Reflexión Maryknoll: Somos el Templo de Dios

Tiempo de lectura: 4 minutos
Por: Oficina de Asuntos Globales
Fecha de Publicación: Nov 6, 2025

Por Josephat Odundo. M.M.

Fiesta de la Dedicación de la Basílica de Letrán en Roma
9 de noviembre del 2025
Ezeq.47:1-2, 8-9, 12 | 1 Cor. 3:9c-11, 16-17| Juan 2:13-22

Uno de mis teólogos africanos favoritos, John Mbiti, dijo en su libro Religiones africanas y filosofía (African Religion and Philosophy): “Los africanos son notoriamente religiosos”.

Esta frase no es ni una exageración ni una coincidencia. Independientemente de la religión a la que se conviertan y estén donde estén, los africanos llevan consigo su religiosidad.

Esta frase me viene a la mente cuando considero y reflexiono sobre la festividad de hoy, su historia, la cultura, las tradiciones y la sinfonía teológica: la vida de Dios irradia desde el lugar de la presencia divina.

¿Por qué celebramos hoy la dedicación de una iglesia? ¿Por qué esta festividad sobresale por encima de la secuencia de los domingos del tiempo ordinario? ¿Por qué es tan importante? Quizás algunos antecedentes históricos nos ayuden a entenderlo.

El sitio donde está ubicada la Basílica de San Juan de Letrán en Roma estaba ocupado en la antigüedad por el palacio de la familia Letrán. Pasó a manos del emperador Constantino a través de su esposa, Fausta, quien lo cedió a la Iglesia no después del año 311.

Después de que se celebrara allí un concilio en el año 313, pasó a ser conocida como la “madre y cabeza de todas las iglesias de la ciudad (Roma) y del mundo”, así como la residencia oficial del papa, obispo de Roma, y la catedral de la diócesis de Roma. Como tal, la basílica ha funcionado como un signo de unidad para todos los cristianos desde el siglo IV y tiene el potencial de servir de esta manera a todos los cristianos católicos de nuestro tiempo.

En la lectura del Evangelio, Jesús se enfada porque el templo, centro de culto y morada de Dios, es tratado como un mercado. En la segunda lectura, Pablo nos recuerda que nosotros, como individuos y como cuerpo, somos el templo de Dios, no solo como centro de culto, sino como morada de Dios.

Corremos el riesgo de permitir que nos traten como un mercado. Por lo general, mucho ajetreo —como por ejemplo, el tráfico— pasa por nosotros, los templos: el trabajo, la familia, las interacciones sociales. Nadie está exento del tráfico interior.

Si utilizamos la internet, el tráfico de información se convierte en una avalancha. Corremos el riesgo de perder la perspectiva de San Pablo y permitir que el ruido de nuestras vidas ahogue la voz de Dios. Como resultado, cuando Dios llama, todas las líneas están ocupadas.

A través de las lecturas de hoy fluye una sola corriente: Dios construye un templo vivo rebosante de vida. El Profeta Ezequiel muestra la fuente (el agua brota de debajo del templo). San Pablo revela la estructura (la comunidad de creyentes). San Juan devela la piedra angular (Jesús sustituye el templo físico por su propio cuerpo). La presencia de Dios se traslada de un lugar a una persona y de una persona a otras.

La Iglesia hereda la misión del templo al ser llamada a llevar la vida divina a los desiertos del mundo. En una época espiritualmente árida, los creyentes deben ser como un río: llevar la sanación ante la amargura, la unidad ante la división y la renovación ante el agotamiento.

Mientras seguimos reflexionando sobre la naturaleza única y dinámica de la Iglesia, tengamos presente que el templo cristiano no es un museo. Es un ecosistema vivo en movimiento, que inunda los lugares de muerte con la gracia bautismal. No nos limitamos a visitar la presencia de Dios, sino que la llevamos con nosotros. Como Cristo se ha convertido en el nuevo templo y su Espíritu habita en nosotros, la nueva vida debe fluir desde la Iglesia hasta que todos los mares de muerte se renueven.

El seminarista Maryknoll   Josephat Odundo obtuvo una licenciatura en Tecnología Informática Empresarial en Nairobi antes de ingresar a Maryknoll desde su diócesis natal de Bungoma, Kenia. Pasó dos años en Taiwán, donde completó su Programa de Entrenamiento en el Extranjero. Actualmente es estudiante en la universidad Catholic Theological Union en Chicago. Profesó sus primeros votos a la Sociedad Maryknoll en 2023. 

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Imagen destacada: El mosaico de la Basílica de Letrán en Roma representa la crucifixión simbolizada por la cruz y los santos que dan testimonio de la divinidad de Cristo sobre un arroyo que fluye, en referencia a Ezequiel 47. El mensaje del mosaico es que la cruz de Cristo cumple la promesa de salvación hecha a Ezequiel, restaurando a la humanidad y a toda la naturaleza a la gracia de Dios. (Deb Nystrom/Wikimedia Commons/Italia)

Sobre la autora/or

Oficina de Asuntos Globales

La Oficina de Asuntos Globales de Maryknoll expresa la posición de Maryknoll en debates sobre políticas públicas en Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y ante los gobiernos de Estados Unidos y otros países, con el propósito de ofrecer educación en temas de paz y justicia social, la integridad de la creación y abogar por la justicia social, económica y del medio ambiente.

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