Por Marietha Góngora, OSV News
(OSV News) — Con la 30.ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, o COP30, prevista para noviembre en Belém, Brasil, los líderes católicos están alzando la voz antes de la cumbre climática mundial.
Un seminario web celebrado el 18 de septiembre por la Oficina de Asuntos Globales de Maryknoll abordó las prioridades climáticas de los pueblos del Sur Global, especialmente los de la región amazónica y la región del Acuífero Guaraní, situado bajo la superficie de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Se trata del sistema acuífero más grande conocido en el mundo.
El panel también abordó las prioridades de la Cumbre de los Pueblos, una reunión paralela liderada por movimientos ecologistas, organizaciones sociales y pueblos indígenas que destaca las preocupaciones de las comunidades locales que sufren los efectos de la crisis climática y propone soluciones basadas en la realidad en la búsqueda de la justicia climática.
El fraile franciscano Rodrigo Peret, de Brasil, ponente del seminario web, reflexionó sobre la urgencia de emprender acciones conjuntas que trasciendan la diplomacia y advirtió sobre los peligros de los gobiernos negacionistas y las “falsas promesas de una transición verde” que no cambian el modelo económico injusto en el que “los pobres siempre pagan el precio más alto”. En cambio, agrava los efectos del cambio climático, como los incendios forestales, las tormentas devastadoras en las zonas costeras, las sequías y las inundaciones.
También cuestionó la contradicción del gobierno brasileño, que se prepara para acoger la cumbre en medio de su intento de posicionarse como líder climático mediante discursos sobre una transición energética justa y la protección de la Amazonía, cuando “los fundamentos económicos están ligados a un modelo extractivo”.
“¿Cómo puede una nación decir que puede ser líder climático si está tratando de aprobar leyes para abrir las tierras indígenas a la minería?”, dijo el hermano Peret, quien pidió “reconstruir la democracia y la soberanía” y dar prioridad a los derechos de las personas y la naturaleza por encima de la rentabilidad y los intereses económicos.
COP30: es urgente reducir las emisiones de gases de efecto invernadero
Lisa Sullivan, responsable del programa de ecología integral de la Oficina de Asuntos Globales de Maryknoll, señaló que 2024 ha sido el año en el que el planeta ha registrado las temperaturas más altas y que, según un informe del mismo año del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), la humanidad tiene seis años para revertir sus efectos o, de lo contrario, se producirán cataclismos climáticos. “Eso fue hace 18 meses. El reloj sigue corriendo”, afirmó.
Tras una visión histórica de las conferencias de la COP, recordó que los objetivos a los que se comprometieron los gobiernos tenían como objetivo adoptar medidas climáticas centradas en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la protección de la vida humana y los ecosistemas, así como la obtención de recursos económicos en los países en desarrollo para que puedan aplicar dichas medidas de forma duradera y sostenida.
“Una señal que nos da esperanza es que cada vez más organizaciones de fe y líderes religiosos van a ir a la COP”, afirmó Sullivan, quien señaló que entre los retos de esta cumbre se encuentran garantizar una transición energética justa, reforzar el multilateralismo y cerrar la brecha financiera entre lo que realmente se necesita para hacer frente al cambio climático y los fondos que se han prometido o entregado hasta ahora.
Sullivan señaló que, aunque las conferencias sobre el clima no han sido perfectas, se han logrado avances, ya que antes del Acuerdo de París de 2015 se preveía que las temperaturas globales aumentaran más de 3 grados centígrados (37,4 grados Fahrenheit), pero ahora se estima que aumentarán 2,7 grados centígrados (36,86 grados Fahrenheit), una reducción que puede salvar vidas y ecosistemas. Recordó que el objetivo es limitar el calentamiento a menos de 2 grados Celsius (35,6 grados Fahrenheit), idealmente por debajo de 1,5 grados Celsius (34,7 grados Fahrenheit), en comparación con los niveles preindustriales.
Los más pobres son los que menos contaminan pero los que más sufren
Por su parte, la hermana Rosita Sidasmed, secretaria ejecutiva de la Red Eclesial del Gran Chaco y Acuífero Guaraní, habló de la importancia de que la Iglesia tenga voz en espacios no eclesiales como la COP, donde las comunidades de fe participan y comparten su visión.
Explicó que, desde noviembre de 2024, la Iglesia en América Latina, el Caribe, Asia y África ha estado preparando el documento “Un llamado a la justicia climática y la casa común: conversión ecológica, transformación y resistencia a las falsas soluciones”, que se presentó en julio en el Vaticano y contó con el apoyo de las redes eclesiales centradas en la ecología.
La hermana Rosita, que ayudó a redactar este documento, subrayó que los autores buscan destacar cómo estas crisis climáticas afectan principalmente a quienes menos contribuyen a ellas: el Sur Global, África, Asia, América Latina y el Caribe. Señaló el “consumo excesivo en el Norte Global” como la causa principal de la crisis climática, cuyas consecuencias sufre el Sur Global.
Reflexionó sobre cómo el Evangelio nos invita a la sobriedad como “una forma de resistir, reducir el consumo superfluo, garantizando lo necesario para una vida digna para todos y todas, con límites a la acumulación de riqueza y una economía que cree que los recursos son infinitos”.
Entre las acciones para mitigar la crisis, la hermana Rosita destacó la importancia de promover economías solidarias, fortalecer el liderazgo local y proteger los territorios de megaproyectos destructivos.
“No podríamos decirnos cristianos en este siglo, en este momento histórico, si no somos capaces de escuchar el grito de la naturaleza, el grito de la tierra y el grito de los pobres de una manera conjunta”, afirmó.
“Estamos en un punto de no retorno para la Amazonía”, afirma REPAM
Por último, Juan Felipe Martínez, secretario ejecutivo de la Red Eclesial Panamazónica (conocida como REPAM), profundizó en la importancia de que la COP30 se celebre en la Amazonía y en la necesidad de situar a la Amazonía en el centro de las decisiones climáticas mundiales porque “es el bioma más grande que presta un servicio ecosistémico y de regulación climática a toda la humanidad”, explicó.
“La carga que el mundo en general, sobre todo los países del norte, estamos dando a la Amazonía, va a llegar un momento muy cercano en que no podrá regular el clima, no podrá limpiar esos gases de efecto invernadero, ese CO2 que producimos en los diferentes países”, advirtió Martínez, añadiendo que “estamos en un punto de no retorno de la Amazonía en materia cultural y social por la persecución, la destrucción de las culturas de nuestras comunidades”.
Imagen destacada: Personas asisten a una protesta en Belém, Brasil, el 23 de julio de 2025, en defensa de la justicia climática, meses antes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP30, que se celebrará en Belém en noviembre. (OSV News/Wagner Santana, Reuters)