Hace poco, la antropóloga Rosaurora Espinosa, de Xochimilco, México, se jubiló de su trabajo en la Universidad Autónoma de México, donde su vida académica fue también la de una laica comprometida. “Les comparto con alegría y asombro que este año se cumplen 50 años de haberme encontrado con el Grial”, les dijo a sus compañeras del Grial en ocasión de su retiro.
El Grial, un movimiento mundial de mujeres, fundado por un jesuita en Holanda, se extendió a varios países después de la Segunda Guerra Mundial, llegando a México en los años 1960s. Rosaura y otras integrantes se involucraron en esfuerzos por la paz y la justicia por medio del desarrollo comunitario y la educación popular. Las primeras miembros trabajaron en las colonias pobres del Distrito Federal, colaborando con el Padre Maryknoll Donald Hessler, quien ministró en México por 43 años. Interesado en el movimiento Grial, el padre Hessler llevó a un grupo de misioneros laicos de Ohio a su parroquia en México, donde desarrollaron un apostolado misionero laico entre la gente local. El padre Hessler falleció en Cuernavaca, México en 1995.
Rosaurora se desempeñaba como trabajadora social, cuando asistió a un taller ofrecido por el filósofo y educador brasileño, Paulo Freire, que le cambió la vida. Allí conoció a Alice Kraemer, una misionera laica del Grial y “comencé mi caminar, ¡con mis hermanas del alma!”
Durante las cinco décadas de su participación, Rosaurora ha trabajado en programas de formación— sobre todo para mujeres rurales. En su trabajo en la UNAM, dio clases en varias facultades y tuvo a su cargo un programa de servicio social estudiantil, con participación de jóvenes con diferente formación profesional. Algunas alumnas continúan sintiéndose atraídas a la misión del Grial. Les llama la atención el conjunto de crecimiento espiritual, solidaridad y lucha. “En cada país, el Grial es diferente. Lo que nos mantiene unidas en nuestra diversidad es la espiritualidad”, dice Rosaurora.
Actualmente, ella es co-coordinadora, a través del Internet, de La Red de Migrantes y Refugiados. La red cuenta con 30 miembros de diversos países, entre ellos Estados Unidos, México, Brasil, Portugal, Ecuador, Italia, Suecia y Canadá. Explica Rosaurora, “La propuesta es compartir a nivel internacional cómo vemos que nuestra misión se desarrolla alrededor de la crisis de la migración. Queremos compartir estudios, reflexiones y analizar críticamente las decisiones políticas y compartir estrategias de acción en un nivel más amplio”.
Un ejemplo del intercambio entre las integrantes ocurrió hace poco: Una miembro de Kenya escribió que en su país, lluvias destructivas habían ocasionado la muerte de más de 130 vidas, dejando a miles de familias desplazadas por las inundaciones y enormes daños económicos. El desastre ha causado una migración interna en un país que ya recibe refugiados de otros países y que sufre de su propia pobreza. Reflexiona Rosaurora tristemente, pero con esperanza, “Muchas personas ahora están comprendiendo las realidades del cambio climático y cómo nos está afectando”.
Además de dar a conocer situaciones trágicas como la de Kenya, que no siempre salen en las noticias de los medios de comunicación, dice Rosaurora, “Queremos compartir proyectos sobre la superación del racismo y la xenofobia. Nos inspiramos unas a otras, para seguir apoyándonos en nuestros esfuerzos a favor de los migrantes y refugiados en nuestros respetivos países y comunidades”. La oración forma parte de este intercambio. En los encuentros internacionales, las mujeres del Grial realizan hermosas ceremonias de oración.
Felicidades a Rosaurora por sus 50 años de caminar al lado de otras mujeres, quienes luchan, motivadas por su fe, por un mundo de paz y justicia. Que sea una inspiración a otras laicas, para que encontremos, cada quien de su propia manera, oportunidades para poner nuestra fe en práctica.
