Cuando dormimos, en sueños nuestras mentes meditan sobre los eventos de nuestra vida. Despiertos, soñamos con nuestras aspiraciones: lo que anhelamos, lo que deseamos lograr o lo que queremos llegar a ser.
Una historia en esta edición presenta a tres seminaristas que planean ser ordenados sacerdotes en junio. Su sueño es ser padres Maryknoll. En otro artículo, durante la ceremonia de envío de cuatro misioneras laicas Maryknoll, el Obispo Mark Seitz de El Paso va aún más allá, llamando a los misioneros Maryknoll “un grupo de soñadores” trabajando por un mundo que Jesús “soñó”.
De hecho, esta edición viene cargada de sueños. Mi artículo sobre el trabajo del Padre Kyungsu Son en Perú relata su esmero para ayudar a las personas ciegas a cumplir sus sueños y ser independientes. Otra historia, sobre las Hermanas Maryknoll en Camboya, refleja cómo realizaron su sueño de ayudar a los camboyanos a reconstruir su nación por medio de la educación.
También contamos la historia de un inmigrante guatemalteco que huyó de la violencia política para encontrar el sueño americano y ahora es líder del ministerio a indígenas de la Iglesia. Incluso nuestra columna Juntos en Misión se titula “Sueños de Maryknoll”.
Todos soñamos. Soñamos durmiendo y soñamos en nuestras esperanzas y deseos. Muchas personas, como se ve en nuestro artículo sobre el conflicto de Israel y Palestina, sueñan con la paz y la seguridad. Unámonos a ellos con nuestras oraciones para pedir lo mismo.
—Lynn F. Monahan, Director Editorial Ejecutivo