Reflexión Maryknoll: Trabajar por la esperanza

Tiempo de lectura: 4 minutos
Por: Oficina de Asuntos Globales
Fecha de Publicación: Nov 13, 2025

Por Janet Srebalus, M.M.

XXXII Domingo ordinario
16 de noviembre del 2025
Mal. 3, 19-20a | Tes. 3, 7-12 |Lucas 21, 5-19

A medida que nos acercamos al último domingo del año litúrgico de la Iglesia, muchos de nosotros esperamos con ansias el Adviento y la temporada navideña, el nacimiento de Cristo entre nosotros y el esperanzador mensaje de “en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres”. Sin embargo, antes de comenzar a prepararnos para un nuevo año y un nuevo nacimiento, la Iglesia nos recuerda hoy que aún no hemos llegado a ese punto. Hay y seguirá habiendo sufrimiento hasta el fin de los tiempos.

Así, una parte de nosotros ve y llora la desgarradora destrucción de las guerras, la degradación ambiental, el caos político y las tragedias de la vida que nos rodean. La otra parte de nosotros ve los signos de resiliencia,  esperanza y valentía de la humanidad y de la creación frente a obstáculos en apariencia insuperables. Vemos a personas comunes viviendo, amando, trabajando, cooperando para hacer del mundo un lugar mejor. En la primera lectura de hoy, el profeta Malaquías nos advierte que un día habrá un ajuste de cuentas para los malvados, y de curación para los que son fieles y se mantienen firmes.

Esta ha sido mi experiencia como misionera en Tanzania desde 1966, cuando el país apenas se había independizado de años de dominio colonial, y luchaba por obtener autonomía y en contra de la pobreza, la enfermedad y la ignorancia. Estos desafíos continúan en Tanzania, donde hemos sido testigos del reciente caos electoral. Sin embargo, el legado y la esperanza que representa el primer presidente del país, Julius Kambarage Nyerere, nos inspira incluso ahora a ser líderes con integridad para servir a los demás, no para enriquecernos.

Julius Nyerere de Tanzania condujo valientemente a su pueblo hasta la independencia. Fue proclamado “Siervo de Dios” por el Papa Benedicto XVI, el primer paso en el camino hacia la canonización. Como líder popular entre el pueblo de Tanzania, Nyerere no aprovechó su posición para amasar riqueza y dormirse en los laureles. Vivió con sencillez y trabajó duro por su pueblo y el desarrollo del país. Su mensaje a los tanzanos fue claro: “Trabajen duro; sean autosuficientes”.

San Pablo podría haber usado a Nyerere como ejemplo para los tesalonicenses, algunos de los cuales creían que su salvación y la segunda venida de Jesús significaban que podían relajarse y esperar porque todo saldría bien al final. En su Segunda carta a los tesalonicenses, Pablo se describe a sí mismo como un gran trabajador y llama a sus seguidores a no ser perezosos ni entrometerse en los asuntos de otras personas, sino a llevar una buena vida, trabajar duro y ser autosuficientes. Ya les había advertido sobre las dificultades que enfrentarían predicando las Buenas Nuevas del amor de Dios y permaneciendo fieles a las enseñanzas de Jesús, pero Pablo los animó a mantenerse firmes y aferrarse a la verdad.

En la lectura del Evangelio de San Lucas, Jesús da una respuesta desafiante a la pregunta de sus discípulos sobre cuándo vendrán tiempos de destrucción. Jesús tiene claro que vendrán cosas extrañas y aterradoras, y que además sus seguidores serán perseguidos y traicionados, incluso por sus amigos y familiares. Sin embargo, Jesús los anima con la promesa de que tendrán la sabiduría para encarar a sus enemigos y no ser derrotados. Este mensaje se nos da hoy cuando enfrentamos dificultades, divisiones y sufrimientos en nuestra sociedad. Jesús les dice y nos dice: “Si se mantienen firmes, conseguirán la vida”.

Si leemos más en Lucas capítulo 21, escuchamos a Jesús prometer que aunque sucedan cosas extrañas,  “Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria”. Entre todos los teólogos y predicadores que hoy advierten sobre el fin de los tiempos, el que habla con optimismo y esperanza sobre nuestro anhelo de integrar nuestra fe con las realidades y entendimiento que tenemos de nuestro mundo actual, el jesuita francés Pierre Teilhard de Chardin da una rica síntesis teológica que él llama Cristogénesis para replantear nuestras creencias tradicionales en un marco cósmico-evolutivo.

En lugar de esperar un fin que está fuera de nosotros, de Chardin nos inspira a visualizarnos a nosotros mismos y a toda la creación en un proceso dinámico, evolutivo y continuo de transformación y sanación. Nosotros, siendo uno con todo lo que existe, participamos activamente con la gracia divina a través del amor, el trabajo y el crecimiento espiritual para lograr la venida del reino de amor, paz y justicia de Dios.

La Hermana Maryknoll Janet Srebalus vive en Mwanza, Tanzania, donde imparte guía espiritual en la Casa de Oración del Lago del Buen Pastor y capacita a las hermanas tanzanas de las congregaciones locales en psicología y habilidades de consejería.

Para leer otras reflexiones bíblicas publicadas por la Oficina de Asuntos Globales de Maryknoll, haga clic aquí.

Imagen destacada: Un grupo de vecinas se unen en oración en la Casa de Oración del Lago del Buen Pastor en Tanzania, donde la Hermana Maryknoll Janet Srebalus ha dado dirección espiritual. (Sean Sprague/Tanzania)

 

 

Sobre la autora/or

Oficina de Asuntos Globales

La Oficina de Asuntos Globales de Maryknoll expresa la posición de Maryknoll en debates sobre políticas públicas en Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y ante los gobiernos de Estados Unidos y otros países, con el propósito de ofrecer educación en temas de paz y justicia social, la integridad de la creación y abogar por la justicia social, económica y del medio ambiente.

Ediciones Archivadas