Sínodo analiza la ‘teología de la creación’ indígena

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Por: Servicio Católico de Noticias (CNS)
Fecha de Publicación: Nov 1, 2019

Una mujer rema en una canoa en Santarem, una ciudad junto al río Amazonas en el estado de Pará, en el norte de Brasil, en marzo de 2019. (CNS-Paul Jeffrey/Brasil)

CATHOLIC NEWS SERVICE || Por Barbara Fraser

CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — Al exigir respeto por las culturas de los pueblos indígenas, el papa Francisco no estaba promoviendo el panteísmo, sino –aprovechando sus raíces jesuitas– instando a respetar una visión del mundo que ve a Dios en todas las cosas.

Ante el Sínodo de los Obispos para la Amazonía, el papa dijo el 9 de octubre que estaba decepcionado al ver un periódico evocando las celebraciones del carnaval de Río de Janeiro para describir el servicio de oración de apertura del sínodo el 7 de octubre con sus símbolos y canciones amazónicas.

Muchos de los participantes del sínodo, la mayoría de los cuales sirven en la región amazónica, estuvieron de acuerdo con el papa. El resumen de las noticias del Vaticano sobre el debate del sínodo el 9 de octubre dice: “La vista de la sala del sínodo se amplió para incluir la teología de la creación, donde reside la Palabra de Dios”.

Del mismo modo lo entienden muchos pueblos indígenas amazónicos, quienes consideran que el mundo natural es sagrado porque Dios está presente en toda la creación. Los expertos dicen que eso es muy diferente del panteísmo, o la creencia de que los elementos de la naturaleza en sí mismos son dioses.

“Nuestra fe cristiana y la iglesia nos enseñan a buscar y encontrar a Dios en todas las cosas, como dice san Ignacio en los Ejercicios Espirituales. No hay panteísmo en esto”, le dijo el padre jesuita Adelson Araujo dos Santos, profesor del Instituto de Espiritualidad de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, a Catholic News Service (CNS).

 

Una mujer reza durante la misa del 6 de abril de 2019 en San Ignacio, Guyana. El padre franciscano Joao Messias Sousa, quien trabaja entre indígenas en la Amazonía, dijo que la gente cree que, “Dios está en todas las cosas, pero que esas cosas no son dioses”. (CNS-Paul Jeffrey/Guyana)

“Panteísmo significa creer que un árbol es un dios, el sol es un dios”, dijo Moema Maria Marques de Miranda, franciscana laica y observadora en el sínodo.

La teología de la creación que se debate en el sínodo refleja en cambio lo que san Buenaventura, un franciscano, llamó “panenteísmo”, el “reconocimiento de que toda la creación es una expresión del amor de Dios”, dijo a CNS.

Cuando san Francisco renunció a una vida de lujos y se fue descalzo al campo, el despertar de sus sentidos al mundo natural “le hizo darse cuenta de que todas las cosas, humanas y no humanas, tienen el mismo padre”, dijo Miranda. “Hay una conexión profunda, porque el amor de Dios está presente en cada ser creado por Dios, así como el amor de los padres está presente en cada uno de sus hijos”.

Cuando los europeos llegaron a Sudamérica, cuatro siglos después de que san Francisco tuviera su revelación y 300 años después de que san Buenaventura escribiera sobre el panenteísmo, malinterpretaron la relación de los pueblos indígenas amazónicos con el mundo natural –dijo.

“El pueblo amazónico se relaciona con el cosmos como parte de él y eso los hace parte de la tierra”, dijo a CNS el arzobispo Roque Paloschi de Porto Velho, Brasil. “La tierra, el agua, el aire, los bosques son parte de ellos y los hacen parte del todo. Todo es sagrado, y en eso radica la manifestación de lo sagrado”.

Mientras san Buenaventura escribió sobre el panenteísmo como un concepto teológico, el pueblo Mundurukú de Brasil lo vive –dijo el padre franciscano Joao Messias Sousa, quien trabaja con los Mundurukú en Brasil.

Para ellos, “Dios está en todas las cosas, pero esas cosas no son dioses”, dijo. Lo que significa que “Dios no está lejos. Él está cerca”.

Cuando los misioneros construyen capillas en las comunidades Mundurukú –dijo– la gente lo acepta, pero se pregunta por qué es necesario tener un edificio para adorar.

 

Celestina Fernandes da Silva, una activista católica, riega flores frente a su casa en la aldea indígena Wapishana de Tabalascada, Brasil, en abril 2019. (CNS-Paul Jeffrey/Brasil)

“La dimensión sagrada, para ellos, no tiene una pared alrededor”, dijo. “¿Cómo vas a construir un lugar para Dios si Dios está en todo?”

Muchos pueblos amazónicos también creen que cada elemento de la creación tiene un espíritu, a menudo traducido al español o portugués con la palabra “madre”. Eso no significa que vean a los árboles o animales como dioses, sino refleja su creencia de que lo sagrado está presente en el mundo –según el padre Sousa.

Reconocer lo sagrado –dijo– significa “amar la presencia del creador en todo. Cuando hablas de la madre del pez, del bosque, de los animales, es (una expresión de) respeto, porque son sagrados, de la misma manera (una persona es) sagrada”.

Debido a esa presencia divina en la creación, una persona no puede ser dueña de esas cosas y no debe destruirlas ni usarlas irresponsablemente –agregó.

El llamado del papa Francisco a detener la destrucción del medioambiente para obtener ganancias económicas, por lo tanto, está respaldado tanto por la comprensión cristiana de la creación como por la creencia indígena de que Dios está presente en todas las cosas.

La deforestación así como el daño a la tierra y los ríos por parte de las industrias de extracción –como la tala y la minería– y de grandes proyectos de infraestructura –como las represas hidroeléctricas– fueron los problemas que se mencionaron con mayor frecuencia durante las consultas previas al sínodo realizadas en las jurisdicciones de la iglesia en toda la región amazónica.

Esas preocupaciones se reflejan en el documento de trabajo del sínodo, el cual también señala que la sabiduría ancestral transmitida de generación a generación entre los pueblos indígenas amazónicos “inspira cuidado y respeto por la creación” y prohíbe el abuso del medioambiente.

El documento “simplemente reconoce que algunos de los valores presentes en las cosmovisiones indígenas, que implican un mayor cuidado, preservación y protección de la naturaleza, nos ayudan a recordar que –como cristianos– tenemos que percibir el mundo como creación, donde el hombre contempla las características de Dios”, dijo el padre dos Santos.

Finalmente –dijo el arzobispo Paloschi– la teología de la creación, de la presencia de Dios en todo, se extiende por toda la historia de la iglesia.

“San Agustín dice que el primer libro escrito fue la creación –dijo– de modo que no hay contradicción entre la fe cristiana y la espiritualidad de los pueblos amazónicos”.

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