Mujer de Tanzanía se une a Misioneros Maryknoll para forjar una parroquia vibrante
Natalia Joseph Kadio, dice: “Ser socia en misión de un equipo ganador ha transformado mi vida”. La laica de 56 años se refiere así a su larga colaboración con misioneros Maryknoll en la Arquidiócesis de Mwanza.
Ella se enorgullece de haber trabajado hombro a hombro con el Padre Maryknoll Jim Eble, para desarrollar la Estación Mabatini en lo que ahora es la Iglesia Católica de la Transfiguración. Muchas pequeñas comunidades cristianas activas, entusiastas grupos apostólicos parroquiales y una nueva iglesia son el fruto de ese equipo.
Natalia, la tercera de seis hermanos, es de la región Kilimanjaro en Tanzania, donde sus padres católicos eran cafetaleros. Su madre— quien fue novicia y dejó los hábitos por cuidar de su madre enferma—la inspiró a unirse al convento y ser enfermera. Natalia se formó con Hermanas franciscanas en Kenya, tomó sus votos a los 28 años y regresó a Tanzania para capacitarse como enfermera y partera. Estar “cerca de los enfermos”, dice, fue su deseo constante.
Con la prevalencia del VIH/SIDA, Natalia buscó capacitarse en atención pastoral y consejería en Bugando Medical Center (BMC), en Mwanza, donde yo dirigía la Educación Pastoral Clínica (CPE). Ella continuó su formación en Nueva York y fue certificada como “Capellán”.
En la educación pastoral clínica, dice Natalia, “aprendí el lenguaje de mi mundo interior”. Eso la equipó para explorar el mundo interior de otros. Ella considera como “momentos memorables” el privilegio que ha tenido de escuchar a los enfermos y moribundos.
Cuando regresó a Tanzania sintió un nuevo llamado. Solicitó ausentarse de su comunidad religiosa, hizo un retiro de 30 días y se unió al equipo del Servicio Jesuita a Migrantes que ministra a refugiados de Burundi en un campamento en Kibondo. “Sentí que podría ministrar a otros en su condición humana mejor como una laica”.
Ella regresó al Centro Médico Bugando y recibió capacitación—conmigo—en la supervisión de otros en ministerio pastoral. Uno de sus primeros alumnos fue el Padre Maryknoll Jim Eble, quien luego sería su párroco en Mabatini.
“El padre Jim me presentó en la parroquia como ‘Mamá Mshauri’ (Madre Consejera) y el nombre quedó pegado”, dice Natalia. Como consejera y administradora, ella ha florecido en el uso de los dones que Dios le ha dado. Ella da consejos a los enfermos y perturbados emocionalmente y administrado las finanzas con las habilidades administrativas que aprendió de otro sacerdote Maryknoll, el padre David Smith. Ella dice que la solidaridad, la abertura y el respeto solidifican el equipo parroquial. “La gente ha confiado en mí”, dice Natalia. “Sus vidas son mi vida”.
Natalia se siente bendecida y está indemne a los prejuicios, a veces culturales, contra las mujeres solteras. Con su ministerio que la conecta con muchos de manera solidaria como una “Mamá Mshauri”, ella describe su vida como “vivir sola, pero no solitaria”.
Hoy, Natalia dirige el ministerio de salud pública de la parroquia de la Transfiguración, con la asistencia del Misionero Laico Maryknoll Charles Petro. Ellos ofrecen educación sobre la salud, fisioterapia para discapacitados, clínicas para el cuidado de los ojos y la dentadura, y un próspero jardín lleno de medicinas locales para demostración y venta. Y ella continúa sirviendo tanto a católicos como a no católicos como “Mamá Mshauri”.
Foto principal: Natalia Kadio, compañera de Maryknoll en misión, sirve en la Arquidiócesis de Mwanza, Tanzania. (Sean Sprague/Tanzania)