La Fe de Jóvenes Adultos Lleva a la Acción

Tiempo de lectura: 7 minutos
Por: Maria-Pia Negro Chin
Fecha de Publicación: Jun 1, 2022

Maryknoll acompaña y empodera a discípulos misioneros jóvenes.

Sabes, ha sido difícil encontrar mi lugar en la Iglesia Católica… pero Maryknoll me ha dado mucha esperanza”.

Al recibir este mensaje de texto después de un retiro de jóvenes adultos, Luna Stephanie, educadora y promotora misionera Maryknoll, sonrió. Conectar a los jóvenes de Estados Unidos con su fe y el carisma de Maryknoll es una de las metas de su equipo.

Durante ya varios años, se ha hecho una pregunta común en las iglesias en todo Estados Unidos: “¿Adónde se han ido todos los jóvenes?” Datos del Pew Research Center del 2019 muestran que cuatro de cada 10 millennials (adultos jóvenes nacidos aproximadamente entre 1981 y 1996) se identificaron como no afiliados a ninguna religión.

Para discernir cómo apoyar a los jóvenes en la Iglesia Católica de Estados Unidos, la Sociedad Maryknoll realizó sesiones de escucha y encuestas con más de 500 jóvenes adultos. Los resultados mostraron que jóvenes están buscando ejemplos de fe auténtica que emulen las enseñanzas de Jesús en el Evangelio.

“Lo que escuchamos rotundamente fue un deseo de comunidad, un deseo de una Iglesia que haga el trabajo de Cristo”, dice Anna Johnson, quien dirige el equipo de alcance y de jóvenes adultos de Church Engagement Division de los Padres y Hermanos Maryknoll.

En el otoño del 2020, cuando la pandemia de COVID-19 provocó que personas de todas las edades se sintieran más aisladas, la Sociedad Maryknoll lanzó las Comunidades de Empoderamiento de Jóvenes Adultos (YAE por sus siglas inglés) de Maryknoll. Este programa involucra a adultos de entre 20 y 39 años, de cinco áreas urbanas del país, en un proceso de acompañamiento de dos años.

Johnson dice que el programa se basa en el carisma de Maryknoll. Las comunidades están diseñadas para apoyar a jóvenes líderes mientras profundizan su relación con Dios y disciernen su vocación. “Los jóvenes  adultos están llamados a ser discípulos misioneros y tienen mucho que ofrecer a la Iglesia”, dice. “Sus voces son esenciales para escuchar hacia dónde llama Dios a la Iglesia hoy”.

Decenas de miembros de este programa piloto son profesionales: directores de programas diocesanos, ministros parroquiales, enfermeras, psicólogos, artistas e ingenieros. Son estudiantes, solteros, casados, padres y madres. Muchos son activos en la Iglesia, mientras que otros son “católicos de umbral” que están discerniendo irse pero no lo han hecho, dice Johnson, “porque tienen un gran aprecio por las enseñanzas de Jesús, una fe profunda y aprecio por algunos aspectos de la Iglesia”. Todos ellos están comprometidos con hacer del mundo un lugar mejor.

Para Marisa Moonilal, de 35 años, unirse a la comunidad de Los Ángeles fue la respuesta a una oración. “Realmente había estado buscando…, no solo como una forma de convertirme en una persona que busca la justicia, sino también para encontrar una comunidad de fe”, dice.

“Esta comunidad es una de las razones por las que sigo siendo católica”, dice Lauren Pusich, de Seattle. “Algunos de mis primeros recuerdos de la Iglesia son la crisis del abuso sexual”, explica. “Reconciliar siendo parte de esta Iglesia cuando eso es una de las primeras cosas en las que la gente piensa. … A veces siento que necesito justificar ser joven y católica”.

Miembros de la comunidad YAE de Los Ángeles John-Michael Rogers (izq.) y Alexis Salazar saludan al coordinador Ray Almanza en el Congreso de Educación Religiosa de 2022 en California. (Cortesía de Ray Almanza/EE.UU.)

Miembros de la comunidad YAE de Los Ángeles John-Michael Rogers (izq.) y Alexis Salazar saludan al coordinador Ray Almanza en el Congreso de Educación Religiosa de 2022 en California. (Cortesía de Ray Almanza/EE.UU.)

Pusich, de 29 años, continúa: “Necesitamos tener estos espacios, donde podamos tener estas conversaciones auténticas y vulnerables sobre… por qué nos mantenemos en nuestra fe y por qué nuestra fe es una parte tan integral de nosotros mismos”. (Para leer más sobre las opiniones de los jóvenes, vaya a “Perspectivas YAE”.

Durante el programa YAE de dos años, los miembros participan en el proceso de la Teoría U, que pasa de un enfoque individual a uno grupal. Discuten temas como las desigualdades económicas, el cambio climático, la falta de vivienda, el racismo y la migración. Cada reunión mensual, realizada virtualmente durante la pandemia, incluye oración, reflexión bíblica, compartir la fe, una presentación sobre la enseñanza social católica, desarrollo de liderazgo y la misión y solidaridad global.

“Me encantan nuestras reuniones mensuales porque te ayudan a renovarte”, dice Silvana Martínez, de 40 años, quien emigró de Bolivia en el 2020 y ahora trabaja en la parroquia del Sagrado Corazón, que atiende principalmente a una población hispana en Richmond, Virginia. “Hablamos de los temas apoyados con pasajes bíblicos, y eso me ayuda a reflexionar sobre el camino que tengo en mi vida”.

Cuando se escucha a los jóvenes  adultos, ellos están presentes. “Quieren apoyar a la Iglesia”, dice Walter Hidalgo, un educador misionero Maryknoll de la costa este. “Este espacio les permite hacer eso… descubrir cómo su vida laboral se relaciona con su crecimiento espiritual”.

El plan de estudios de dos años permite una reflexión profunda para discernir los movimientos del Espíritu Santo. También proporciona herramientas prácticas para fomentar la inteligencia emocional, el liderazgo de servicio y la organización comunitaria.

Ray Almanza, quien coordina la comunidad de empoderamiento de Maryknoll en Los Ángeles, comprende la necesidad de encontrar una comunidad de pares. “Puedes avanzar más porque tienes un sistema de apoyo”, dice. “Tienes a alguien que te hace responsable, te desafía a seguir creciendo”.

Pusich, quien trabaja como coordinadora de misión pastoral en los Servicios Comunitarios Católicos de Seattle, está de acuerdo. “El carisma de Maryknoll te permite quitarte la venda de los ojos y mirar, y reconocer las periferias”, agrega.

El programa YAE ayuda a desarrollar discípulos misioneros jóvenes, dice el Padre Maryknoll Joseph G. Healey, quien ha servido en África Oriental desde 1968. “Nuestra identidad, nuestro ADN, tiene que ser la misión”, dice.

El sacerdote ha acompañado a la comunidad de San Francisco desde el 2020. Capellanes como el padre Healey apoyan a cada comunidad con corazones abiertos. Su disposición a escuchar a menudo sorprende a los jóvenes que tuvieron interacciones negativas en los entornos de la iglesia donde se sintieron juzgados o descartados.

Arriba, de dcha. a izq.: El Padre Maryknoll Dennis Moorman y la Hermana Maryknoll Euphrasia Nyaki acompañan a jóvenes de cinco comunidades de YAE en un retiro virtual. (Cortesía de Anna Johnson/Estados Unidos)

Arriba, de dcha. a izq.: El Padre Maryknoll Dennis Moorman y la Hermana Maryknoll Euphrasia Nyaki acompañan a jóvenes de cinco comunidades de YAE en un retiro virtual. (Cortesía de Anna Johnson/Estados Unidos)

Miembros de la comunidad YAE de Seattle y el Padre Maryknoll Edward Shellito, capellán de la comunidad (segundo desde la derecha), se reunieron en la casa de Maryknoll en el 2021. (Cortesía de Anna Johnson/EE.UU.)

Miembros de la comunidad YAE de Seattle y el Padre Maryknoll Edward Shellito, capellán de la comunidad (segundo desde la derecha), se reunieron en la casa de Maryknoll en el 2021. (Cortesía de Anna Johnson/EE.UU.)

Los jóvenes “no son espectadores. Son parte del recorrido”, dice el padre Healey. Él ha pasado más de 10 años investigando y escribiendo sobre pequeñas comunidades de base de jóvenes adultos. Todo ello lleva a responder a la llamada bautismal a la misión. “Es la fe que lleva a la acción”, dice.

Después de que los jóvenes adultos de San Francisco hablaran sobre la justicia climática, por ejemplo, el misionero les preguntó: “¿Qué estamos haciendo al respecto?” Las respuestas incluyeron crear un plan para prevenir incendios forestales.

Como parte del programa, los miembros perciben oportunidades de servicio que los empujan fuera de sus zonas de confort y hacia los márgenes. Alguna de estas incluyó trabajar con sobrevivientes de la trata de personas,  mujeres embarazadas necesitadas,  personas sin hogar, gente de bajos recursos, migrantes y refugiados, y otros.

Carlos Villagómez, un ingeniero de 25 años que trabaja en Microsoft en Seattle, aprecia cómo su comunidad alentó su trabajo hacia la justicia social a la luz de su fe católica. “Hice mi confirmación hace tres años, así que todavía estaba tratando de encontrar formas de integrar mi fe”, explica. Villagómez ha ayudado a familias afectadas por la pandemia de COVID-19 a través de la Sociedad de San Vicente de Paúl y ha dirigido un retiro con materiales de Maryknoll.

Los jóvenes adultos también están invitados a participar en los viajes de inmersión de YAE con Maryknoll. Este año, estos incluyen visitar a inmigrantes en la frontera de El Paso, cuidar la creación en Appalachia y explorar la justicia económica en el Área de la Bahía de San Francisco.

Los miembros también profundizan en el carisma global de Maryknoll. Por ejemplo, un misionero los conectó con el joven líder keniano Alphonce Omolo, quien facilitó un encuentro virtual con un grupo de jóvenes adultos que eran parte de pequeñas comunidades cristianas allá. Los coordinadores dicen que trabajan constantemente con Maryknoll para asegurarse de que los miembros de la comunidad se sientan parte de la misión de Dios y de la misión de la Iglesia universal.

Con la guía del padre Healey, los coordinadores de YAE también están involucrando a los jóvenes adultos en el ‘Sínodo 2021-2023’, un proceso de escucha y diálogo de toda la Iglesia. Algunos de los jóvenes adultos ya estaban involucrados en procesos de escucha en sus diócesis; todos esperan los frutos de este “caminar juntos” como Iglesia. (Para leer sobre algunas de las iniciativas del Sínodo sobre la Juventud, la Fe y el Discernimiento Vocacional de 2018, vaya a “La Iglesia Establece el Primer Cuerpo Consultivo de Jóvenes”).

Habiendo completado el programa Maryknoll, Moonilal será comisionada con su grupo de YAE en junio. En este tiempo, su comunidad la apoyó mientras discernía otra carrera. Ella ahora trabaja en una agencia sin fines de lucro que ayuda a reasentar a familias de refugiados afganos. Se comprometió en diciembre y dice que traerá lo que aprendió en Maryknoll a su matrimonio y futura familia.

Jóvenes adultos como estos inspiran a Bárbara Escobar, quien dirige la comunidad de YAE en Chicago, que está compuesta por un pequeño grupo de mujeres de color con carreras en ministerios parroquiales. 

Entonces, ¿dónde están todos los jóvenes? “Los jóvenes todavía están aquí”, dice Escobar. “Estamos ansiosos y listos para lograr un cambio. Estamos listos para dialogar. Estamos listos para sumergirnos profundamente en nuestra fe”. 

Si quiere ser parte del próximo grupo de YAE, visite: https://tinyurl.com/YAEApply

Imagen destacada: Reunión con algunos miembros de la comunidad de YAE de la costa este, en St. Michael–St. Malachy Parish en Brooklyn, Nueva York. De izq. a dcha.: Walter Hidalgo, Silvana Martínez, Miriam Hidalgo, Vanessa García y Brandon Morel. (García y Brandon Morel. Cortesía de Walter Hidalgo/EE.UU.)

Sobre la autora/or

Maria-Pia Negro Chin

María-Pía Negro Chin nació y creció en Lima, Perú. Completó una maestría en periodismo con especialización en multimedia en la Universidad de Maryland y una licenciatura en comunicaciones en La Universidad de Loyola en Maryland. Como directora asociada, ella escribe, edita y traduce artículos para las revistas MISIONEROS y MARYKNOLL de los Padres y Hermanos Maryknoll. Su trabajo ha sido premiado por la Asociación de Prensa Católica de Estados Unidos y Canadá. Vive en Nueva York, Estados Unidos, con su esposo e hijo.

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