Un sacerdote Maryknoll que asiste al Sínodo dice que la sinodalidad es un proceso continuo
La idea de sinodalidad en el centro del Sínodo de los Obispos que tendrá su segunda sesión en octubre se remonta a los primeros días de la Iglesia. En su núcleo la sinodalidad refleja el espíritu misionero de la Iglesia, dice el Padre Maryknoll William LaRousse.
El Padre LaRousse, que reside en Tailandia y se desempeña como secretario general adjunto de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia (FABC), fue elegido para representar a Asia como miembro de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, generalmente conocida como el “Sínodo sobre la sinodalidad”.
“No es sólo una Iglesia sinodal, es una Iglesia sinodal misionera”, dice el Padre LaRousse, quien participó en la primera sesión de las muchas fases de este sínodo en octubre de 2023 y regresará a Roma para la segunda y última sesión en octubre.
El Padre Maryknoll William LaRousse (dcha.) con el Obispo Anthony Yao Shun de la diócesis de Jining, China, y exalumno del Proyecto Maryknoll de Educadores y Formadores en China. (Cortesía William LaRousse, M.M./Vaticano)
La palabra sinodalidad proviene de la palabra sínodo, que significa “juntos” y “camino” en griego, y se expresa en el tema sinodal de “Caminar juntos”. El Padre LaRousse dice que “la palabra sínodo se remonta a mucho tiempo atrás en la Iglesia” y aunque la palabra sinodal no se usó en el Vaticano II, sus principios ya estaban presentes según la Comisión Teológica Internacional.
Al anunciar este sínodo en octubre del 2021, el Papa Francisco invocó el Vaticano II, enfatizando que la comunión y la misión fueron las “líneas principales” manifestadas por el Concilio. Añadió un tercer tema: la participación. El Padre LaRousse explica que cada uno de los tres temas de comunión, participación y misión se dividió en 15 preguntas para ser discutidas por los 364 participantes votantes en el sínodo. El Papa Francisco eleva el total de participantes a 365.
Si bien el Papa ha llamado al Sínodo sobre la Sinodalidad “algo verdaderamente importante para la Iglesia”, otros han ido más allá, diciendo que es el evento más importante en la Iglesia después del Concilio Vaticano II.
El motivo de este sínodo, el quinto del papado del Papa Francisco, es hacer que la Iglesia sea más misionera e inclusiva, lo que se refleja en el tema de la participación y en la integración de los laicos que por primera vez tienen voto durante las deliberaciones.
El Papa Francisco sonríe con miembros de la asamblea del Sínodo de los Obispos, incluida la teóloga Cristina Inogés Sanz (izq.) en la sesión de la asamblea en octubre del 2023. (CNS/Medios Vaticanos/Vaticano)
No sólo los laicos tienen derecho a votar, dice el Padre LaRousse, sino que toda la estructura de las reuniones es diferente. La organización de los asientos rompe con el patrón jerárquico tradicional, donde los obispos se sentaban acorde a rango y antigüedad. En lugar de un auditorio o un anfiteatro, los miembros de este sínodo se sientan en mesas redondas para 12 personas en cada una.
“Las mesas son mixtas”, dice. “A diferencia de antes, hay un cardenal sentado al lado de una laica, una hermana o un sacerdote”.
Cada miembro tiene una tableta con la que puede registrarse, votar y solicitar la palabra. También se proporciona una pantalla, micrófono y cámara por cada tres personas.
El código de vestimenta para los obispos fue casual, añade el Padre LaRousse. No se esperaba que usaran filetata (sotanas, fajines y casquetes) excepto el primer y el último día de la sesión.
El Papa Francisco y los líderes de la asamblea del Sínodo de los Obispos aplauden al concluir la última sesión de trabajo de la reunión el 28 de octubre de 2023, en el Aula Pablo VI del Vaticano. (CNS/Medios Vaticanos)
El modelo para sentarse en mesas redondas, dice el Padre LaRousse, vino de Asia, donde esta organización de los asientos se utilizó en la Conferencia General del FABC y la Asamblea Continental del sínodo en su fase preparatoria. Él dice que el proceso sinodal de involucrar a la gente a nivel parroquial fue bien recibido en Asia, donde ha servido desde que fue asignado a Filipinas en 1977 para el Programa de Entrenamiento en el Extranjero de Maryknoll.
Sin embargo, dice el Padre LaRousse, el sínodo no es un evento de toma de decisiones, sino un foro de discusión. Si bien surgieron temas controversiales, como las mujeres diáconos, la bienvenida a los católicos LGBTQ y la hospitalidad eucarística para los no católicos, éstos no se discutieron en todas las mesas.
El Padre Maryknoll William LaRousse junto al Papa Francisco y otros participantes en la primera sesión del Sínodo sobre la Sinodalidad en octubre del 2023. (Cortesía William LaRousse, M.M./Vaticano)
“Los participantes del Sínodo no toman decisiones”, dice. “En última instancia, el Santo Padre toma las decisiones”.
Señaló que, a principios de este año, el Papa anunció la creación de 10 grupos de estudio para discutir temas planteados en la primera sesión global del sínodo. Estos grupos presentarán sus trabajos en junio del 2025. Estos temas no serán parte de la discusión en la segunda sesión del sínodo, que estará enfocado en la pregunta: “¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión?”
El Padre LaRousse dice que el énfasis desde el comienzo del proceso sinodal fue la escucha. “Especialmente para llegar a grupos de la periferia e invitarlos a nivel local”, dice. “¿Quiénes son esos grupos, parroquias y diócesis que será necesario incorporar? Creo que eso ha tenido un efecto muy positivo”.
En un discurso al inicio del camino sinodal en 2021, el Papa Francisco dijo: “Estoy seguro de que el Espíritu nos guiará y nos dará la gracia de avanzar juntos, de escucharnos unos a otros y de emprender un discernimiento de los tiempos en que vivimos, en solidaridad con las luchas y aspiraciones de toda la humanidad”.
Como con el Concilio Vaticano II, el Papa Francisco está abriendo la Iglesia a nuevas formas de hacer las cosas y eso implica escuchar a todos, dice el Padre LaRousse.
“Todo aquel que es bautizado es un miembro activo de la Iglesia y por lo tanto, está involucrado en la misión de la Iglesia”, dice. “Desempeñan un papel en todo lo concerniente a la Iglesia”. La sinodalidad puede “reactivar” ese sentido de identidad y pertenencia.
El misionero descarta la idea de que una vez que termine el papado del Papa Francisco, terminará la sinodalidad.
“Al menos en mi experiencia en Asia he captado la energía de las iglesias, de cómo hacer las cosas y cómo ver las cosas como Iglesia”, dice el Padre LaRousse.
“Creo que lo importante es el proceso”, dice. “La sinodalidad no es una meta a alcanzar. Es un proceso que debe iniciarse y que cobrará vida propia. Entonces, este proceso en curso continuará. Ahora tenemos una palabra para nombrarlo”.