Solemnidad de los Apóstoles San Pedro y San Pablo
29 de junio del 2025
Hechos 12:1-11 | 2 Tim 4:6-8, 17-18 | Mt 16:13-19
“Nosotros nos fatigamos y luchamos porque hemos puesto nuestra esperanza en el Dios viviente…”. ~1 Timoteo 4:10
He trabajado en la misión “intencional” durante gran parte de mi vida. Digo “intencional” porque todo cristiano bautizado está en misión en virtud de su aceptación de Jesucristo. Para mí, “intencional” significa seguir la llamada, inspirada por el Espíritu Santo, que recibí en mi bautismo. Mi misión me ha llevado a muchos lugares fuera de la comodidad de mis propios límites “estadounidenses”.
En mis más de 30 años de viajes, he sido testigo de la persecución directa e indirecta de cristianos. Me sorprende su testimonio de Cristo ante un sufrimiento seguro. Incluso he visto a musulmanes y budistas arriesgar su vida para protegerme. Esto me hace cuestionar la profundidad de mi fe. ¿Cómo afrontaría yo tal opresión? ¿Sería testigo como lo fue San Pedro? Cuando me enfrento a los retos del mundo moderno, me viene a la mente Romanos 3, 10: “No hay ningún justo, ni siquiera uno”. Como nos señalan las lecturas de hoy, Pablo también estaba decepcionado con un mundo que se alejaba cada vez más de Dios.
Al leer las Escrituras —los Evangelios, los Hechos y las Cartas—, empiezo a comprender mejor los retos a los que se enfrentaron los profetas, Jesús y los primeros seguidores. Nunca es fácil para alguien que dedica su vida a construir el Reino de Dios. La respuesta de Dios a los profetas fue: “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación”. Y Jesús mismo dijo que no llevaran nada extra. No es muy tranquilizador, ¿verdad? ¿Cuántas veces leemos “no teman” en la Biblia? Debemos confiar en Dios y eso será suficiente.
A menudo me preguntan por qué me quedo en un lugar tan peligroso como Sudán del Sur. De hecho, yo mismo me hago esa misma pregunta. Hay razones divinamente inspiradas para ello. Cuanto más caos experimento, más me acerco a Dios. Por eso me identifico con las vidas de San Pedro y San Pablo. Tenían fortalezas y debilidades y se enfrentaron a dificultades abrumadoras. Jesús les encargó a ambos que guiaran a la Iglesia a pesar de sus defectos. ¿Soy yo también digno? ¿Puedo hacerlo a pesar de mis debilidades?
Desde que soy misionero, entiendo mucho mejor las Escrituras. Ahora comprendo más profundamente las pruebas y tribulaciones que tuvo que afrontar San Pablo. Tengo un sentido mucho más desarrollado de Jesús y de lo que hizo por nosotros. Para mí, eso es motivo suficiente para quedarme y trabajar en Sudán del Sur. Aún no he llegado al punto de derramar mi sangre. La cruz que se me pide llevar no es tan pesada como la que llevó Jesús. Pedro dijo que Cristo era el Mesías. Yo también trato de hacerlo, con la esperanza de una vida eterna y de un tiempo en el que todo el caos se arreglará. La esperanza es eterna. Alabado sea el Señor por la gracia de proclamar.
Bendiciones y paz a todos los que luchan por el Reino de Dios.
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Gabe Hurrish se unió a los Misioneros Laicos de Maryknoll en 2017. Hurrish tiene una extensa historia de servicio en varias organizaciones, entre ellas el Cuerpo de Paz. El misionero laico ha trabajado por la justicia social en 11 países, en su mayoría en África. Actualmente es maestro en la Escuela St. Mary Magdalen en Riwoto, Kapoeta, Sudán del Sur.
Imagen destacada: Misionero laico Maryknoll Gabe Hurrish saluda a feligreses de la parroquia St. Louis Mary Magdalene en Riwoto, Sudán del Sur, el 7 de febrero del 2021. (Cortesía de Gabe Hurrish/Sudán del Sur)