacar el lodo de los templos, repartir despensas y ayudar a rescatar lo poco que queda.
Signos de esperanza
El Obispo de Papantla, Mons. José Trinidad Zapata Ortiz, ha recorrido las zonas más afectadas visitando parroquias y damnificados. En un video lamentó la situación que quedó en la región pero destacó también la solidaridad.
Mons. Zapata relató que, durante su trayecto hacia la zona afectada, observó numerosos vehículos con víveres y ropa, así como puestos donde la gente repartía comida y ayudas a los damnificados. Animó a los fieles a no parar la ayuda: “necesitamos levantar a estos hermanos”.
“Nuestra caridad es muy urgente y necesaria en estos momentos, esperamos que hoy tengamos conciencia de que los bienes que tenemos tienen un destino universal” agregó.
El sacerdote destacó la solidaridad de comunidades vecinas y de otras regiones que han llegado con palas, cubetas y víveres para apoyar en la limpieza y distribución de alimentos, en una zona en la que la comunicación apenas se ha restablecido.
El P. Rivas aseguró también que “las pérdidas materiales son muchas. Mis vecinos los he visto llorar abrazándose unos a otros porque perdieron todo”. Pese a ello, “hay signos esperanzadores de que vamos a salir adelante”.
El sacerdote reconoce finalmente que hay “mucha destrucción, mucho lo que hay que reconstruir, pero pues gracias a Dios aquí estamos vivos y yo creo que es una buena noticia en medio de tanta tristeza”.
Imagen destacada: Un hombre mayor camina por delante del lugar donde una vez estuvo su casa en El Bosque, México, el 7 de noviembre de 2022, en medio de la subida del nivel del mar que está destruyendo las casas construidas en la costa y obligando a los aldeanos a reubicarse. (Foto OSV News/Gustavo Graf, Reuters)