Misiones en Latinoamérica: Los rostros invisibles que sostienen la misión

Tiempo de lectura: 3 minutos
Por: Padre Alejandro Marina
Fecha de Publicación: Mar 3, 2025

La misión de los Padres y Hermanos Maryknoll en Bolivia y en el mundo es posible gracias a innumerables rostros invisibles. Son personas que detrás de escena, y con su servicio cotidiano, hacen posible que tengamos lo necesario para nuestra misión. Algunas de esas caras invisibles son las de Zulema Flores Balderrama y Scarley Morales Patiño, nuestras cocineras y personal de la casa.

Trabajan en nuestro centro desde hace más de 15 años. Son herederas de otras mujeres que trabajaron aquí antes que ellas, la suegra de Zulema y la madre de Scarley. Ambas confiesan que trabajar con los misioneros Maryknoll ha sido una bendición y ha significado la oportunidad de crecer humana y profesionalmente, y al mismo tiempo sentirse parte de la obra misionera de la Sociedad.

Durante los últimos años son ocho las personas que colaboran con nosotros. Por medio de ellos se administran los gastos para los proyectos apostólicos y las necesidades de la casa. Se limpian y mantienen la propiedad y los carros para ir a lugares a servir. Podríamos hacer las tareas nosotros —los misioneros— pero el tener a estos colaboradores nos ayuda a dedicarnos plenamente a la misión.

Scarley entró a trabajar a Maryknoll hace 16 años cuando su madre se jubiló, para ocupar el mismo puesto que ella. Zulema entró a trabajar hace 24 años, cuando el Hermano Alex Walsh, administrador del centro en ese entonces, necesitaba ayuda. Luego Zulema empezó a reemplazar a doña Irma, su suegra, en la cocina.

Zulema recuerda que al principio sólo lo vio como un trabajo, pero con el tiempo todo cambió. “Fui conociendo a los misioneros Maryknoll y la misión que realizaban. Desde mi lugar trataba de participar”, dice Zulema. “Ya sea cocinando lo que necesitaran o yendo a ayudar en los lugares de misión. Y ofreciendo talleres de cocina a mujeres o preparando dulces para los niños.”

Para ella, trabajar en Maryknoll significó un crecimiento profesional, ya que Maryknoll le ofreció la posibilidad de estudiar para ser chef profesional. El Hermano Antonio López la acompañó en su graduación. A partir de eso, ella misma se fue perfeccionando y hoy es una chef reconocida en Cochabamba y a nivel nacional.

Scarley cuenta que cuando su mamá trabajaba con los misioneros Maryknoll, llevaba a casa la revista Misioneros. Allí fue conociendo lo que los misioneros hacían. En su comunidad, Scarley participaba en el grupo juvenil. Junto a las Hermanas de San José, ofrecía clase de catequesis en la Iglesia de Santa Mónica y las acompañaba en su labor social en un hogar de ancianos.

“Al terminar la secundaria, ingresé a la universidad para estudiar Pedagogía. Por problemas económicos suspendí mis estudios para realizar una tecnicatura que me permitiera trabajar pronto”, dice Scarley. “Cuando llegué a trabajar a Maryknoll, me encantaba escuchar las historias de los misioneros”.

Recuerda que el Padre Maryknoll Ken Moody compartía anécdotas de su misión en K´ara K´ara, un barrio pobre en Cochabamba. Y ella le decía que cuando sus hijos estuvieran más grandes, le gustaría participar en la misión. Aún siente eso.

Es hermoso ver cómo el carisma de Maryknoll se va impregnando en la vida de las personas que nos rodean. Ellas asumen su tarea cotidiana como parte esencial de la labor misionera de la Sociedad.

Zulema y Scarley no son solo cocineras o personal de limpieza, ellas se sienten misioneras desde su servicio y buscan la forma de ayudar en lo necesario para que los Padres y Hermanos Maryknoll puedan servir a otros.

“Nuestra misión es tener todo listo para que los misioneros puedan dedicarse al 100% a su misión”, dice Scarley. “Me preocupo por cuidar la salud de los padres, teniendo en cuenta qué les hace bien, qué no pueden comer, y qué le gusta a cada uno. También soy consciente que la gente que visita la casa debe ser bienvenida”.

Ambas cuentan que escuchar historias de los misioneros, y la sencillez con la que viven, les ha inspirado a ambas a tener un espíritu solidario que ponen en práctica en sus barrios.

Por eso, cuando conozcan a un misionero Maryknoll o de otra familia religiosa, sepan que, detrás de su rostro, hay una infinidad de rostros invisibles que hacen posible servir en misión. Por ello, debemos rezar y agradecer todo el tiempo.

Imagen destacada: De izq. a dcha.: Zulema Flores Balderrama y Scarley Morales Patiño ofrecen servicio voluntario en sus respectivas comunidades y dan testimonio del trabajo de los misioneros Maryknoll en Bolivia. (Alejandro Marina, M.M./Bolivia)

Sobre la autora/or

Padre Alejandro Marina

Nacido en Buenos Aires, Argentina, el Padre Maryknoll Alejandro Marina fue ordenado sacerdote en 1993 en la Diócesis de San Isidro. Fue director de misiones en su diócesis y, como parte de dicho trabajo, fue enviado como misionero a Holguín, Cuba, por cuatro años. Es Licenciado en Teología Dogmática y se ha especializado en el área de la Misionología. Actualmente es el director del centro y residencia Maryknoll en Cochabamba, Bolivia, y coordinador del Programa de entrenamiento en el extranjero (OTP) para candidatos a hermanos y padres Maryknoll.

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