Una cooperativa de mujeres iniciada por Maryknoll en Brasil brinda apoyo y medios de subsistencia.
El Centro de Salud Holística AFYA en João Pessoa, Brasil, es reconocido en todo el mundo por sus terapias de curación alternativa. Menos conocida, pero parte integral de su misión, es una cooperativa en su corazón.
La Hermana Maryknoll Euphrasia (Efu) Nyaki, 62, comenzó AFYA en el año 2000 con la difunta Hermana Maryknoll Connie Pospisil y un pequeño equipo de mujeres en un vecindario periférico. “Empecé el centro para que las mujeres puedan tener buena salud, dignidad y medios para mantenerse a sí mismas”, dice la hermana Nyaki, originaria de Tanzania.
AFYA, que significa “salud” en swahili, nació para abordar la pobreza, la violencia, el trauma y la falta de acceso a la atención médica en el noreste de Brasil. Evolucionó para dar la bienvenida a los hombres, comenzando con los miembros masculinos de la familia de las mujeres.
El centro ha crecido hasta incluir 21 miembros comunitarios principales, que comenzaron como participantes del programa. A menudo provienen de entornos marcados por experiencias infantiles adversas, como la violencia doméstica. Con el tiempo, las mujeres (y un hombre) han desarrollado una comunidad de sanación en la que los miembros se sostienen unos a otros.
Muchas hermanas Maryknoll, miembros de la Sociedad y misioneros laicos, han trabajado con AFYA. En la actualidad, las hermanas Maryknoll Isabel Araujo, Gladys González, Faithmary Munyeki y Azucena San Pedro, junto con dos misioneros laicos Maryknoll, sirven con la hermana Nyaki.
Durante sus primeros años, el centro dependía de subvenciones para su financiación. Con la crisis financiera mundial de 2008, AFYA perdió un apoyo importante. “Nos dimos cuenta que no podíamos depender de fondos del exterior”, dice la hermana Nyaki. El equipo central creó una cooperativa dentro de AFYA. Sus miembros colectan las ganancias mensuales del centro y, después de pagar los gastos, dividen las ganancias en partes iguales entre el personal. “Al ganar su propio dinero, las mujeres encontraron dignidad en poder mantenerse a sí mismas y a sus familias”, explica la hermana Nyaki, quien dice que la cooperativa transformó a las mujeres.
“Antes de crear la cooperativa, las mujeres se veían a sí mismas como individuos”, dice ella. “Ahora se ven como una comunidad”.
El Padre Maryknoll Dennis Moorman, 59, quien ofrece cursos y terapia de trauma individual en AFYA, dice: “Estoy impresionado por el compromiso del equipo para ayudarse el uno al otro”. AFYA es un “espacio de sanación que se crea a partir de la bienvenida, el cuidado, la compasión y el amor”, dice, y esa atmósfera impregna el trabajo de la organización.
El padre Moorman agrega que la cooperativa de mujeres “construye la solidaridad entre ellas a medida que se apoyan mutuamente de muchas maneras”.
Las ganancias monetarias en la cooperativa son modestas. La cantidad que cada miembro lleva a casa varía, por lo general entre R$ 1000 y R$ 2000 reales (aproximadamente $200 a $400 dólares estadounidenses) por mes. Sin embargo, el apoyo de la comunidad también se manifiesta a través de las relaciones, la asistencia especial según sea necesario y el cuidado genuino de unos a otros. Por ejemplo, una de las mujeres necesitaba una lavadora. La cooperativa le dio un préstamo para que pudiera comprar una.
El Padre Maryknoll Dennis Moorman, colaborador frecuente del Centro de Salud Holística, posa
con la Hermana Maryknoll Euphrasia Nyaki (dcha.), Bruna Ferreira y su hija María Cecilia. (Dennis Moorman/Brasil)
Por supuesto, algunos meses las ganancias de la cooperativa son bajas. Además, en Brasil, la mayoría de los lugares de trabajo cierran para celebraciones de temporada como el Carnaval. Vivir mes a mes es un gran desafío para muchas de las mujeres.
Esta inestabilidad económica se vio exacerbada cuando el mundo se paralizó debido a la pandemia de COVID-19, que inicialmente obligó a AFYA a cerrar sus puertas durante cuatro meses. Los misioneros Maryknoll que se ofrecen como voluntarios en el centro comenzaron a ofrecer seminarios web y reuniones de Zoom, y los participantes hicieron contribuciones para los programas en línea. AFYA pudo pagar sus cuentas y lo que quedó fue compartido por los miembros de la cooperativa.
“Después de unos meses, decidimos que somos una organización de salud, por lo que debemos encontrar una manera de abrir”, dice la hermana Nyaki. Las primeras personas que regresaron a las sesiones terapéuticas, dice ella, incluyeron “médicos y enfermeras que se habían sentido profundamente afectados por trabajar en los hospitales”.
La Misionera Laica Maryknoll Kathy Bond, 56, quien ha servido en Brasil durante casi 30 años, imparte cursos y talleres en AFYA junto con su esposo Flavio Rocha, también misionero laico Maryknoll. “Uno de mis principales objetivos es proporcionar una habilidad que pueda ayudar a los profesionales de salud y terapeutas a complementar sus ingresos”, dice Bond. Sus cursos de capacitación permiten a los miembros de la cooperativa y otros participantes desarrollar habilidades como terapeutas de salud holística.
Miembros de la cooperativa y asociadas se reúnen en AFYA. Muchos misioneros Maryknoll han servido junto con participantes de la cooperativa durante los 23 años de AFYA. (Cortesía de Kathy Bond/Brasil)
La misionera laica Kathy Bond (al frente) dirige una clase de yoga en AFYA. Ella enseña a miembros
de la cooperativa y otros grupos habilidades terapéuticas que luego pueden ofrecer a otros. (Cortesía de Kathy Bond/Brasil)
Bond cuenta la historia de una mujer que fue separada de su madre a temprana edad y no empezó a hablar hasta los 6 o 7 años. De adulta, la mujer tomó un curso en AFYA y se encontró transformada. Después de varios programas de entrenamiento, se unió al equipo. “Es una excelente cocinera y terapeuta”, dice Bond, “pero todavía tiene problemas con la pronunciación, especialmente cuando está nerviosa. La invité a ser mi asistente cuando doy un curso. Este papel la ha ayudado no solo a perfeccionar sus habilidades, sino también a aumentar su confianza al hablar”.
La hermana Nyaki dice que los próximos objetivos de AFYA son expandirse y tener más espacio para brindar servicios. Ella nota con orgullo que una nueva coordinadora, una joven brasileña llamada Bruna Ferreira, ahora está a cargo del liderazgo diario en el centro.
Durante 23 años, el equipo de AFYA ha compartido alegrías y desafíos. La cooperativa, con sus muchos asociados Maryknoll, continúa impulsando el corazón de esta vibrante comunidad.
Imagen destacada: Miembros del equipo del Centro de Salud Holística AFYA en João Pessoa, Brasil, preparan comidas saludables. Todo el personal del centro pertenece a una cooperativa de trabajadores. (Kathy Bond/Brasil)