Servir a una comunidad alegre

Tiempo de lectura: 8 minutos
Por: Giovana Soria
Fecha de Publicación: Jun 2, 2025

Dos diáconos Maryknoll que se preparan para la ordenación llevan su experiencia misionera a una parroquia de Chicago

Para los seminaristas Maryknoll Patrick Okok y Matthew Sim, el camino a toda una vida de misión ha sido marcado por la alegría y la humildad. Los diáconos, quienes serán ordenados al sacerdocio el 7 de junio, se han formado para el ministerio en vibrantes comunidades de fe alrededor del mundo.

Okok, de Kenia y Sim, de Singapur, actualmente sirven en la Parroquia St. Benedict the African en Englewood, un resiliente vecindario en el South Side de Chicago.

Okok dice que su vida se ha enriquecido gracias a la comunidad parroquial. Él atesora especialmente la hora del compartir después de la Misa del domingo. “Esas conversaciones me han nutrido”, dice él. “Como cristianos el reunirnos, compartir historias y comida es comunión”.

“En catecismo y clases de RICA, los jóvenes discuten temas como la adicción a las redes sociales y la violencia”, continúa Okok. “A pesar de los desafíos, la idea es mantenerse fuertes como una comunidad fiel, rezar con los feligreses y por la seguridad en nuestras calles”.

El Padre Maryknoll Raymond Finch, el diácono Matthew Sim y un niño guadalupano participan
El diácono transitorio Patrck Okok asiste al Padre David Jones, durante una Misa dominical el pasado octubre en la Parroquia St. Benedict the African en el vecindario de Englewood, Chicago. (Octavio Durán, OFM/EE.UU.)

Sim usa sus destrezas técnicas para transmitir en vivo la Misa dominical desde la parroquia adornada con vitrales y esculturas de madera. Él y otros feligreses de un equipo trabajan juntos para animar una comunidad en línea a través de los chats en vivo de Zoom y Facebook. La liturgia —con su música alegre guiada por un coro dinámico— se hace accesible para los que no pueden concurrir.

“Mi papá tiene 98 años”, dice un feligrés. “Antes de venir a la parroquia, dejo todo listo para que pueda ver la Misa por Facebook para que pueda participar en la misa y ver a sus amigos, a quienes extraña tanto”.

La conversación fue un momento de gracia, dice Sim. “Pensé que era solo un simple trabajo técnico, pero ahora lo veo como un ministerio de cuidado para los confinados”.

Un hogar en comunidad

Matthew Sim, 45, nació y creció como budista y taoísta en Singapur. Se unió al programa de RICA en la Iglesia de la Natividad de Singapur. Su fe católica creció mientras enseñaba en Hong Kong, y fue bautizado en el 2011. “La primera semilla del sacerdocio fue plantada en mí”, dice. “Sentí que Dios me estaba llamando a servir a la Iglesia durante los preparativos finales para mi bautismo ”. 

El primer guía espiritual de Sim fue el Padre Maryknoll Michael Sloboda, y Sim comenzó a sentir una atracción por la Sociedad misionera. “La diversidad de actividades misioneras y espirituales me atrajo”, dice él. “La misión está arraigada en la necesidad de las personas, y además en los dones que llevan los misioneros a las comunidades”.

Sim se unió a la Sociedad Maryknoll en el 2016 y estudió filosofía y teología en la Unión Teológica Católica de Chicago. Completó un año de espiritualidad para candidatos antes de partir a Bolivia para el Programa de Entrenamiento en el Extranjero Maryknoll, donde vivió y trabajó en un entorno misionero.

“Singapur es un país muy comunitario. Todo lo que hacemos, lo hacemos por el bien común”, dice. “Ir a Bolivia fue una oportunidad para experimentar esta misma creencia, pero a través de sus propias expresiones culturales. Me sentí como en casa y, al mismo tiempo, una perspectiva refrescante de lo que conozco”.

Durante la pandemia de COVID-19, Sim y otros misioneros Maryknoll sirvieron en el Hogar San José, un hogar para ancianos en Cochabamba. De las 21 personas que atendieron, siete fallecierona a causa de la COVID-19 mientras él las atendía. “Al principio fue difícil aceptar lo que estaba sucediendo, pero con la guía espiritual de los misioneros Maryknoll y otras figuras de sabiduría en Cochabamba, me conmovió espiritualmente comprender que Dios me puso allí para estar con ellos, para que se sintieran amados por Dios antes de regresar al Padre”, dice.

El seminarista Maryknoll Matthew Sim residen en la casa de Maryknoll en Chicago.
El seminarista Maryknoll Patrick Okok reside en la casa de Maryknoll en Chicago.
De izq. a dcha.: Los seminaristas Maryknoll Matthew Sim y Patrick Okok residen en la casa de Maryknoll en Chicago, Illinois, mientras finalizan sus clases en la Unión Teológica de Chicago. (Octavio Durán, OFM/EE.UU.)

Sim también participó en un proyecto extracurricular de Maryknoll llamado Apoyo Escolar. Algunos de los padres de los niños a los que ayudaba con sus tareas salían de casa a las 3 a.m. para trabajar en La Cancha, un extenso mercado de la ciudad.

“Los estudiantes se despiertan muy temprano para ayudar a sus padres”, dice él. “Si tienen hermanos menores, asumen el rol de padres”. Esto, dice Sim, le hizo tomar conciencia de la realidad que viven algunos niños. También le ayudó a comprender la importancia de las oportunidades y la educación para un futuro diferente.

Al regresar a Estados Unidos en el 2021, Sim fue asignado a la frontera entre EE. UU. y México. Sirvió en la Iglesia Cristo Rey en El Paso, Texas, donde es párroco el Padre Maryknoll Raymond Finch. Además de ayudar en la Misa y predicar como diácono, Sim participó en diversas actividades de la parroquia y fundó un grupo de exploración bíblica.

Sim también fue voluntario en el albergue Holy Family Refugee Center. “Traté de ser un puente entre el centro de refugiados y Cristo Rey”, dice Sim. El grupo bíblico parroquial dirigió el Vía Crucis en español en el centro para migrantes junto con los refugiados. “Apliqué lo que aprendí en Bolivia”, dice, explicando que, en la misión, es importante usar tanto la cabeza como el corazón.

“Espero que quienes sueñan con servir a la Iglesia se unan a nuestra misión”, dice Sim. “Maryknoll puede ofrecer eso porque nuestro carisma es estar con el pueblo e ir a otros lugares, vivir entre la gente, ser una presencia con y para la gente, invitando a todos, incluyéndonos a nosotros mismos, a transformar nuestras vidas para Cristo”.

El Padre Maryknoll Raymond Finch, el diácono Matthew Sim y un niño guadalupano participan de la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe en la Parroquia Cristo Rey en El Paso, Texas. (Cortesía de Matthew Sim/EE. UU.)

Corazones  y mentes

Patrick Okok, 34, nació y creció en la aldea de Usah, en la provincia de Nyanza, al suroeste de Kenia. Los domingos temprano por la mañana, sus padres los preparaban a él y a sus 12 hermanos para la Misa, calentándoles agua para bañarlos y dándoles monedas para la ofrenda. Desde pequeño, Okok se sintió atraído por el sacerdocio. “Me atraía el hecho de servir como sacerdote”, dice.

A los 16 años, decidió seguir esta vocación. “Le pregunté a mi catequista: ‘¿Cómo puedo ser sacerdote?’”, recuerda Okok. “Me sugirió unirme a los monaguillos”.

Durante sus años universitarios en la Universidad Kenyatta en Nairobi, Okok conoció al Padre Maryknoll Lance Nadeau, quien sirvió allí como capellán. “Al escuchar sus homilías, llegué a admirar su forma de predicar”, dice Okok. “Tenía mucho sentido observar el país, la situación política y la vida estudiantil en la universidad. Él unió todo eso y lo conectó con el Evangelio”.

Mientras estudiaba filosofía en Kenia, se unió a Maryknoll en 2017.

Okok completó su año de espiritualidad en Chicago y, junto con Sim, fue enviado a Bolivia para recibir su entrenamiento en el extranjero. Sin embargo, cinco meses después, su hermana mayor falleció, y Okok regresó a Kenia para su funeral. Planeaba regresar a Bolivia, pero las fronteras habían cerrado por la pandemia del COVID-19.

En vez, Okok sirvió durante 10 meses en una parroquia de Maryknoll en Tanzania. “Había dos grupos de Comunidades Eclesiales de Base”, dice el seminarista, uno para padres y otro para jóvenes. “Me involucré trabajando con jóvenes”. Él también visitaba a los enfermos para darles la Comunión.

Cuando reabrieron las fronteras, Okok regresó a Bolivia. Allí trabajó como voluntario en Hogar Nuestra Casa, un albergue para niñas sobrevivientes de violencia doméstica en Cochabamba.

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Los seminaristas Patrick Okok y Matthew Sim, sirven en la Misa celebrada por el Superior General Maryknoll, Padre Lance Nadeau, para instituir al seminarista Maryknoll Víctor Mutobera como acólito. (Cortesía de Matthew Sim/EE.UU.)

Como parte de su ministerio en la Parroquia St. Benedict the African, el diácono Okok pule los cálices que se usan en la Misa. (Octavio Durán/EE.UU.)

Sim se une a otros misioneros Maryknoll en la ceremonia de apertura de la Semana de la Creación en la Plaza de las Banderas en Cochabamba, Bolivia, en 2019. (Cortesía de Matthew Sim/Bolivia)

Okok posa para una foto con la feligresa Adrienne Alexander y sus tres hijas en la Parroquia St. Benedict the African en Chicago. (Cortesía de Adrienne Alexander/EE.UU.)

Sim y sus padres visitan la misión de Maryknoll en Taiwán, donde conocieron al seminarista Maryknoll Josephat Odundo (dcha). (Cortesía de Matthew Sim/Taiwán)

En una peregrinación de Maryknoll a El Salvador, el diácono Okok y otros participantes visitan lugares sagrados, como la tumba de San Óscar Romero y las tumbas de las hermanas de Maryknoll asesinadas durante la guerra civil del país. (Kevin McCarthy/El Salvador)

El diácono Okok distribuye la comunión durante la Misa en la Parroquia St. Benedict the African en Englewood, Chicago. (Octavio Durán/EE.UU.)

Okok y Sim, junto con sus compañeros de clase, se reunieron en la Unión Teológica Católica en un evento para demostrar expresiones culturales de diferentes culturas. (Cortesía de Matthew Sim/EE.UU.)

Okok, licenciado en Educación con especialización en Matemáticas y Física, fue tutor de las niñas en sus estudios. “Había 18 niñas en el hogar”, dice. “Cuando partí de Bolivia, tres estaban ingresando a la universidad”.

Al regresar a Chicago hace cuatro años, Okok dice que servir en la Parroquia St. Benedict the African ha fortalecido su llamado a la misión. “He aprendido que antes de irme a una nueva misión, Dios ya está ahí, entre la gente”, dice. “Me uno a ellos en este viaje, uniendo nuestros corazones y mentes, buscando lo posible y escuchando a qué nos sigue llamando Dios”.

Okok y Sim, quienes obtuvieron maestrías en Divinidad, se adaptaron bien a la congregación mayormente afroamericana y a sus nuevos feligreses latinoamericanos. El párroco, el Padre David Jones, afirma que la parroquia acoge la diversidad. “Somos la voz que clama por la unidad, la reconciliación y el respeto por la humanidad”, afirma.

“Asistimos a St. Benedict porque nos dan la bienvenida”, dice Adrienne Alexander, una afroamericana cuyo esposo es mexicano. “Nuestras tres hijas participaron en la representación navideña organizada por el diácono Okok el año pasado”. Agrega que las niñas están “entusiasmadas de ir a la iglesia”.

La parroquia ha sido afortunada de contar con los seminaristas, continúa Alexander. “Nos alegra ser parte de su camino y saber que llevarán consigo una parte de nuestra comunidad por todo el mundo”.

Okok y Sim serán ordenados en la sede de Maryknoll en Ossining, Nueva York. Al embarcarse en una vida como sacerdotes misioneros, el Padre Jones ofrece estas palabras de ánimo: “Manténganse humildes, esfuércense siempre por seguir su vocación y confíen en que Dios los guía”.

Imagen destacada: De izq. a dcha.: Los seminaristas Maryknoll, Matthew Sim y Patrick Okok, visitan la Parroquía Cristo Rey en El Paso, Texas, donde Sim sirvió en misión. (Cortesía de Matthew Sim/EE. UU.)

Sobre la autora/or

Giovana Soria

Giovana Soria nació y creció en Lima, Perú. Completó una licenciatura en Ciencias de la Comunicación/Periodismo en la Universidad de San Martín de Porres de Lima. Como redactora, ella escribe y traduce artículos para la revista Misioneros y Maryknoll magazine, nuestra publicación en Inglés. Sus artículos también han sido publicados en la revista bilingüe ¡OYE! para jóvenes católicos hispanos. Su trabajo ha sido premiado por la Asociación de Prensa Católica de Estados Unidos y Canadá. Vive en el condado de Rockland, Nueva York.

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