Padre Maryknoll Rodrigo Ulloa: De militar a misionero

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Por: OSV News
Fecha de Publicación: Sep 18, 2025

Por Maria del Pilar Guzman, OSV News

(OSV News) — Veintiún días después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, Rodrigo Ulloa se encontraba a bordo de un avión que volaba sobre el mar Atlántico. Como parte de la Fuerza Aérea, había sido desplegado al Medio Oriente por cuatro meses y, en ese momento, se dirigía de Norfolk, Virginia, a los Emiratos Árabes Unidos.

Fue en este contexto “que descubrí mi vocación”, expresó el ahora Padre Ulloa.

En medio de miembros de la Fuerza Aérea, la Armada, y el Cuerpo de Marines de todo Estados Unidos, la mirada de Ulloa se volvió hacia un soldado que estaba leyendo en el avión. Al verlo más detalladamente, se percató de la cruz cosida en la manga izquierda del uniformado y que el libro en sus manos no era uno cualquiera, sino una Biblia. Aquel soldado era un capellán militar, y estaba orando, relató el Padre Ulloa a OSV News.

“Él emanaba mucha paz, irradiaba mucha paz, y yo no me sentía en paz en aquel momento”, manifestó, añadiendo: “Entonces, para mí, (al) verlo todo sereno, calmado, rezando, pensé ‘wow'”.

“Esa fue mi primera señal”.

La segunda señal que el Padre Ulloa recibió –y que consolidaría su llamado a la vocación sacerdotal— fue en la fase final de su despliegue.

Durante los cuatro meses que vivió en los Emiratos Árabes Unidos, pudo conocer al capellán del avión, el Padre David Czartorynski, quien, durante ese tiempo, lo preparó para recibir el sacramento de la confirmación y lo invitó a discernir su vocación.

Con el corazón dispuesto para el ejército de Dios

Cuando retornó a la Base de la Fuerza Aérea Ellsworth en Dakota del Sur, donde estaba estacionado, el Padre Ulloa entregó al capellán de la base una carta sellada que el Padre Czartorynski le había mandado. Aquella carta revelaba que el Padre Ulloa estaba listo para recibir el sacramento de la confirmación.

Al final de esta nota, también estaba escrito: “Rodrigo quiere ser sacerdote“.

Al enterarse del contenido de la carta, el Padre Ulloa pensó: “(El Padre Czartorynski) vio algo en mí que yo no vi. Y, si se tomó el riesgo de escribirlo, yo me tomaré el riesgo de creerlo”.

“Entonces, le dije al capellán, ‘sí, (ser sacerdote) es exactamente lo que quiero ser'”, relató.

Desde temprana edad, en su nativa Guatemala, el Padre Ulloa creció en un ámbito católico, ya sea en su vida familiar como también en la escuela, donde había Misa diaria y donde la presencia de sacerdotes apoyaba al crecimiento en la fe de los estudiantes.

Hijo de un vendedor y de una bibliotecaria, el Padre Ulloa tuvo una infancia muy activa en la que practicaba muchos deportes, incluyendo fútbol, voleibol, y natación; también hacía picnics con su familia e iba de paseo a la playa con ellos una vez al mes. Cuando llegaban las vacaciones, él visitaba a su abuela materna en Florida y a sus tías en Virginia, donde estaba expuesto al inglés y a la cultura americana — que sin duda le sirvieron cuando su familia se trasladó permanentemente a Estados Unidos en 1999.

Fue un primo del Padre Ulloa que estaba en el Ejército quien lo alentó a enlistarse en la Fuerza Aérea, ya que podía ofrecerle financiamiento para una carrera universitaria. Sin embargo, cuando llegó el momento de decidir, él acudió a su familia, porque “si los sacrificios que hacemos están hechos dentro de un círculo familiar, tienen mucho más sentido que si los hiciésemos aisladamente”, expresó.

“Fue una decisión hecha en familia — ellos me apoyaron. Y esto es importante porque sería igual con mi vocación”, acotó el Padre Ulloa.

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El Padre Maryknoll Rodrigo Ulloa y otro sacerdote Maryknoll posan con una pancarta que comparte el mensaje de la sociedad misionera sobre la misericordia de Dios, en una foto sin fecha. Como director de vocaciones de los Padres y Hermanos Maryknoll, el padre Ulloa acompaña a jóvenes que disciernen un compromiso de por vida con la misión como sacerdotes o hermanos. (OSV News/cortesía del padre Rodrigo Ulloa, M.M.)

El Padre Maryknoll Rodrigo Ulloa y el Padre Maryknoll Hung M. Dinh posan con una pancarta que comparte el mensaje de la sociedad misionera sobre la misericordia de Dios, en una foto sin fecha. Como director de vocaciones de los Padres y Hermanos Maryknoll, el Padre Ulloa acompaña a jóvenes que disciernen un compromiso de por vida con la misión como sacerdotes o Hermanos. (OSV News/cortesía del Padre Rodrigo Ulloa, M.M.)

Ser misionero Maryknoll, su llamado

El Padre Ulloa dejó la Fuerza Aérea siendo un hombre muy distinto de aquel joven que alguna vez llegó a Rapid City, Dakota del Sur, cuatro años y dos meses antes. No solo tenía una licenciatura en informática y era un veterano que había servido en el Medio Oriente, sino que, también, había descubierto su vocación en el proceso — una vocación que lo llevaría a formarse en el sacerdocio para la Diócesis de Rapid City.

Sin embargo, tal como había pasado en aquel viaje decisivo al Medio Oriente, la tendencia de encontrar señales en los lugares menos pensados continuaría durante la trayectoria vocacional del Padre Ulloa.

Era un fin de semana de Acción de Gracias y el Padre Ulloa, quien se encontraba estudiando filosofía y teología en el Seminario del Inmaculado Corazón de María en Winona, Minnesota, fue invitado por otro seminarista a pasar el feriado en Goshen, Indiana. Cuando asistió a Misa aquel domingo allí, en la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, coincidió con un sacerdote Maryknoll que daba una charla sobre lo que era ser misionero.

“La palabra ‘misión‘ me intrigó. Sentí que era otra señal”, añadió. “Ya había estado expuesto a los viajes con la Fuerza Aérea, a otras culturas, y me había familiarizado con distintos idiomas y formas de pensar diversas, entonces, cuando (el sacerdote Maryknoll) presentó la idea de lo que era un misionero, eso me fascinó”.

Fue el entonces obispo de la Diócesis de Rapid City, el ahora cardenal Blase Cupich de Chicago, quien alentó al Padre Ulloa a seguir cultivando aquel interés por la misión.

Después de terminar su año en el Seminario del Inmaculado Corazón de María, el Padre Ulloa entró a Maryknoll en 2004, estudió una maestría en divinidad en la Unión Teológica Católica, en Chicago, y se ordenó sacerdote en 2011.

Sus primeros pasos en misión

Su primera misión después de su ordenación sacerdotal fue en Katmandú, Nepal, y su segunda misión fue en Taiwán, donde aprendió el idioma mandarín en una universidad de Taipéi.

Fue en Taiwán que, a pedido de la comunidad hispana, se convirtió en el asistente capellán de estudiantes becados provenientes de distintos países de Latinoamérica, incluyendo El Salvador, Guatemala y Paraguay. Esto llevó al Padre Ulloa a formar un grupo de jóvenes adultos llamado “Pescadores de Luz” y marcó su primera vez ministrando a esta población.

“Queremos ver a los jóvenes involucrados en su iglesia, ya sea como voluntarios o sirviendo de alguna otra forma”, dijo. “Queremos que los jóvenes tengan un conocimiento profundo de lo que la Iglesia es, de lo que la Iglesia tiene para ofrecer”.

Su apostolado con gente joven continuaría –y se extendería– cuando volvió a Estados Unidos y se convirtió en el director vocacional de Maryknoll en 2020. Ahora este misionero acompaña a hombres jóvenes entre 21 y 40 años que se encuentran en proceso de discernimiento vocacional hacia el sacerdocio o la hermandad — apoyándolos en un proceso que él experimentó hace años.

Durante este periodo de discernimiento, dijo, “queremos que ellos cultiven relaciones saludables, queremos que cultiven estar en oración, valores de responsabilidad”.

“Queremos que vean cuáles son sus prioridades en esta vida”, manifestó. “La Madre Teresa siempre decía ‘Hagan las cosas con amor’, entonces queremos que estos jóvenes hagan las cosas con gran amor”.

Al acompañar a jóvenes que están discerniendo hacer un compromiso de por vida, el Padre Ulloa los invita a no tener miedo.

“Estar donde Dios quiere que estés es algo que descubrimos de manera gradual, reflexiva y cuidadosa”, escribió el director de vocaciones en una reflexión para la revista Misioneros, una publicación de los Padres y Hermanos Maryknoll.

Y continúa rezando “para que todos los jóvenes respondan con generosidad al llamado de Dios”, ya que — cómo él descubrió al iniciar su camino hacia el sacerdocio misionero — “Jesús nos guía y nos sostiene en cada paso del camino”.

Imagen destacada: El Padre Maryknoll Rodrigo Ulloa, director de vocaciones de la Sociedad Misionera desde 2020, distribuye la Comunión en una foto sin fecha. El Padre Ulloa, quien emigró de Guatemala con su familia en 1999, empezó a descubrir su vocación sacerdotal durante un vuelo de despliegue a los Emiratos Árabes Unidos en 2001, mientras era miembro de la Fuerza Aérea. (OSV News/cortesía del Padre Rodrigo Ulloa, M.M.)

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