Reflexión Maryknoll: Ser compasivos con los oprimidos y pobres

Tiempo de lectura: 4 minutos
Por: Oficina de Asuntos Globales
Fecha de Publicación: Sep 25, 2025
Por Frank Breen, M.M.

XXVI Domingo Ordinario
28 de septiembre de 2025
Amós 6:1a, 4-7, 1 Tim. 6:11-1, Lucas 16:19-31

El Padre Maryknoll Frank Breen reflexiona sobre la parábola del hombre rico y Lázaro.

Las lecturas de esta semana, tomadas de Lucas, sobre el hombre rico y el pobre Lázaro, es uno de los muchos pasajes que destacan un tema importante en Lucas, a saber, la relación entre la riqueza y la pobreza. En general, los evangelios no ofrecen un análisis estructural de la riqueza como causa de la pobreza, con algunas excepciones, y la riqueza en sí misma no es condenada abiertamente, ya que algunas personas en los evangelios y en los Hechos son retratadas como ricas. El Evangelio de Lucas expone principalmente la obligación moral de los ricos de ayudar a los pobres.

En la primera lectura de Amós, el profeta denuncia el lujo insensato de los ricos y su práctica de ignorar la difícil situación de los pobres. El Salmo (146) enumera las mismas acciones que en Isaías 61, 1-2 y Lucas 4, 18-19, sobre las formas en que se debe tener compasión hacia los oprimidos, los hambrientos, los ciegos, los cautivos, las viudas, los huérfanos y los extranjeros, es decir, los inmigrantes. El salmo añade una advertencia adicional: “Dios frustra los planes de los malvados”, refiriéndose a aquellos con riqueza que ignoran a los pobres.

En el Evangelio de hoy, la culpa del hombre rico es ignorar al pobre que está a su puerta, a pesar de tener el lujo de comer muy bien todos los días. Se presenta otro contraste ilustrativo: aunque el hombre rico ignora la difícil situación de Lázaro, los perros vienen y lamen sus heridas. En el siglo I, la saliva de perro se consideraba medicinal. En esta parábola, los perros se presentan como mucho más humanos que los ricos.

Esta parábola ilustra claramente el cambio radical de roles ya mencionado en el Evangelio de Lucas, concretamente en el Magníficat de María, según el cual los humildes serán exaltados y los ricos serán enviados con las manos vacías, y en las Bienaventuranzas, que dicen: “Bienaventurados los pobres y ay de vosotros, los ricos”. La riqueza del hombre rico no es señal del favor divino. Y Lázaro recibe el honor de Dios después de la muerte, honor que le fue negado durante su vida.

Hoy en día, lamentablemente, no es difícil encontrar estas mismas contradicciones. Las amplias y crecientes desigualdades en el acceso a los recursos necesarios para sostener la vida siguen afectando a la comunidad internacional. Oxfam informó en 2016 que el 1 %  de la población mundial controla la mitad de la riqueza, y la brecha puede ser aún más marcada hoy en día. Solo en Estados Unidos, cerca del 12 % de la población vive en la pobreza, entre 37 y 40 millones de personas, mientras que 10.000 personas son consideradas multimillonarias, con una riqueza neta de más de 100 millones de dólares, y en 2023 había 879 multimillonarios en Estados Unidos.

Aunque no todos los millonarios y multimillonarios ignoran la difícil situación de los pobres, muchos utilizan su riqueza e influencia para bloquear programas que mejorarían la vida de las personas en situación de pobreza, al tiempo que promueven políticas que aumentan su propia riqueza, como los bajos impuestos para el 10 % de los más ricos. El presupuesto de Medicaid se ha reducido en 700.000 millones de dólares en diez años, lo que privará a millones de personas de la asistencia sanitaria y los medicamentos esenciales, como la insulina, y también provocará inexorablemente el cierre de hospitales rurales por falta de fondos. Se proclaman falsedades ideológicas según las cuales Medicaid es un gasto innecesario de los fondos públicos, cuando cualquier evaluación precisa de Medicaid revela que casi no hay despilfarro.

A nivel mundial, los recortes masivos a la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) han dado lugar a la suspensión de la ayuda financiera a numerosos países para la salud, la educación, el desarrollo agrícola y de infraestructuras, la ayuda alimentaria, los proyectos de agua y, lo que es más importante, para el programa que comparte terapias antirretrovirales que han mantenido con vida a millones de personas seropositivas, especialmente en África.

Responder adecuadamente al Evangelio de hoy en el mundo moderno es reconocer que no solo se necesita filantropía, sino un cambio sistémico que aborde las causas estructurales de la pobreza. El comentarista bíblico John T. Carroll afirma: “La visión de Jesús del Reino de Dios se parece poco al capitalismo de consumo y a la preocupación por la adquisición de riqueza tan dominante en la vida moderna”. Ver a Lázaro hoy nos exige participar en el cambio radical de roles que nos pide Jesús.

El Padre Maryknoll Frank Breen, de Boston, Massachusetts, sirvió en Kenia durante casi 30 años, donde también fue corresponsal de la revista Maryknoll. Actualmente es coordinador de paz y justicia en la Oficina de Asuntos Globales Maryknoll.

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Imagen destacada: Un hombre carga una bolsa de trigo suministrada por Catholic Relief Services y USAID para ayuda alimentaria de emergencia en una aldea cerca de Shashemane, Etiopía. (OSV News/Nancy McNally, Catholic Relief Services)

Sobre la autora/or

Oficina de Asuntos Globales

La Oficina de Asuntos Globales de Maryknoll expresa la posición de Maryknoll en debates sobre políticas públicas en Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y ante los gobiernos de Estados Unidos y otros países, con el propósito de ofrecer educación en temas de paz y justicia social, la integridad de la creación y abogar por la justicia social, económica y del medio ambiente.

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