Una Misión de Paz Continúa

Tiempo de lectura: 5 minutos
Por: Luna Stephanie
Fecha de Publicación: Sep 5, 2023

Los afiliados Maryknoll en Guatemala continúan el trabajo misionero con los jóvenes en un barrio plagado de pandillas y violencia.

Un conocido proverbio africano dice: “Se necesita una aldea para criar a un niño”. Una comunidad en un barrio de la ciudad de Guatemala realmente vive esto.

Durante un viaje de inmersión reciente dirigido por el Programa de Formación Misionera Maryknoll, estudiantes de la Universidad de Yale conocieron a los afiliados Maryknoll, los mismos que habían sido inspirados por el difunto Padre Maryknoll Thomas Goekler y a su vez, se sintieron inspirados por su compromiso con un programa que fundó el misionero.

El Padre Goekler llegó al barrio de la Ciudad de Guatemala, conocido como Zona 18, en el 2008. Esto fue después que el proyecto que había establecido para jóvenes marginados en San Pedro Sula, Honduras, podía florecer por sí solo. Por este motivo él quería llevar este modelo a otras comunidades centroamericanas. Quince años después, “Caminando por la Paz” prospera, incluso en medio de pandillas y violencia.

Los estudiantes de Yale y el personal acompañante de Maryknoll recibieron una breve orientación de las afiliadas Maryknoll, Rosa María de León y Rosa Beatriz Castañeda de Larios. Ambas habían asistido a la Escuela Monte María, fundada por las Hermanas Maryknoll en la Ciudad de Guatemala. Nos instaron a estar abiertos a los muchos encuentros que viviríamos.

Las afiliadas Maryknoll Isis Miranda (izquierda) y Karla González dan una presentación al grupo de estudiantes de la Universidad de Yale que visitaron el centro Caminando por la Paz. (Jenn Schaaf/Guatemala)

Las afiliadas Maryknoll Isis Miranda (izquierda) y Karla González dan una presentación al grupo de estudiantes de la Universidad de Yale que visitaron el centro Caminando por la Paz. (Jenn Schaaf/Guatemala)

Como el viaje se realizó durante la Cuaresma, la ciudad se llenó de gente, música y oración. Invadieron nuestros sentidos el olor a incienso y el sonido de las bandas de música animando procesiones. Me conmovió ver cómo la gente pobre y de clase trabajadora se mezclaba con los turistas, juntándose para ver a Jesús.

Carlos Miranda, miembro de la junta y afiliado Maryknoll, nos llevó a “Caminando por la Paz”. Al igual que otros programas de afiliados Maryknoll, explicó, Caminando por la Paz se basa en cuatro pilares: comunidad, espiritualidad, visión global y acción. Ofrece tutoría después de la escuela y una comida gratis. El proyecto también proporciona un espacio de reunión para pequeñas reuniones comunitarias cristianas y oportunidades de servicio.

El programa de nutrición proporciona comida hasta para 100 niños del vecindario, pero durante el COVID-19, personas de todas las edades vinieron a buscar comida. Las sesiones de tutoría sirven a aproximadamente 20 niños. Los recién llegados son bienvenidos en cualquier momento.

Miranda y los demás miembros de la junta dieron su presentación, mientras preparaban el almuerzo diario. Pronto, escuchamos golpes en la puerta. Las tres mesas se llenaron rápidamente de niños y estudiantes de Yale. Caminando por la Paz se sentía como un típico hogar latino: niños jugando, adultos cocinando y adolescentes en su propia burbuja hablando de sus esperanzas y sueños.

De los afiliados, supimos de jóvenes que habían superado muchas adversidades a través del programa. Anderson de León es un ejemplo. El hermano mayor de Anderson, Jordi, vivía en la casa Caminando por la Paz cuando el Padre Goekler aún vivía. Un tiempo después, Jordi fue asesinado a temprana edad.

A Anderson le gustaban los deportes desde que era pequeño, pero era un pésimo estudiante. Recibió tutoría en Caminando y con ese empujón logró culminar sus estudios de primaria. Aprovechando su talento, Anderson obtuvo una beca en una escuela de formación deportiva. Hoy tiene un lugar en las reservas de un equipo de fútbol profesional y está cerca de jugar en la primera división. Él regresa a la comunidad para visitar a su familia y amigos, y para jugar en los partidos de fútbol de Caminando por la Paz.

Las afiliadas Maryknoll Rosa María de León (izquierda) y Rosa Beatriz Castañeda de Larios dan una sesión de orientación a los estudiantes de Yale durante el viaje de Inmersión Maryknoll. (Jenn Schaaf/Guatemala)

Las afiliadas Maryknoll Rosa María de León (izquierda) y Rosa Beatriz Castañeda de Larios dan una sesión de orientación a los estudiantes de Yale durante el viaje de Inmersión Maryknoll. (Jenn Schaaf/Guatemala)

Los miembros de la comunidad que se ven favorecidos por Caminando por la Paz a menudo se mantienen conectados, dicen los afiliados. Miranda explica que él mismo fue atendido primero por el programa antes de convertirse en voluntario y luego unirse al personal.

Después del almuerzo, todos se reunieron afuera. Debido a la historia de violencia de la Zona 18, los miembros de Caminando se aseguran de que los niños lleguen a casa sanos y salvos acompañándolos a casa en grupo. Los estudiantes de Yale y los niños pequeños caminaron de la mano por las calles. Los adolescentes eran demasiado “chéveres” para tomarse de la mano, pero la alegría brillaba en sus rostros. Todos los jóvenes tenían inocencia cultivada en Caminando por la Paz: un espacio seguro donde pueden comer, aprender, rezar y jugar.

Afiliados Maryknoll en polos azules reciben a estudiantes y personal de Maryknoll, incluyendo a Ray Almanza y a Luna Stephanie (fila inferior, extremos izq. y dcho.) en Caminando por la Paz. (Cortesía de Luna Stephanie/Guatemala)

Afiliados Maryknoll en polos azules reciben a estudiantes y personal de Maryknoll, incluyendo a Ray Almanza y a Luna Stephanie (fila inferior, extremos izq. y dcho.) en Caminando por la Paz. (Cortesía de Luna Stephanie/Guatemala)

Nuestra visita a Caminando terminó en la capilla de la azotea, una habitación improvisada llena de fotos, pinturas, crucifijos tallados y recuerdos del Padre Goekler. Caben más de 20 personas en este pequeño espacio donde compartimos pan y café. El café ha sido cultivado y cosechado por pequeños agricultores en Honduras y se vende a través del comercio justo por un proyecto de Caminando por la Paz, llamado Family Coffee. Me sorprendió cómo esta comunidad marginada ayuda a otras comunidades aún más marginadas.

El Padre Goekler se inspiró en la Sierva de Dios Dorothy Day y fundó dos casas del Trabajador Católico. La muerte de las cuatro religiosas martirizadas en El Salvador lo motivó a la misión en el extranjero. Sacerdote de la Arquidiócesis de Hartford, Connecticut, sirvió como sacerdote asociado con Maryknoll antes de ser aceptado e incorporado en la Sociedad en 1999. Le dijo al cardenal de Guatemala: “El trabajo que hago, lo hago en las calles”. 

Luna Stephanie trabajó como promotora de educación misionera para los Padres y Hermanos Maryknoll del 2019 al 2023.

Imagen destacada: Claire Latendresse, una estudiante de salud pública de la Universidad de Yale, y una niña que concurre al programa Caminando por la Paz almuerzan juntas durante un viaje de inmersión misionera Maryknoll a Guatemala. (Jenn Schaaf/Guatemala)

Sobre la autora/or

Luna Stephanie

Luna, oriunda de California, es una educadora misionera Maryknoll para la Comunidad de Empoderamiento de Jóvenes Adultos del área de la Bahía de San Francisco.

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