Por Barb Fraze, OSV News
(OSV News) — A lo largo de las diversas etapas del Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad, varios líderes eclesiales se han referido a un nuevo modelo de Iglesia que incluye las comunidades eclesiales de base. Pero, ¿qué son exactamente?
Estas comunidades, a menudo conocidas como CEBs (comunidades eclesiales de base) o CCBs(comunidades cristianas de base), ocupan un lugar destacado en Asia y América Latina. La Asociación de Conferencias Episcopales de África Oriental se refiere a ellas como Pequeñas Comunidades Cristianas y las ha integrado en la estructura eclesial de la Iglesia.
También existen algunas comunidades de este tipo en al menos cuatro arquidiócesis de Estados Unidos, principalmente en el ministerio con las comunidades hispanas de Baltimore, Washington, Chicago y Los Ángeles.
Las comunidades son pequeñas agrupaciones de familias que se reúnen para rezar, estudiar las Escrituras, discutir las necesidades y los problemas de los miembros del grupo y tomar decisiones sobre las acciones que deben emprenderse. Los líderes laicos reciben una formación especial.
Pero a diferencia de los grupos de estudio de la Biblia o incluso de Renovación, estas comunidades tienen miembros que funcionan en cierto modo como una familia, que consideran la reunión un espacio sagrado para desahogarse, compartir problemas y ayudar a otros miembros.
El Padre José Navez Puthenparambil, que ayudó a organizar las Comunidades Cristianas de Base en la Diócesis de Vijayapuram, en India, explicó la estructura a OSV News. Toda la diócesis es una comunidad de parroquias, dijo. Las parroquias son comunidades de Comunidades Cristianas de Base. Las CCB son comunidades de familias, que a su vez son comunidades de personas.
La sinodalidad — caminar juntos, escuchar a la gente y luego escuchar al Espíritu Santo — “se practica en las CCB”, dijo el Padre Puthenparambil.
“En realidad, la sinodalidad tiene que ver con las Comunidades Cristianas de Base. Cuando la sinodalidad se practica en todos los niveles de la Iglesia, la sinodalidad se hace realidad”, dijo. “Eso sucede a través de las Comunidades Cristianas de Base”.
El Padre Maryknoll Joseph Healey, que pasó 55 años trabajando en África, subrayó que “en África Oriental, el modelo de Pequeña Comunidad Cristiana en la Iglesia no es un programa, es una forma de vida”.
Afirmó que algunos líderes eclesiásticos africanos dicen que la gente de Occidente no entiende las comunidades porque la estructura parroquial es ligeramente diferente. Las parroquias africanas tienen subparroquias, que a su vez tienen estaciones misioneras o estaciones remotas; esas estaciones misioneras tienen Pequeñas Comunidades Cristianas, agrupaciones de familias.
El Padre Healey dijo que los miembros del Concilio Vaticano II acordaron que la “unidad jurídica básica es la parroquia”, pero los obispos pueden desarrollar estructuras pastorales compatibles con las comunidades locales. En África, algunas parroquias tienen 30 estaciones remotas, y un sacerdote sólo puede visitarlas una vez al mes. El Padre Healey predijo que, en Estados Unidos y Europa, a medida que los sacerdotes ancianos se jubilen y las vocaciones se estanquen, Occidente adoptará un modelo de iglesia con las comunidades más pequeñas.
La idea ha estado presente en los sínodos en el pasado. En una entrevista en el 2012 con National Catholic Reporter durante el Sínodo de los Obispos sobre la Evangelización, el cardenal austriaco Christoph Schönborn, de Viena, dijo: “Muchos obispos de todo el mundo han hablado de las pequeñas comunidades cristianas”.
“Nos vemos obligados a reducir el número de estructuras parroquiales, con toda su administración y gastos, pero queremos favorecer un número creciente de Pequeñas Comunidades Cristianas dirigidas por laicos — laicos que no están a tiempo completo, que no son burócratas, sino voluntarios”, continuó el cardenal. “Son personas que viven sobre el terreno, que hacen lo que ya hacen los laicos en muchas parroquias y otras comunidades, que es responsabilizarse de una gran parte de la vida de la Iglesia, de los aspectos vibrantes de la vida comunitaria”.
“Queremos implementar más explícitamente el gran tema del Vaticano II: el sacerdocio común de todos los bautizados, con el sacerdocio ministerial a su servicio, promoviendo la santidad del pueblo de Dios”, dijo el cardenal sobre lo que podría ser una definición de Pequeña Comunidad Cristiana.
En abril, en una rueda de prensa en el Vaticano para presentar la conclusión de la segunda etapa del proceso sinodal, la Hermana Misionera de Xavière Nathalie Becquart, subsecretaria del sínodo, habló de las “semillas de sinodalidad” en diferentes culturas y se refirió a “la experiencia de las Pequeñas Comunidades Cristianas”.
En una rueda de prensa sinodal celebrada el 23 de octubre en Roma, el cardenal Schönborn elogió la idea de “caminar juntos” en el actual sínodo, mientras se debatían importantes cuestiones con mujeres y laicos en las mesas, y subrayó que lo que le llamaba la atención era “el hecho de que Europa ya no es el centro principal de la Iglesia”.
“Hay otros centros, y esto es evidente por lo que vivimos en las reuniones diarias del sínodo”, dijo, señalando a América Latina, África y Asia, donde prosperan las Pequeñas Comunidades Cristianas.
Francisco Bosch, teólogo laico latinoamericano, que coordina la formación de las comunidades eclesiales de base de la región, subrayó, al igual que el Padre Healey, que “las CEBs no son un movimiento, sino una forma de ser Iglesia. Y son el nivel básico de la estructura eclesial. Son el espacio donde vivo mi fe. Una parroquia puede reunir 20 CEBs, y yo también participaré en la vida parroquial, pero mi CEB es mi espacio básico”.
En América Latina, “los participantes de la CEB son las personas más pobres de cada territorio, y ése es el aspecto principal”, dijo a OSV News. Señaló que, en Norteamérica, muchas CEBs están formadas por inmigrantes latinoamericanos.
Los miembros de las CEBs “son personas muy humildes y generalmente sienten vergüenza cuando se les pregunta por muchos temas, como el trabajo, por ejemplo. Pero siempre se sienten cómodos para hablar de su fe, porque es algo que experimentan en su vida diaria”.
“Ellos sufren mucha violencia en su vida”, dice Bosch. “Viven en un mundo con tantos problemas, como el fascismo, la guerra y el hambre. Pero siguen encontrando la dulzura y el amor de Dios”.
En América Latina, las CEBs son “autónomas, pero están conectadas con la Iglesia”, dijo. “El líder de las CEBs es alguien que no está desligado de la comunidad. Si la comunidad pasa hambre, él también pasa hambre. No es como un político o un sacerdote, que tendrá algo que comer a pesar de las circunstancias”.
La prioridad es la escucha, un tema que se menciona a menudo en los debates sobre el sínodo. Los miembros de la CEB practican “la escucha ritual en un mundo donde nadie tiene tiempo de escuchar”.
En muchos casos, las reuniones de las Pequeñas Comunidades Cristianas o Comunidades Eclesiales de Base se celebran en las casas de la gente y a menudo comparten una comida o alimentos. Lia García, directora de la Oficina del Ministerio Hispano en la Arquidiócesis de Baltimore, dijo que no es un evento social, “pero con la comunidad hispana, compartir una comida es sólo parte de nosotros”.
Las pequeñas comunidades cristianas “son la Iglesia tal y como empezó la Iglesia. … Son un grupo de personas que se reúnen para ser Iglesia los unos para los otros”.
La arquidiócesis tiene 18 comunidades en seis parroquias, y se están formando comunidades en otras dos parroquias. Aunque cada comunidad es diferente, dijo García, todas las reuniones tienen tres criterios: reunirse en casa, una lectura bíblica y el check-in — lo que García llama el componente más importante de la comunidad: ¿Cómo están todos? De lo contrario, se convertiría simplemente en un estudio bíblico.
“¿Cuáles son las cosas por las necesitan orar?”, dice ella.
Durante la reunión, si surge un problema, “todo lo demás se detiene”, explica García. No se espera que los miembros de la comunidad resuelvan los problemas de la persona, pero escuchar es “muy importante”.
El Padre franciscano Edgardo Jara Araya trabaja con comunidades eclesiales de base en la parroquia de San Camilo de Silver Spring, Maryland, que pertenece a la Arquidiócesis de Washington. Para su doctorado en ministerio de la Universidad de Fordham en Nueva York, escribió su disertación sobre tres de las comunidades parroquiales. Según dijo a OSV News, muchos miembros de las CEBs pertenecen también a otros movimientos, como la renovación carismática o la Legión de María, pero las comunidades sólo tienen entre 12 y 15 personas.
“¿Cómo podemos participar en las luchas y alegrías” de la gente si “no sabemos nada de ellos?”, preguntó. En Misa, te sientas al lado de alguien, pero “no sabes si esa persona está luchando con algo”.
Para su tesis, entrevistó a nueve miembros de la CEB de San Camilo, de Guatemala y El Salvador. Le dijeron que en la comunidad comparten “su experiencia de vida, sus luchas, sus alegrías”. Y todos ellos, dijo, hablaron de los miembros de su comunidad como “familia”.
Sin embargo, no todo es color de rosa. García dijo que cree que las diócesis estadounidenses “no saben cómo definir las pequeñas comunidades de fe”. Algunos que no las conocen asocian las comunidades con la teología de la liberación de los años 70 y 80 en América Latina. El Informe Rockefeller sobre América Latina de 1969 presentaba la teología de la liberación como un riesgo para la seguridad nacional de Estados Unidos.
El Padre Healey, que ahora trabaja con pequeñas comunidades cristianas híbridas y virtuales desde su casa de Nueva Jersey, preguntó una vez a una hermana católica sobre las comunidades. Contó que la hermana le dijo que el mayor obstáculo para este tipo de comunidades en muchas diócesis de Estados Unidos es que “los estadounidenses blancos de clase media no quieren ser vulnerables entre sí en grupos de fe compartida.”
“El poder del individualismo y la privacidad domina en América “, dijo el Padre Healey, “y con el secularismo, se opone al espíritu de comunidad”.
Barb Fraze escribe para OSV News desde Virginia. Contribuyó a esta historia Eduardo Campos Lima en São Paulo.
Imagen destacada: Miembros de varias pequeñas comunidades cristianas de base en el barrio de Mabatini de Mwanza, Tanzania, se reúnen afuera de sus casas una mañana temprano para leer las Escrituras y orar. (Sean Sprague/Tanzania)