Un corazón Maryknoll late en Kowloon

Tiempo de lectura: 8 minutos
Por: Andrea Moreno-Diaz
Fecha de Publicación: Mar 3, 2025

Una escuela fundada por las pioneras Hermanas Maryknoll en Hong Kong celebra su centenario al mejor estilo Maryknoll.

Cuando la Hermana Maryknoll Susan Glass pasea por los soleados corredores de la escuela Maryknoll Convent School (MCS), bandadas de niñas en uniformes naranja o celeste la saludan con alaridos de alegría y un abrazo grupal.

La escuela marcó su centenario el 11 de febrero, celebrando un siglo de educación asequible y de calidad para los estudiantes de Hong Kong e inculcando en múltiples generaciones el espíritu de servicio de las Hermanas Maryknoll.

“Nuestro énfasis es ir más allá de las fronteras, ya sean geográficas o sociológicas, ir más allá de ti mismo y hacer algo dirigido hacia afuera”, dice la Hermana Glass sobre la cultura de la escuela. Ella es consejera espiritual para las secciones primaria (edades 6-12) y secundaria (edades 13-18).

El espíritu de “ir más allá” ha sido el corazón de MCS desde el inicio.

Estudiantes de primer grado pintan carteles para celebrar sus primeros 100 días de escuela. Esta iniciativa intercala lecciones académicas con actividades dinámicas para las niñas. (Paul Jeffrey/Hong Kong)

Fundada en 1925 bajo la dirección de la Hermana Maryknoll Mary Paul McKenna, la escuela inició como un kindergarten para 12 estudiantes antes de trasladarse a su edificio actual en Kowloon Tong en 1937.

Cuando la segunda guerra sino-japonesa se expandió a Hong Kong en 1941, Maryknoll Convent School se convirtió en un centro de primeros auxilios. Las hermanas cuidaron a los heridos hasta que la escuela fue bombardeada. A medida que Hong Kong perdía territorio, las hermanas suplicaron en vano poder permanecer en la escuela. Terminaron siendo enviadas con otros prisioneros al Campo de Confinamiento Stanley, al sur de la isla de Hong Kong, y la escuela se convirtió en un hospital militar japonés.

Unas cuantas hermanas fueron liberadas y otras intercambiadas por prisioneros japoneses. En 1943, las hermanas que aún quedaban se fueron de Hong Kong sin jamás abandonar el sueño de volver a su amada escuela. En 1945, cuando los japoneses se rindieron al final de la Segunda Guerra Mundial, las hermanas volvieron a la escuela y recuperaron los edificios saqueados. Luego reiniciaron clases y crearon programas educativos para niños refugiados que venían de China.

Hoy en día MCS tiene 880 estudiantes de primaria y 835 estudiantes de secundaria y está clasificada como una de las mejores escuelas de la ciudad. Sus edificios de ladrillo, sus tejados de cumbrera rojos y sus verdes patios se inspiraron en la casa madre de las Hermanas Maryknoll en Nueva York. En el 2008 la escuela para niñas fue declarada un monumento histórico de Hong Kong.

Estudiantes de secundaria practican lanzamiento de bala en clase de educación física. La escuela tiene 64 actividades extracurriculares deportivas, musicales, académicas y de servicio comunitario. (Paul Jeffrey/Hong Kong)

Preparar una celebración para semejante legado no era tarea fácil, pero Francisca Chan, de la promoción de 1992 y coordinadora del centenario, tenía un plan en mente.

“Llevar la bondad a los más desfavorecidos. Queremos que eso sea parte de nuestro centenario”, dice Chan. “La educación es importante, pero también lo son los valores que las estudiantes aprenden y llevan consigo durante sus vidas”.

La celebración de un año de duración incluyó una ceremonia inaugural, una gala, un simposio y un concierto de egresadas y estudiantes. El Cardenal Stephen Chow aceptó la invitación a celebrar la Misa del aniversario de la escuela.

Las estudiantes también participaron en una iniciativa llamada 100 Actos de Bondad que incluyó donar uniformes usados para reutilizar o readaptar, crear “cajas de esperanza” con juguetes para niños desfavorecidos, empacar regalos de Navidad para pacientes en el Hospital de Nuestra Señora de Maryknoll y elaborar juguetes para perros y donarlos a organizaciones de rescate animal.

“El espíritu de servicio —ese es el espíritu de las Hermanas Maryknoll”, dice Cordelia Chung, directora de la Fundación Maryknoll Convent School. “Queremos asegurarnos de transmitirlo”.

La fundación MCS se constituyó en 2004 para dirigir la escuela, ya que había pocas hermanas disponibles para servir.

Con temor de tener que ceder la escuela, las ahora difuntas Hermanas Jeanne Houlihan y Rose Duchesne Debrecht, quienes habían sido administradoras y maestras en MCS, consultaron con sus egresadas.

Al inicio de la jornada escolar, las estudiantes de primaria de Maryknoll Convent School se forman en filas para escuchar los anuncios en la asamblea matutina. (Paul Jeffrey/Hong Kong)

“¿Qué haces cuando recibes una llamada de las hermanas?” dice Amy Ho, egresada de la clase de 1979 y actual supervisora de la sección primaria. “Sueltas el teléfono y sales corriendo de vuelta a la escuela”.

En una reunión con 40 egresadas, Ho recuerda a la difunta Hermana Agnes Cazale “al borde de las lágrimas” ante la posibilidad de perder la escuela.

“Alguien sugirió: ¿Y si nos hacemos cargo nosotras?” dice Ho. “No había precedente en Hong Kong. Nunca ha habido un grupo de egresadas laicas dirigiendo una escuela religiosa”.

Para Ho, quien fue parte del comité que escribió la ley básica de Hong Kong mientras la colonia británica se preparaba para su traspaso a China, esto era un llamamiento.

“Estaba familiarizada con crear organizaciones y eso es lo que hice con la hermana Jeanne”, dice Ho. “Hay algo de esta escuela que queremos preservar y si las hermanas nos educaron satisfactoriamente, nosotras seríamos los receptáculos de ese algo”.

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Estudiantes de la sección primaria de Maryknoll Convent School se apresuran para regresar a su salón de clases al timbre de la campana. (Paul Jeffrey/Hong Kong)

De izq. a dcha.: Ada Chan, directora de la sección primaria; Meimei Chan, directora de la sección secundaria; Ophelia Ngan, supervisora de la sección secundaria; y las Hermanas Maryknoll Michelle Reynolds, Marilu Limgenco y Susan Glass asisten a Misa en Maryknoll Convent School. (Paul Jeffrey/Hong Kong)

Una docente de la clase de música digital ayuda a estudiantes a crear loops en el género musical de su preferencia utilizando iPads. (Paul Jeffrey/Hong Kong)

Cordelia Chung (izq.), directora de la Maryknoll Convent School Foundation, y Francisca Chan, coordinadora del centenario, posan para una foto.
(Paul Jeffrey/Hong Kong)

Durante sus primeros 100 días de escuela, las estudiantes de P1 (primer grado) participan en actividades didácticas que incluyen pintar, teñir camisetas y recrear los edificios de la escuela usando bloques de Lego. (Paul Jeffrey/Hong Kong)

La supervisora de la sección primaria Amy Ho ayudó a escribir la Ley Básica de Hong Kong. Ella lideró la creación de la Maryknoll Convent School Foundation que ahora dirige la escuela.
(Paul Jeffrey/Hong Kong)

Una estudiante lanza un aro durante la clase de educación física. (Paul Jeffrey/Hong Kong)

Ho se embarcó en otra misión en el 2019. Tomó un transbordador y atravesó el delta del Río de las Perlas hasta la ciudad cercana de Macao para pedirle a la Hermana Susan Glass, que entonces servía en una parroquia, unirse al personal de la escuela. Hace tres años la “Hermana Sue”, como es conocida por estudiantes y personal, se unió a MCS.

La Hermana Glass, 81, fue asignada a Hong Kong en 1980. La misionera de Milwaukee ya había enseñado previamente en escuelas católicas en Hawái. En Hong Kong ella estableció un centro de formación de laicos en los Nuevos Territorios y trabajó con la Diócesis de Hong Kong en preparación para el traspaso a China en 1997.

Ahora, como consejera espiritual en MCS, la Hermana Glass otorga un espacio de contemplación a estudiantes, padres y docentes.

Estudiantes adolescentes se encuentran con ella en la sala de oración para recibir orientación. Las estudiantes primarias ponen sus libros de texto sobre una mesa y rezan junto a la Hermana Glass para sacar buenas notas.

“Cuando el Papa Francisco nos pide ser signos de esperanza para los jóvenes, el mejor signo es ser la mejor persona que podamos ser y estar felices al respecto”, dice la Hermana Glass. “Si los jóvenes ven eso, será un signo de que ellos también pueden estar felices y complacidos”.

Con los docentes, la Hermana Glass dirige ejercicios espirituales y fortalecimiento de equipo. “Creo que ellos aprecian eso”, dice ella. “Tengo la misma experiencia con los padres. Una vez al mes tenemos un grupo para compartir nuestra fe”.

El trabajo en equipo y la orientación se inculcan desde el principio en MCS. Las estudiantes primarias reciben guía de las estudiantes secundarias, quienes son emparejadas con estudiantes egresadas que vuelven a la escuela a dar charlas y a ofrecer orientación.

“Es una manera de conectar a nuestras estudiantes con egresadas que son modelo a imitar”, dice Ophelia Ngan, clase de 1984 y supervisora de la sección secundaria. “Les presentamos a personas que han tenido su misma trayectoria para que les hablen de sus adversidades y contratiempos, sus elecciones y sus carreras”, dice ella.

La Hermana Maryknoll Susan Glass, consejera espiritual en Maryknoll Convent School, da la Comunión a una estudiante de secundaria tras la Misa de Todos los Santos en la escuela. (Paul Jeffrey/Hong Kong)

El evento final del centenario es un ejemplo de esa cooperación intergeneracional. Lideradas por una egresada, algunas de las estudiantes de primaria y secundaria escribieron una obra de teatro para presentar durante el cierre del centenario. 

Para la Hermana Glass, el centenario es a la vez una mirada a los sueños concebidos por las Hermanas Maryknoll y una oportunidad de imaginar el futuro.

“No podemos parar y decir, ‘Hey, esto está genial”, dice la Hermana Glass. “¿Qué vamos a hacer por los siguientes cien años? ¿Cómo vamos a mover ese legado hacia el futuro?” Lo que verdaderamente importa, dice ella, es “aferrarnos a aquello que nos va a hacer avanzar”.

Imagen destacada: Estudiantes de la escuela primaria se preparan para dar una presentación en la clase de inglés para ser evaluadas en destrezas verbales como pronunciación, proyección vocal y confianza. (Paul Jeffrey/Hong Kong)

 

Sobre la autora/or

Andrea Moreno-Diaz

Nació en Bogotá, Colombia. Tiene un título en Literaturas Hispánicas de City College of New York. Como editora asociada escribe, edita y traduce historias en español e inglés. Vive en Ossining, Nueva York.

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