Mártires del Ixcán, Guatemala

Tiempo de lectura: 7 minutos
Por: Meinrad Scherer-Emunds
Fecha de Publicación: Jun 3, 2024

Hace casi 50 años, el misionero laico John Gauker murió junto al Padre Maryknoll Bill Woods en un sospechoso accidente aéreo en la selva guatemalteca.

En 1976 un fuerte terremoto sacudió a Guatemala, destruyendo más de 250.000 casas y dejando 1.2 millones de personas damnificadas.

En Auburn, Alabama, John Gauker y su esposa Phyllis querían ayudar. John tenía una compañía de construcción y sintió el llamado para ayudar a reconstruir el país.

Hablaban español porque habían vivido en España por tres años. Phyllis tenía dos meses de embarazo y tenían un hijo de dos años y medio, Johnny.

En su parroquia, un ingeniero jubilado había servido en el Cuerpo de Paz como voluntario en Guatemala. Él les dijo que había trabajado con un sacerdote piloto quien, si le escribían diciéndole que querían ayudar, les diría “vénganse para acá”.

El Padre William Woods distribuye escrituras de tierras en la selva ixcana, donde ayudó a 2.000 familias a establecerse en cinco pueblos. La fotógrafa que tomó esta foto murió más tarde junto con al misionero laico John Gauker y el Padre Woods en el accidente aéreo. (Maryknoll Mission Archives/Selwyn Puig/Guatemala)

El Padre William Woods distribuye escrituras de tierras en la selva ixcana, donde ayudó a 2.000 familias a establecerse en cinco pueblos. La fotógrafa que tomó esta foto murió más tarde junto con al misionero laico John Gauker y el Padre Woods en el accidente aéreo. (Maryknoll Mission Archives/Selwyn Puig/Guatemala)

Eso hicieron y, efectivamente, eso fue lo que el Padre Maryknoll William “Bill” Woods les dijo.

El Padre Woods les dijo que el plan era construir apartamentos para personas damnificadas por el terremoto en un terreno que había comprado en Ciudad de Guatemala con ese fin. Dijo que estaba esperando que un contratista apareciera. John Gauker era ese contratista.

Por más de una década, el Padre Woods había estado involucrado con un proyecto de reforma de tierras en una selva remota de Ixcán. El proyecto había logrado obtener terrenos para campesinos indígenas maya que no tenían tierras, y les había ayudado a construir casas y granjas. Para el año 1976, cerca de 2.000 familias maya se habían asentado en cinco pueblos nuevos con escuelas y clínicas de salud.

Sin embargo, el ejército guatemalteco y la élite terrateniente también tenían el ojo puesto en la zona selvática. La subida en precios de la gasolina en los 1970s atrajo a compañías petroleras. La presencia del ejército en el área había incrementado y empezaron los secuestros, desapariciones y asesinatos de personas que estuvieran asociadas con el proyecto de la Reforma Agraria.

En abril de 1976, el embajador estadounidense le dijo a Woods en una reunión que el ejército de Guatemala lo acusaba de colaborar con las guerrillas y que su vida corría peligro.

Phyllis Gauker observa mientras un sacerdote misionero canadiense sostiene a Johnny. Junto a ellos el Hermano Maryknoll Robert Butsch se dirige a los trabajadores de la construcción que asisten a la Misa conmemorativa para John en la Ciudad de Guatemala. (Cortesía de Phyllis Gauker/Guatemala)

Phyllis Gauker observa mientras un sacerdote misionero canadiense sostiene a Johnny. Junto a ellos el Hermano Maryknoll Robert Butsch se dirige a los trabajadores de la construcción que asisten a la Misa conmemorativa para John en la Ciudad de Guatemala. (Cortesía de Phyllis Gauker/Guatemala)

Después de esa reunión, el Padre Woods envió una carta directamente al entonces presidente de Guatemala, General Kjell Laugerud García, en la que decía: “Nunca he tenido ninguna relación con las guerrillas y no tengo ideales políticos.” Continuó: “Mi único interés es ayudar a los campesinos a ser mejores cristianos, mejores guatemaltecos, y ayudarlos a producir más para sí mismos y su país.”

Tras su llegada a Guatemala, el Padre Woods les dijo a los Gauker que su vida estaba amenazada. “No sabíamos qué hacer”, dice Phyllis. “Creo que nos estaba ofreciendo una salida, como diciendo ‘si quieren irse ahora, yo entiendo’”.

John y ella lo pensaron y rezaron al respecto. “Decidimos que nos quedábamos a largo plazo y que no dejaríamos solo a Bill”.

La pareja se mudó a un hangar de aviones que el Padre Woods había alquilado. Él había aprendido a pilotear en 1965 y utilizaba avionetas para transportar gente y suministros para el proyecto Ixcán.

El programa oficial de los Misioneros Laicos Maryknoll se había inaugurado, y el Padre Woods habló con la pareja acerca de asistir al programa de orientación y formación en el campus de Maryknoll en Ossining, Nueva York, pero eso nunca se dio.

Poco después del nacimiento de la hija de los Gauker, Mónica, el Padre Bill invitó a la familia a viajar con él a Ixcán para visitar el proyecto. Tenían planeado volar el 20 de noviembre de 1976.

Izquierda: Phyllis, Johnny y Mónica después de su bautismo. (Cortesía de Phyllis Gauker/Guatemala)

Izquierda: Phyllis, Johnny y Mónica después de su bautismo. (Cortesía de Phyllis Gauker/Guatemala)

“Ya habíamos tenido una experiencia difícil con Mónica”, recuerda Phyllis, durante otro viaje reciente a causa del calor y la humedad. “Sabía que ella no soportaría el calor de Ixcán, así que rechacé la invitación para mis hijos y para mí”. Phyllis recuerda que mientras cerraba la puerta del avión, “mi hijo lloraba porque quería ir con papá”.

Además de John, tres pasajeros más iban a bordo. Con sólo 20 años, Ann Kerndt, de la Direct Relief Foundation de Estados Unidos, era la pasajera más joven. La acompañaba Michael Okada, un doctor que hacía trabajo voluntario en Guatemala. Selwyn Puig, una fotógrafa que conocía el trabajo del Padre Woods y madre de cuatro, iba a tomar fotos para la revista Maryknoll.

Phyllis recuerda: “Ese día, al atardecer, llamé por radio desde el hangar a Mayalán para preguntar por Bill. La respuesta fue, ‘el padre no ha llegado.’”

En su libro Murdered in Central America: The Stories of Eleven U.S. Missionaries (Asesinados en Centroamérica: historias de once misioneros estadounidenses), Donna Whitson Brett y Edward T. Brett escriben sobre lo que sucedió en el avión: “El Cessna, después de que lo pesaron para evitar sobrepeso, despegó a las 10:01 a.m. Justo tras pasar el último pico del cañón hacia la selva, cuando el avión estaba a 150 pies de altura sobre las montañas, testigos lo vieron caer en picada, dar vueltas en el aire y estrellarse en la montaña que había acabado de pasar”.

Aunque los testigos dijeron que hacía buen tiempo ese día, el ejército guatemalteco trato de culpar la caída del avión al mal tiempo. El ejército llegó al sitio rápidamente, levantó los cuerpos y alteró la evidencia. Phyllis recuerda a un coronel del ejército  que vino al hangar a darle la mala noticia: “Habían encontrado el avión y todos habían muerto. Para explicar la causa del accidente aéreo, me mostró pronósticos del tiempo (¡que evidentemente mostraban cielos despejados!) ¿Acaso pensó que yo no sabía leer?”

Derecha: El Padre Maryknoll, Edward Moore, camina en la procesión de la Misa fúnebre por las víctimas del accidente aéreo. El hermano del Padre Woods, sentado en la banca de la derecha, asiste a la Misa. (Cortesía de Phyllis Gauker/Guatemala)

Derecha: El Padre Maryknoll, Edward Moore, camina en la procesión de la Misa fúnebre por las víctimas del accidente aéreo. El hermano del Padre Woods, sentado en la banca de la derecha, asiste a la Misa. (Cortesía de Phyllis Gauker/Guatemala)

Generalmente se acepta que el Padre Woods, John y los otros tres pasajeros en ese vuelo fueron asesinados por órdenes del ejército guatemalteco. Hubo reportes de oficiales embriagados que se regodeaban de haber asesinado al sacerdote misionero.

Los nombres del Padre Woods y de John son los primeros en una larga lista de sacerdotes católicos, religiosos, catequistas y misioneros laicos, e incluso un obispo que fueron asesinados y martirizados en Guatemala entre 1976 y 1998.

Poco después del accidente, el ejército guatemalteco ocupó los asentamientos en Ixcán, un conglomerado petrolero de Europa construyó carreteras en el área y una autopista se creó para conectar con los recién obtenidos terrenos del siguiente presidente de Guatemala, el general Fernando Romeo Lucas García.

Luego, según los Brett, en marzo de 1982 “cerca de 300 personas fueron asesinadas por el ejército en La Unión, uno de los pueblos del Padre Woods. El ejército llevó a cabo masacres similares en la región del proyecto Ixcán de marzo a junio”.

Según la Comisión para el Esclarecimiento Histórico para Guatemala de las Naciones Unidas, más de 200.000 personas fueron asesinadas o desaparecidas en la guerra civil de Guatemala que terminó en 1996.

 

 

En la carta que Phyllis envió en el 2006 a Thomas R. Melville, un exsacerdote Maryknoll que escribió Through a Glass Darkly (Como en un espejo confusamente; una crónica de atrocidades en Guatemala y El Salvador, contada a través de la historia del Padre Maryknoll Ronald Hennessey), dijo de su difunto esposo y del Padre Woods: “No sé si debo llamarlos mártires o ingenuos”.

El Padre Woods y John fueron enterrados en la sección de Maryknoll en el cementerio de Huehuetenango, Guatemala. En el 2000, por solicitud del pueblo Ixcán, el cuerpo del Padre Maryknoll Woods fue trasladado a Mayalán, Ixcán.

Phyllis Gauker volvió con sus dos hijos a Auburn, donde después se volvió a casar. Ha enseñado música coral y dirigido el Club de Música de Cantantes de Auburn. “Es la música, particularmente el canto”, dice, “lo que me ha sostenido”.

Meinrad Scherer-Emunds es director de comunicaciones para los Misioneros Laicos Maryknoll.

Imagen destacada: En el sentido de las agujas del reloj: John Gauker se deleita con Johnny y Mónica; en la celebración del bautizo de Mónica. Phyllis es abrazada por una mujer que susurra: “Yo también soy viuda” y los trabajadores de la construcción asisten a la celebración de una Misa para John. (Cortesía de Phyllis Gauker/Guatemala)

Sobre la autora/or

Meinrad Scherer-Emunds

Scherer-Emunds es el director de comunicaciones de los Misioneros Laicos Maryknoll.

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