LAS HERMANAS MARYKNOLL DAN EL EJEMPLO DE CÓMO CUIDAR NUESTRA CASA COMÚN.
Desde Filipinas hasta Panamá, a Zimbabwe y a la casa madre en Nueva York, las Hermanas Maryknoll han sido pioneras en el movimiento ecológico. Sus trabajos en Asia, África y las Américas han predicado con el ejemplo y presagiado lo que el Papa Francisco consideró “el cuidado de nuestra casa común” en su encíclica sobre el medio ambiente del 2015 Laudato Si’.
“Las mujeres son líderes en la adaptación climática”, dijo la Hermana Maryknoll Marvelous (Marvie) Misolas, representante de la Congregación ante las Naciones Unidas. En un debate de la ONU sobre la acción climática en octubre del 2021, describió cómo es “cuando las mujeres lideran la acción climática”, citando un ejemplo de su natal Filipinas.
En la ciudad de Antipolo, al este de Manila, las mujeres participaron en programas de reforestación y forestación (cultivo de árboles donde antes no crecía ninguno) como parte de un programa comunitario de conservación de cuencas hidrográficas, Protección del Paisaje de la Cuenca Marikina. El esfuerzo liderado localmente en el 2016 fue diseñado para conservar las fuentes de agua dulce que beneficiarían directamente a las comunidades circundantes, dijo.
“Las mujeres locales fueron líderes en el proceso de implementación”, dijo la hermana Misolas. Esto incluyó recolectar semillas de los bosques, establecer viveros, participar en reuniones gubernamentales y talleres de capacitación, vender plántulas al gobierno y plantar y monitorear los nuevos árboles.
“Las mujeres que lideran la acción climática han mostrado una interconectividad de soluciones”, dijo.
A principios de la década de 1990, las hermanas Maryknoll que trabajaban en otras partes de Filipinas establecieron el Santuario Ecológico Maryknoll en la ciudad de Baguio en la isla de Luzón, preservando 2,8 hectáreas de exuberante bosque de pinos tropicales. El santuario no solo evita que un pequeño trozo de bosque sea quemado para la agricultura, sino que también sirve como un centro de aprendizaje para ayudar a la población local a recuperar el conocimiento sobre el cuidado de la tierra.
De manera similar, las hermanas Maryknoll en la selva tropical de Darién, Panamá, trabajan para promover una forma de vida que coexista armoniosamente con el medio ambiente. Ejecutan programas que incluyen una vida sostenible y alternativas a la agricultura de tala y quema que ha estado destruyendo los bosques de Darién durante décadas.
La Hermana Maryknoll Margarita Jamias en el Santuario Ecológico Maryknoll en Baguio, Filipinas, donde supervisó programas educativos sobre el cuidado de la creación. Ahora es miembro del Comité de Medio Ambiente en el Centro de las Hermanas de Maryknoll en Ossining, Nueva York, y continúa su trabajo de defensa del medio ambiente. (Sean Sprague/Filipinas)
La Hermana Maryknoll Jocelyn “Joji” Fenix, médica originaria de Filipinas, se reúne con Horacio González, quien administra el centro pastoral de las hermanas en Santa Fe, Darién, Panamá, donde utilizan agua de lluvia y fuentes de energía solar, cultivan alimentos a un finca modelo y preservar la flora y fauna a su alrededor. (María-Pía Negro Chin/Panamá)
“Creo que uno de los grandes problemas que ha causado tanta destrucción en nuestro entorno, en la creación de Dios, es el no reconocer que Dios está realmente en todas partes”, dijo la Hermana Maryknoll Jocelyn Fenix sobre el ministerio de Darién en un artículo publicado en Misioneros en el 2019. “Dios está en nuestros semejantes, en los animales, en la tierra. Entonces, ¿cómo podemos ayudar a los demás a que realmente se asombren ante la maravilla de toda la creación?”
La Hermana Maryknoll Janet Miller (vea pág. 18), quien también sirvió en Panamá, comenzó su vida misionera en África en 1976, trabajando en jardinería comunitaria y agricultura en Tanzania y Zimbabwe, donde estudió técnicas agrícolas adecuadas para las tierras del sur de África. De vuelta en Nueva York en 2012, la hermana Miller, como co-directora de la oficina del medio ambiente de las Hermanas Maryknoll, ayudó a resguardar 42 acres de la propiedad de más de 60 acres de las Hermanas en la ciudad de Ossining como terreno preservado.
“La preservación de tierras es para proteger el medio ambiente, que contiene tanto bosques nativos como humedales”, dijo la Hermana Maryknoll Rebecca Macugay a la ONU en octubre. “El fideicomiso es más que un acuerdo legal; es un encargo sagrado”.
El liderazgo de las Hermanas Maryknoll, como el de los Padres y Hermanos Maryknoll, se ha comprometido a responder al cambio climático, al cuidado de la tierra y al llamado del Papa Francisco en Laudato Si’ para una ecología sostenible e integrada.
La Hermana Maryknoll Anastasia Lott, quien también habló ante la ONU en octubre, dijo: “Esperamos que nuestros esfuerzos enciendan un movimiento de soluciones climáticas integradas que respondan al llamado moral del Papa Francisco a la humanidad en Laudato Sí’ para cuidar la creación de Dios y el pueblo de Dios”.
Imagen destacada: Un camino cubierto de musgo en el santuario ecológico de las Hermanas Maryknoll en Baguio, Filipinas. Los objetivos principales de la reserva de bosques de pinos, jardines y un área dedicada al cultivo biodinámico es ofrecer actividades educativas sobre el cuidado de la creación. (Sean Sprague/Filipinas)