Recordando al capellán militar santo de Maryknoll

Tiempo de lectura: 6 minutos
Por: David Aquije
Fecha de Publicación: Nov 11, 2021

 

Como capellán de la Infantería de los Marines de Estados Unidos durante la Guerra de Vietnam, el Padre Maryknoll Vincent Capodanno compartió incansablemente el amor y la misericordia de Dios con aquellos a quienes sirvió, y finalmente dio su propia vida mientras les ministraba en el campo de batalla. En este artículo, que apareció originalmente en la edición de enero/febrero 2016 de la Revista Maryknoll (ahora llamada Misioneros), un ex-Marine recuerda las acciones heroicas y el servicio desinteresado del misionero Maryknoll que continúa inspirando a personas de todas las edades.

En este Día de los Veteranos volvemos a contar esta historia en honor al padre Capodanno y a todos aquellos hombres y mujeres de servicio que han dado su vida por la causa de la libertad.

 

En medio de la vorágine mortal que es la guerra, del intenso pavor del campo de batalla, del ensordecedor estruendo del fuego de los morteros, del peligro incesante de la ráfaga de rifles, ametralladoras y lanzagranadas, y del estentóreo bramido del rotor de los helicópteros de la Guerra de Vietnam, un sacerdote Maryknoll pudo encontrar la paz y el silencio necesarios para escuchar el gemido de soldados mutilados y ensangrentados y compartir con ellos el amor misericordioso de Dios.

En su último día de misión, después de horas de intenso combate en el Valle Que Son ese 4 de septiembre de 1967, el Padre Vincent R. Capodanno también estaba gravemente herido. Cuando la explosión de un mortero le infligió múltiples heridas en sus brazos y piernas y le cercenó parte de la mano derecha—según la descripción oficial de la citación en la Medalla de Honor que recibió de manera póstuma—él se negó a recibir ayuda médica.

Padre Capodanno Chu Lai, Vietnam.

El Padre Capodanno posa frente a un pesebre en la Navidad de 1966 en un puesto militar en Chu Lai, Vietnam. (Maryknoll Mission Archives)

En su lugar, el Padre Capodanno, quien como capellán de los Marines de Estados Unidos no portaba armas de fuego, continuó desplazándose por el campo de batalla brindando ayuda médica a los heridos y la unción de los enfermos a los moribundos. Cuando vio a un soldado herido quien estaba en la línea de fuego del enemigo, Capodanno heroicamente se apresuró a socorrerlo, pero una ráfaga de balas se lo impidió y acabó con la vida del sacerdote misionero de 38 años de edad.

Más de 50 años después de la muerte del padre Capodanno, uno de los marines presentes en la batalla que se cobró la vida del sacerdote Maryknoll todavía recuerda esa batalla y el coraje del padre Capodanno, acreditando al misionero el haber inspirado más tarde una renovación de la fe católica del veterano.

“Soy un benefactor de Maryknoll porque conocí al padre Vincent Capodanno”, dice James Hamfeldt, un agente de bienes raíces de Morristown, Nueva Jersey, quien tenía 20 años de edad cuando conoció al Padre Capodanno.

Hamfeldt (dcha.) en Vietnam. (Cortesía de James Hamfeldt)

Conocer al misionero Maryknoll impactó la vida de Hamfeldt y muchos otros soldados, dice el veterano: “Daba charlas a los soldados que recién llegaban (a Vietnam) sobre lo que tendrían que enfrentar en esas circunstancias (de guerra) y nos pedía que tratáramos de no perder nuestra humanidad”.

“Tengo casi 70 años”, continúa Hamfeldt, quien después de la traumática experiencia de la Guerra de Vietnam, se alejó de la Iglesia por muchos años, pero el ejemplo y el recuerdo del Padre Capodanno reorientaron su vida al camino de la fe.

Hamfeldt narra de manera general los horrores de la guerra, es el infierno, señala, y guarda silencio para evitar los detalles más duros. Más de 1.3 millones de personas perdieron la vida en el conflicto, de las cuales unos 58 mil fueron soldados estadounidenses. Las secuelas psicológicas de la guerra, todavía continúan afectando a los veteranos sobrevivientes.

“El Padre Capodanno fue nuestro pastor. Salvó mi vida de una manera espiritual”, dice Hamfeldt, mientras describe las heroicas acciones del Padre Capodanno entre los soldados. “En el campo de batalla, el ruido de las balas es ensordecedor. Si te parabas morías”, continúa, pero el Padre Capodanno, “caminaba buscando socorrer a los heridos. Tenía el tipo de coraje que sólo se puede tener si tienes a Dios a tu lado”.

Padre Capodanno, Medalla de Honor

Foto de archivo del misionero quien recibió la Medalla de Honor. (Maryknoll Mission Archives)

Hamfeldt no es el único que rinde tributo al heroísmo con el que el Padre Capodanno compartió la compasión y el amor de Dios en medio de la guerra. La Arquidiócesis para Servicios Militares de Estados Unidos abrió oficialmente el proceso para la causa de su canonización el 19 de mayo, 2002 y una asociación católica privada sin fines de lucro, la Cofradía del Padre Capodanno, creó una página electrónica en el 2013, www.capodannoguild.org, para compartir los detalles de la heroica vida y muerte del Padre Capodanno. Él fue declarado Siervo de Dios, el primer paso hacia la canonización, en 2006.

De esta breve manera resume la cofradía las últimas horas del Padre Capodanno: “Durante la Semana Santa de 1966, el Padre Capodanno se reportó como capellán del 7o batallón de los Marines en Vietnam, y luego fue trasladado a una unidad médica. El Padre Capodanno era más que un sacerdote que ministraba dentro del horrible campo de la guerra. Se convirtió en un compañero inseparable de los marines: vivió, comió y durmió en las mismas condiciones que ellos. Pasó horas tranquilizando a los cansados y desilusionados, consolando a los afligidos, oyendo confesiones, instruyendo a los conversos, y distribuyendo medallas de San Cristóbal. Fue durante su segunda temporada de servicio, el 4 de septiembre de 1967, con el 3o Batallón, 5o de Marines que el Padre Vincent Capodanno hizo el último sacrificio. Después de horas de intensos combates de una emboscada de Vietnam del Norte, el Padre Capodanno, él mismo gravemente herido, vio un soldado herido inmovilizado por un artillero enemigo. Corrió a administrar atención médica y espiritual al soldado. A pesar de que el Padre Capodanno estaba desarmado, el enemigo abrió fuego y el Padre se convirtió en una víctima de 27 impactos de bala. Murió realizando fielmente su último acto como un buen siervo de Dios”.

El Padre Raymundo Finch, el anterior superior general Maryknoll, dice: “La misión es darnos nosotros mismos libremente a las personas a las que servimos. Como capellán el Padre Capodanno dio su vida por los hombres a los que sirvió. Él es un ejemplo para todos nosotros y un verdadero misionero Maryknoll”.

Nacido en Staten Island, Nueva York, el Padre Capodanno fue ordenado sacerdote misionero Maryknoll en 1958. Su primera asignación misionera lo llevó a Mialoi en Taiwán, y luego a Hong Kong, China. Durante la Guerra de Vietnam, el Padre Capodanno pidió y se le concedió el permiso para enlistarse como capellán de los Marines. Es uno de cinco capellanes militares en recibir la Medalla de Honor del Congreso de Estados Unidos, el más alto honor otorgado por el país, y el único otorgado a un capellán de los Marines.

Como dice James Hamfeldt, el veterano de Vietnam y benefactor de Maryknoll que conoció en persona al Padre Capodanno, su heroísmo y compasión misionera continúa salvando la vida espiritual de muchas personas y son una guía hacia el camino al reino de Dios. El proceso para su santidad puede llevar décadas, pero para personas como Hamfeldt, Capodanno ya es un santo.

“Yo quiero volver a ver al Padre Capodanno más tarde”, dice Hamfeldt. “Yo sé dónde está, y allí es donde yo quiero estar”.

 

La versión original de este artículo fue publicada en 2016. Y si quiere leer más sobre el Padre Capodanno, vaya a “El siervo de Dios de los Marines”.

Foto principal: El Padre Maryknoll Vincent R. Capodanno, un capellán militar, ora con soldados estadounidenses durante la Guerra de Vietnam, en la que perdió la vida. En 2006, el misionero fue declarado Siervo de Dios, el primer paso hacia su canonización. (Maryknoll Mission Archives)

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Sobre la autora/or

David Aquije

David R. Aquije es un periodista nacido y educado en Lima, Perú. En 1991 llegó a Estados Unidos y continuó estudios de periodismo en Mercy College, en Dobbs Ferry, New York. Aquije fue el ex director de Misioneros, la revista en español de Maryknoll, anteriormente llamada Revista Maryknoll. Mientras trabajaba para los Padres y Hermanos Maryknoll, informó sobre el trabajo misionero en Asia, África y América Latina, así como en Estados Unidos. Ha ganado numerosos premios de la Asociación de Prensa Católica de Estados Unidos y Canadá, incluido el primer lugar como Editor del Año de publicaciones en español.

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