Cuando pienso en el Padre Maryknoll Joyalito Tajonera, cuyo ministerio a migrantes en Taiwán es la portada de esta edición de Misioneros, su apodo me viene a la mente. El misionero es adecuadamente conocido como “Padre Joy” (que significa Padre Alegría, en inglés) por la mayoría de migrantes filipinos a quienes sirve. Él exuda esa emoción junto al amor por la gente a la que ayuda.
Como migrante filipino, el Padre Joy conoce las aflicciones de aquellos que dejan familia y patria atrás. Como seminarista enviado por Maryknoll a Taiwán para estudiar chino, le impactó la situación de la gran diáspora de migrantes filipinos trabajando allí. Yo mismo he visto esta diáspora cuando he reportado desde Taiwán, Hong Kong y Japón. En cada lugar, los misioneros Maryknoll trabajan con una cifra estimada de 10 millones de trabajadores filipinos en el extranjero. Muchos migrantes pasan su vida siendo el sostén de sus familias, sacrificando su comodidad para que sus hijos, padres, hermanos y sobrinos tengan una mejor vida, un futuro prometedor.
Algunos los llaman “héroes”. El Padre Joy los llama “mártires”. Creo que es el término correcto. A veces, un nombre encapsula todo.
Ya sean padres, hermanas, hermanos o misioneros laicos, los misioneros Maryknoll en todo el mundo tienen un llamado común: servir como misioneros. En esta edición dedicada a las vocaciones, le invitamos a leer sus historias. Conózcalos, y a la gente a la que sirven, por su nombre.
—Lynn F. Monahan, Director Editorial Ejecutivo
Imagen destacada: Collage de la portada y fotos publicadas en la edición Otoño 2023 de Misioneros.