Por David Ramos, ACI Prensa
El director del Centro Católico Multimedial (CCM), P. Omar Sotelo, sacerdote y periodista que registra la violencia que sufre la Iglesia en México —país considerado entre los más peligrosos para ejercer el ministerio sacerdotal— “hay temor, pero es más grande la fe”.
El CCM recopila y analiza la violencia que sufre la Iglesia Católica en México, incluyendo crímenes contra sacerdotes. Su más reciente informe, que abarca el periodo de 1994 a 2024, documenta el asesinato de 80 sacerdotes, religiosos y laicos.
El registro de décadas de violencia
Sólo entre 2018 y 2024, 10 sacerdotes fueron asesinados, otros 10 presbíteros y religiosos sufrieron actos de violencia y se registraron alrededor de 900 extorsiones y amenazas de muerte contra miembros de la Iglesia Católica.
A inicios de octubre de este año se registró el más reciente asesinato de un sacerdote católico, el P. Bertoldo Pantaleón Estrada, de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, en el estado de Guerrero.
El crimen organizado no ha distinguido entre presbíteros, obispos y cardenales. Posiblemente uno de los casos más recordados en las tres décadas que abarca el informe del CCM es el del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, Arzobispo de Guadalajara, asesinado en 1993 en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara.
También en los últimos años, prelados y un purpurado han visto cara a cara la violencia del crimen organizado. El actual Arzobispo de Guadalajara, Cardenal Francisco Robles Ortega, reveló en 2022 que fue retenido por narcotraficantes en una carretera cuando realizaba una visita pastoral en su arquidiócesis.
Apenas este año, el Arzobispo de Oviedo (España), Mons. Jesús Sanz, dijo que fue encañonado con rifles por criminales durante una visita a la Diócesis de Tlapa, en el estado mexicano de Guerrero.
México y el constante peligro para los sacerdotes
En un video publicado este domingo 26 de octubre, el P. Sotelo recordó que “hace cerca de 15 años, el P. Habacuc Hernández, junto con dos seminaristas, fue asesinado en un poblado cercano a Ciudad Altamirano, en Guerrero”.
“Este asesinato me marcó muchísimo porque antes de Habacuc y después de Habacuc ha habido una serie de asesinatos que han puesto a México como uno de los países más violentos para ejercer el sacerdocio”, dijo.
El P. Sotelo destacó que desde el CCM, en Ciudad de México, “nos hemos dedicado a visibilizar este problema que sin duda alguna ha marcado muchísimo a la Iglesia de México, que sigue trabajando para anunciar y denunciar este tipo de situaciones”.
El sacerdote y periodista mexicano reconoció que esta labor “nos pone en peligro, como a muchos de nuestros hermanos mexicanos, estamos corriendo peligro por la violencia que existe. Sin embargo, la oración, la dedicación y el poder hacer algo para tratar de cambiar la realidad que vive nuestro país nos motiva a seguir trabajando constantemente”.
“Hoy como sacerdote, pero también como periodista, tenemos el gran compromiso de seguir ejerciendo una voz profética, una voz que cambie, una voz que pueda hacer mejor algo que México no necesita y que no merece, la violencia que pasa”, expresó.
¿Por qué matan a los sacerdotes?
Al tiempo que señaló que “el asesinato de sacerdotes en el país ha marcado profundamente a la Iglesia y a México”, el P. Sotelo dijo que los criminales “callan esta voz, porque los sacerdotes son estabilizadores sociales y al callarlos desestabilizan las comunidades, porque entra el temor, entra el terror, entra el narcotráfico, la narcopolítica, la narcoviolencia”.
“Sí, hay temor, pero es más grande la fe en nuestro Maestro Jesucristo para seguir anunciando y denunciando este tipo de situaciones que afectan a nuestro país”, aseguró.
“Ser la voz de los sin voz, ser un puente que nos ayude a llegar a la esperanza, y más en este jubileo de la esperanza, son los motivos que como sacerdote, como periodista, me impulsan a seguir ofreciendo una palabra que ayude, que redima, que santifique a los hombres y las mujeres de nuestro tiempo”, concluyó.
Imagen destacada: Una mujer sostiene una cruz durante una marcha contra la violencia en Cuernavaca, México, el 5 de mayo. Alrededor de 300 personas iniciaron la marcha en Cuernavaca para protestar por los altos niveles de delincuencia en el país, la marcha terminó en la Ciudad de México el 8 de mayo. (CNS/Jorge Dan López, Reuters) (9 de mayo de 2011)