Sagrada duda en la fe cristiana

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Por: Joseph Veneroso, M.M.
Fecha de Publicación: Jul 1, 2018

Sacerdote describe naturaleza de la duda en la fe cristiana

Una madre me pidió que hable con su hijo porque “dice que ya no cree en Dios”. Cuando supe que tenía 19, le dije: “Está a tiempo”. Un poco confundida, insistió.

Le expliqué que la fe no puede ser forzada o ser falsa. Con el tiempo, sin que se le moleste, él puede regresar a Dios y a la iglesia con una fe más profunda y honesta. Mientras tanto, le pedí que rece a Santa Mónica, quien por 40 años oró por la conversión de su hijo—quien luego se convirtió en San Agustín—y por la recién canonizada Santa Teresa de Calcuta.

En casos similares, otros jóvenes han regresado a la fe. Afortunadamente tenemos intercesores, como Santa Mónica, que nos guían a través de la duda, pero ¿por qué invocar a la Madre Teresa?

Motivada por el Evangelio, ella vivió sirviendo a los más pobres de los pobres. Alimentó hambrientos, cuidó huérfanos y enfermos, y recogió moribundos de las calles. Respetuosa de otras creencias, les leyó sus libros sagrados: los Upanishads a los hindúes; el Corán a los musulmanes; y la Biblia a los cristianos. “Quiero dar a las personas una experiencia del amor de Dios. Depende de ellos cómo eligen rendir culto”, dijo. Algunos se recuperaron, habiendo experimentado el amor de Dios a través de alguien que se preocupó por ellos.

Su ejemplo inspiró a que el renombrado ateo Malcolm Muggeridge, se convierta al catolicismo. En 2016, 19 años después de su muerte, la Iglesia otorgó a la Madre Teresa su mayor honor: la santidad.

Aunque admiro a la Madre Teresa, tuve dificultades para conectarme con ella, y mucho menos querer imitarla. ¿Cómo podría yo, o cualquier simple mortal, hacer siquiera la mitad de las cosas que hacía, ¡y con tanta alegría!? ¿Quién tiene ese tipo de fe hoy en día?

Luego descubrí algo en común. Ella, como yo, como ese adolescente, como la mayoría de nosotros, ¡dudaba! Sus escritos revelaron que durante más de 50 de sus 87 años de vida, ella dudó la existencia de Dios. De hecho, describió su alma como un “bloque de hielo” y su vacío interior como “dagas”. No obstante, persistió en su vida y ministerio, ¡con alegría! Su duda hace que su testimonio sea aún más sorprendente, como el cielo nocturno hace que las estrellas parezcan más brillantes y bellas.

Los cínicos afirmaron con burla que esta admisión la expuso como un fraude. Pero las personas de fe reconocieron esta santa duda como prueba de su santidad. Después de todo, tener dudas es algo que todos entendemos. No obstante, ella no dejó que las dudas le impidieran avanzar, incluso cuando Dios parecía ausente y su vida más seca que un desierto. La duda santa se extiende a través de la espiritualidad cristiana hasta en los relatos de la resurrección de Jesús. Santa María Magdalena lloró afuera de la tumba vacía. Incluso el ver al Señor Resucitado no disipó su duda, ya que lo confundió con el jardinero, que debió haber movido el cuerpo. Cuando se dio cuenta de que Jesús realmente había resucitado y le contó a los otros apóstoles, ellos dudaron. Después de que Jesús se les apareció, y se lo dijeron a Santo Tomás, él dudó. Pero esa duda lo llevó a proclamar a Cristo como nuestro “Señor y Dios” (Juan 20,28).

La Madre Teresa dijo una vez: “Si alguna vez me vuelvo una santa, seguro será de la oscuridad. Constantemente me ausentaré del cielo para encender la luz de aquellos que se encuentran en la oscuridad en el mundo”. Podemos confiar que ella entre otros alumbrarán nuestro camino a Dios.

Foto principal: La Madre Teresa habla con un niño durante su visita a Varsovia, Polonia.(CNS/Polonia)

 

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Sobre la autora/or

Joseph Veneroso, M.M.

Joseph R. Veneroso, M.M., es el ex editor de la revista Maryknoll. Él sirvió como misionero en Corea y ahora vive en el Centro de Maryknoll en Ossining, Nueva York, y también atiende las necesidades pastorales de una comunidad coreana en una parroquia católica en New York City. Es autor de dos libros de poesía, Honoring the Void y God in Unexpected Places, una colección de columnas de la revista Maryknoll titulada Good New for Today y Mirrors of Grace: The Spirit and Spiritualities of the Maryknoll Fathers and Brothers.

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